La rubia fue contundente al gritarle a su madre que no le abriría la puerta, estaba lo suficientemente alterada, su mamá ya la estaba perturbando y aunque la amara demasiado, no quería tenerla cerca ahora.
La revelación de algo tan delicado y personal como lo era su problema de estrés afectando su fertilidad era un tema que no deseaba compartir con ella, pero al insistirle tanto, se cansó y lo soltó sin pensarlo coherentemente, claro que comprendía que el modo en que se lo dijo era terrible, al grado de parecer una hija mal educada, como si fuera una adolescente rebelde y luego pensó que no, que era una reacción natural al ponerla y llevarla al límite de sus emociones, esperaba que entendiera que llegó a lastimarla con sus preguntas inoportunas, le daba miedo admitirlo, sin embargo, se encontraba en una crisis ahora.
Tomó una maleta, metiendo algo de ropa en ella, apuradamente, estaba pensando con la cabeza revuelta, irse a Rhode Island le parecía lo más acertado en ese momento, luego se detuvo, en seco, ¿Cómo se iba a ir así nada más sin sus bebés?, ¿Sin Travis?, nunca se separan por más de dos o tres días, iba a ser una tortura para ella y sus hijos, necesitaba aclarar su mente, todos sus miedos y problemas tenían una danza en su cabeza, regresó la ropa a su sitio, posteriormente la maleta, se tiró en la cama, necesitaba un tiempo fuera con urgencia.
Andrea entendió que hizo mal, no debió haber atormentado tanto a su hija, entre su preocupación solo pensó en ella, se sentía mal, egoísta, como la villana del cuento del que siempre ha tratado de proteger a sus hijos, bajó a la cocina mirando a sus nietos desayunar, Charlie seguía en pijama, Evie estaba reluciente posterior al desastre con la arena para gatos, comiendo.
—Travis— Andrea dijo al entrar a la cocina. —Hice una tontería enorme—
—¿Qué pasa? — volteó a verla extrañado.
—Taylor se encerró en la habitación molesta, creo que será bueno que vayas a verla, lo lamento, ella no está bien— estaba demasiado apenada.
—¿Pueden vigilar a los niños? —
Scott asintió sorprendido, vio que Travis se fue y volteó a ver a Andrea molesto, tenía muchas cosas que decirle, pero debía controlar su tono de voz.
En el pasado había discutido mucho con ella, y sus hijos fueron testigos de todas esas peleas con su exesposa, sus nietos estaban presentes desayunando con calma, no iba a ser impertinente causándoles recuerdos que no iban a poder olvidar, no repetiría lo mismo.
—Creo que no necesitas que te diga ahora mismo todo lo que estoy pensando, ¿Verdad? — solo pudo decir.
—Lo sé Scott, lo sé bien, no me recuerdes que lo arruiné enormemente— se sentó en la barra de la cocina sirviéndose algo de agua helada, tenía que calmarse también, confiaba en que Travis sabría manejar las emociones de su hija, porque ella, ya había fallado.
Kelce subió a toda prisa a la planta número dos de la casa, llegando a la puerta, verificó que sí, en efecto, estaba cerrada, Taylor gritó desde adentro pensando en que era su madre.
—¡Ya te dije que no te voy a abrir! — gritó.
Travis antes de responder pudo imaginar lo que había pasado. —Soy yo, Tay—
Ella dentro ya estaba hecha un desastre, la cama aun desarreglada era testigo de las lágrimas que estuvo derramando, la rubia trató de controlar con todas sus fuerzas no colapsar frente a su madre, porque veía que esa situación era demasiado personal para ella y su esposo, pero explotó, ahora lo sabía, no podía dar vuelta atrás.
La voz grave que tanto amaba volvió a sonar. —Tay, ¿Puedo entrar? —
Eso la sacó de sus pensamientos más extraños y pudo abrirle la puerta, quitando el seguro, volviendo con rapidez para tirarse en la cama.
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Eres mi juego final
FanfictionTaylor y Travis, después de un año de relación, se han convertido en padres de sus mellizos Evie y Charles, encontrándose con nuevos retos ante una paternidad bastante sorpresiva pero muy deseada, ¿Qué es lo que le depara a la famosa cantante y el j...