Cap 78

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Mantenia los ojos cerrados para dejar de sentir, le dolía todo su cuerpo y su mente se burlaba de ella. Cansada los abrió viendo a su esposo dormido profundamente en aquel incómodo sillón, temió hacer cualquier ruido. Cualquier mortifago estaba preparado para actuar.

-Tengo que salir- susurro, con todas sus fuerzas poso sus manos en la barandilla de la camilla, el colchón sonó. Conteniendo la respiración vio a Snape moverse levemente sin despertar, tímido al sentir el frío suelo en sus pies.

Sin nada más que pudiera hacer saco su varita y conjuro un bolita de luz en dirección a la puerta. No despegaba la mirada de Snape, su ritmo se elevó al ver con temor la puerta abrirse.

-Tranquila, no despertará, se que esto está en contra de mi código ético pero una de mis ayudante le ha traído un té que contenía una porción calmante- Nevan sonrió al ver a la mujer dejar de tensar su cuerpo, sabia que ella quería respirar y el tenía la solución. -Vamos- no espero que ella se moviera, con mucho cuidado la levantó en sus brazos.

Ya er atarde por lo que solo habían pasillos solitarios. Camino hasta una habitación vacía.

-Dejame aquí, no quiero ver que te metas en problemas- se recosto en la pared.

-Pero soy el encargado de tu salud y para eso necesitas salir de aquí- eso le llamó la atención por lo que con curiosidad trato de ponerse en pie. Con inocencia intento abrir la puerta siendo retenido por una mano más grande y suave. -Por ahí no-

-¿Por la ventana?- miraba atenta la altura donde estaban en aquel cristal. Escucho una risa detrás de su espalda que la contagio.

-Me encantaria hacerlo pero no- metió su mano en su chaqueta blanca y sacó una moneda. -Tengo muchos contactos en el Ministerio y como medimago debo tener plan b-

-¡Es un traslador!- se le tiro encima con tanto entusiasmo que cayeron al suelo. Eris beso ambas mejillas de aquel hombre.

-Sabia que te encantaría- la ayudó a ponerse de pie, con una mirada a su reloj de bolsillo colocó aquel objeto en el suelo, unos segundos después, la moneda comenzo a brillar y temblar. -Es hora-

Tomados de la mano fueron subcionados, daban vueltas hasta que sus cuerpos impactaron en un prado lleno de vacas y caballos.

Aturdidos trataron de recuperarse, Nevan fue el primero en levantarse. Examinó el lugar y sacudiendo su ropa fue en busca de la dama. Rellish estaba tratando de no vomitar, era una noche hermosa se escuchaba a los caballos relinchar.

-Estoy bien- afirmo sacudiendo su bata, la transformó en pantalones de tela y una camisa olgada. Sus pies estaban seguros con sus botas negras. Camino un poco sin saber que rumbo tomar. -¿Te irás ya?-

-Estaré a tu lado hasta que quieras volver- en el interior de Nevan rogó para que Eris nunca se lo pidiera, en las pocas horas que estuvo con ella vio su mirada afligida y atormentada. Se acercó a uno de los magnificos caballos y se subió a su lomo, transformó su ropa en algo más acorde con el lugar. -¿Le gustaría caminar todo el recorrido o subir a caballo conmigo?-

-Estas loco- le extendió la mano para ayudarla a subir, al estar listos el animal comenzo a trotar. Era un campo extenso con caminos hermosos llenos de vegetación, son rieron al ver personas caminar a la orilló del camino.

-Hay un pueblo por aquí- como lo menciono un pequeño pueblo les dio la bienvenida, el aire era fresco. Se orientaron bien gracias a la ayuda que cada local o sendero tenía un cartel, entraron a una casa grande que servía de alojamiento a extranjeros. Se bajaron del caballo y esto comenzo a trotar de vuelta a el campo -Debe estar entrenado- se tiró para ver a su compañera, al verla estaba cautivado.

-Crei que sería importante que cambiará el color- su cabello era largo y de un hermoso negro brillante.

-Te ves hermosa- la tomó de la mano y entraron, algunas mesas estaban ocupadas por familias que sonrientes comían o pasaban un buen rato. Un señor les sonrió indicándoles que se acercarán.

-Benvenuti nella mia piccola casa- (Bienvenidos a mi pequeño hogar) le brindó unas copas llenas de vino. Con cariño los tomó parte besar les las mejillas, Eris sonrió por tal atrevimiento y porque Nevan se sonr9jaba por la incomodidad. -Son extranjeros-

Ambos acompañantes levantaron las cejas al escuchar como hablaba su idioma. Asintieron, el hombre no tan mayor los tomó de los brazos hasta acercarlos a una mesa, sin haber pedido nada les sirvieron platos con delicioso pasta.

-Nos trajiste a Italia- le susurro a Nevan, este saboreaba cada exquisito platillo.

-¡Sorpresa mio angelo!- le levantó la voz en un tono feliz.

En otro lugar ajeno a todo, un muy inquieto Snape trataba de despertar. Comenzo sintiendose bien al revivir recuerdos de su juventud junto a su amada Lily.

Un solo iluminada esos recuerdos con pequeñas nubes que amenazaban con cubrirlo, esa odiosa nube era cierta peliblanca que aún en su mente lo hacía perder la cabeza.

"-¡Lily me duele!- argumento tras sentir aquel líquido limpiar sus heridas, su amiga sonreía por su dramatismo.

-Ya, tranquilo- lo tomó de la mano poniéndolo levemente nervioso. Snape quería decir algo, acercarse y brindarle una muestra genuina de agradecimiento. Dispuesto trato de besar su mejilla, con timidez se acercó.

-¡Ris a que no me alcanzas!-

Para el terror de Snape su oportunidad se había esfumado, Lily se levantó de su lugar favorito para ver a aquel par de niñas jugar sin percatarse de la presencia de ellos observarlo. Con molestia la siguió, la pelirroja sonrió cuando Eris tomaba en su espalda a su Petunia.

-Es increíble verlas Severus- sus ojos verdes nunca se apartaron de tal escena -Al verlas se que algún día muggles y magos podrán convivir juntos-

-No te adelantes Lily- sonó muy seguro de sus palabras -Petunia se alejara cuando sepa que Rellish es una de nosotros-

Si Lily se molestó no lo demostró, sabia que Severus tenía esa peculiar actitud que ella aprendió a tolerar, sin empezar una discusión volvieron a sentarse"

-Rellish- dijo aún dormido, su mano se cerró en un puño. Fue sumergido a un nuevo recuerdo, en este comenzo a soñar, escucho las quejas y gemidos de disgustos de su esposa. Vio el llanto y miedo en su mirada, cada vez que la lastimaba hasta que dejó de respirar.

"Eres iguala tu padre"

Comenzaeon a salir lágrimas que bajaron hasta su cuello.

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