WINDY SPRING XVII

CAPITULO 4

El corazón de Kim Taehyung latía dolorosamente en su pecho. Podía escuchar voces retumbando por encima de él, pero no podía distinguir las palabras. Su dificultad para respirar solo empeoró cuando escuchó una puerta cerrarse y luego pasos caminando por el piso. Sabía que esconderse aquí era realmente una mala idea, pero la casa estaba vacía cuando la encontró, en ruinas como si nadie hubiera vivido allí en mucho tiempo. Había pensado que sería el lugar perfecto para esconderse. Luego se mudó Seokjin.

Tae sabía quién era Seokjin. Había oído mencionar el nombre del hombre muchas veces por los que se acercaron al lugar, para darse cuenta de que el hombre que había comprado la casa era el mismo que había recibido un disparo el día en que le dispararon a Tae. También sabía que el hombre había sido compañero de habitación de Xu Minghao, el hombre al que Tae se había visto obligado a humillar acusándolo de conducta sexual inapropiada. Tae había odiado hacerlo, pero había sido su única opción.

Tae estaba aterrorizado de lo que haría Seokjin una vez que descubriera a su invitado no invitado. Seokjin había recibido un disparo por su culpa. Su amigo había pasado por tanta miseria a causa de él. DK se había visto obligado a arrestar a su propio padre por su culpa. Habían sucedido tantas cosas horribles y todas conducían a él. Tae sollozó y luego se limpió la nariz con la manga de su camisa. Deseó poder simplemente huir, correr tan lejos como pudiera hasta encontrar un lugar donde nadie lo conociera o supiera lo que había hecho. Desafortunadamente, no tenía forma de correr. Había perdido su trabajo como paramédico. Cuando perdió su trabajo, ya no podía pagar su apartamento. Había vendido casi todo lo que poseía y se había quedado con algunos artículos personales. Ya ni siquiera tenía su coche.

Se sentía culpable por llevarse el sándwich de Seokjin, pero no tenía manera de ir a la ciudad, no es que realmente considerara ir a Windy Spring después de lo que había hecho, no tenía forma de comprar alimentos. Como vendió casi todo lo que tenía, no tenía forma de cocinar la comida, incluso si la tuviera. No era como si planeara pasar el resto de su vida en el sótano de Seokjin. Solo necesitaba el tiempo suficiente para averiguar qué iba a hacer, lo que estaba resultando más difícil de lo que pensaba. Tae se quedó sin aliento cuando se abrió la puerta de la parte superior del sótano. Se apartó de la luz que brillaba por las escaleras lo más lejos que pudo.

—Puedes salir ahora. El comisario se ha ido.

Oh Dios, iba a morir. Tae simplemente lo sabía. Seokjin se iba a dar cuenta de que era él quien estaba escondido en el sótano y el hombre lo mataría. Tae no era tonto. Había visto el tamaño de los músculos del hombre.

—Este pasaje es demasiado estrecho para que pueda ir allí sin meterme como un pretzel. —La voz de Seokjin era mucho más grave y amenazadora cuando volvió a hablar. —No me hagas bajar allí. No seré feliz.

Tae agarró su bolso en caso de que tuviera que correr y se puso de pie. Mantuvo un fuerte agarre en su bolso mientras caminaba lentamente hacia la luz. Tragó saliva y luego miró hacia lo alto de las escaleras. En cuanto sus ojos se encontraron con los de Seokjin, Tae bajó la mirada.

El enorme pecho de Seokjin se agitó cuando suspiró. —Sube, Tae.

Tae necesitó cada gramo de control para obligarse a dar ese primer paso. Uno a uno, subió las escaleras, cuando llegó a lo alto, no estaba seguro de qué esperar. Estaba casi seguro de que Seokjin lo agarraría y luego lo arrojaría por la puerta principal. Nunca esperó que el hombre simplemente retrocediera y le permitiera salir del sótano. Tae apretó su bolso con fuerza contra su pecho y rápidamente atravesó la puerta y salió al pasillo. Dio un par de pasos hacia atrás, asegurándose de que hubiera suficiente espacio entre él y Seokjin. Quería una ventaja si necesitaba correr.