Capítulo cinco

299 20 2
                                    

Llegado el fin de semana yo no tenía planes pero rápidamente encontré qué hacer. Salí a la puerta de mi casa y vi que el día estaba lo suficientemente bien como para salir a caminar. Por el bosque. Quería encontrar a Ian "por casualidad". Alice me había dejado salir pero no sabía que iba a caminar al bosque, le aterraba que lo hiciera.

Caminé un largo rato por ese inmenso lugar que nunca había recorrido. La música invadía mis oídos suavemente, el bosque era cada vez más hermoso y el clima era perfecto para recorrerlo. No hacía tanto frío como de costumbre y había una pequeña resolana. Todo en ese bosque era hermoso, había flores que jamás había visto, las raíces de los árboles eran gigantes y más de una vez casi me caigo. De hecho, así fue que lo encontré. Antes de caer al piso alguien me sostuvo por la cintura, me asusté al principio pero me alegré de no haber caído y quizás haber roto mi ropa. Tendría problemas con Alice si eso pasaba.

- Tienes que mirar por donde caminas en el bosque. Las raíces son bastante grandes – me dijo con una sonrisa y sin soltarme la cintura. 

- Gracias – dije totalmente avergonzada y con mis mejillas ruborizadas.

- ¿Qué haces caminando sola por el bosque? ¿No te dijeron que es peligroso? 

- Pensé que no lo era. Como tú sueles venir aquí y el día está lindo, pensé que podía...

- Que yo venga al bosque a pasar el día no quiere decir que no sea peligroso y que tú puedas. 

- Tienes una mala impresión de mí. Te aseguro que sé cómo cuidarme sola.

- Ya veo. Te súper cuidas de las raíces – me encantaba hablar con él, aún no sabía por qué. Empezamos a caminar sin rumbo fijo. 

- Que sea un poco torpe no quiere decir que no sepa cómo cuidarme. Aparte en este pueblito ¿de qué tengo que cuidarme? Los vampiros y los zombies no existen – bromeé. Su cara cambió. Parecía ser que él sí creía en los vampiros o en zombies –. Discúlpame si te ofendí. A veces no controlo mis palabras. Hablo de más, hablo rápido, me pongo nerviosa y...

- ¡Tranquila! – me dijo con una sonrisa y tomándome de los hombros interponiéndose en mi camino –. No me ofendes. Entiendo que no creas en vampiros – hizo una pausa – o en zombies. 

- ¿Debería creer? – su cara volvió a cambiar –. Perdón. No hablo más – rió de mi comentario.

- Creencias son creencias, cada uno elige en qué creer. Yo sé que existen... 

No era normal que alguien creyera en vampiros, pero respetaba su opinión. En siglos pasados en ese pueblo pasaron cosas muy extrañas. Según los libros de historia de la biblioteca, hubo varias guerras con seres extraños que vivían en el bosque y... ¿Vivían en el bosque como los Hale? Debe ser pura coincidencia. Bueno, esos seres vivían en el bosque y "se alimentaban de humanos". Más precisamente, de sangre humana. Algunos libros decían que eran vampiros pero otros decían que eran animales. Lo más lógico era que fueran animales, los vampiros, obviamente, no existen.

- ¿Lo dices por lo que pasó hace muchos años aquí? – le pregunté sin darme cuenta. 

- ¿Cómo sabes de eso? – me dijo un poco asombrado.

- Lo leí en la biblioteca. Mi madre trabaja allí y los días de lluvia debía ir porque no podía volver sola a casa. 

- Ah – rió incómodo –, no te dejes llevar por lo que dicen aquí. Hay cosas que no son ciertas, en esa época solían exagerar hasta rozar el límite de lo absurdo.

- Parece que hubieras vivido en esa época – reí de mi estúpido chiste. 

- Así fue – me quedé perpleja hasta que él se echó a reír –. ¿Es cierto que vienes de California? – cambió el tema.

- Sí, ¿cómo lo sabes? 

- Magia – respondió riendo. 

- Eres muy extraño – me miró sin entender –. Extraño en el sentido de misterioso. Varias personas me han dicho que no hablas con nadie y que si alguien se acercaba, simplemente lo rechazabas. 

- ¿Jason? – dijo adivinando. 

- No solo él... 

- No somos mucho de hablar con personas. Somos muy reservados. No nos gusta la gente que habla demasiado ni a nosotros nos gusta hacerlo – igual que yo, pensé. Éramos tan parecidos, creo que nos llevaríamos bien –. Tú eres una de las primeras personas que no me tienen miedo –. ¿Cómo podría tenerle miedo a una persona perfectamente hermosa?

La oveja y el leónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora