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A pesar de todo tipo de intento, la llave no entraba en la cerradura, haciéndome formular en la mente una buena lista de maldiciones. Resoplé frustrada y le metí un buen puntapié a la puerta provocando solamente que los dedos debajo de las botas negras me dolieran. Empezaba a extrañar Seúl.

-No creo que se abra así.- Musitó divertida una voz suave como el terciopelo, detrás de mí.

Me giré avergonzada y me encaré con la perfección en persona. Noté como la boca se me abrió lentamente y como los ojos me destellaron de encanto.

Un joven delgado pero fornido, revestido de una piel suave y pálida, de cabello castaño claro, corto, pero algo alborotado, se situaba detrás de mi y de mi desordenado par de maletas negras que había dejado tiradas en el piso junto a mis pies.

-Emm...ah...-Genial, no pude articular nada inteligible o que tuviese significado alguno.

-Dejame adivinar, eres Heejin ¿Cierto?- Me sonrió mostrándo la perfecta hilera de dientes blancos, deslumbrándome.

Vaya, una perfecta sonrisa era enmarcada por unos labios aparentemente suaves y rosados; aquello era lo mas bello que había visto en lo que había llegado a Venecia.

-¿La amiga de Liz?-Preguntó, algo dudoso.

¡Maldición!¿Era necesario pegarme una bofetada para reaccionar? Sí, quizá sí; pero sólo me limité a sacudir ligeramente la cabeza.

-Sí, sí.- Me aclaré disimuladamente la garganta.-A las dos preguntas, sí.

Me sonrió con más ganas, como si me conociera de hace años y me desarmó por completo. Algo nuevo para mí.

-¿La puerta no abre?-Quiso saber.

-¿Ah?No, no...-Bajé la cabeza para ocultar el traicionero rubor de mis mejillas.-la llave no entra.- Expliqué.

-¿No entra? Uhm...¿Me permites?- Estiró la mano con la palma extendida hacia arriba.¿Que me creía?¿Una tonta?

Me atreví a levantar la vista para mirarlo.Era dueño de unos bellos ojos donde parecía que el mismisimo Picasso había creado una obra de arte. Le di la llave confiando completamente en aquel hermoso extraño.

Se acercó a la puerta de aquel departamento e intentó sólo  una vez meter la llave a la cerradura, cosa que no funcionó.

-Uhm...-La miró.- creo que te dieron la llave equivocada...

-¿Tú crees?-Dije, sarcástica.

Él rió y el soplo de su risa me acarició el rostro. Me obligué a aterrizar de nuevo en la Tierra puesto que había volado más allá de la última nube del cielo. Qué emociones tan extrañas estaba experimentando.

-¿Eres...vecino?-Pregunté, esperanzada, anhelando realmente que dijera que sí, que era dueño de alguno de los otros departamentos que habia en este edificio.

-No, no.

-¿Entonces...cómo sabes mi nombre y que soy amiga de la chica que vive aquí?-Hice una pausa frunciendo el ceño.- Kim Jiwon vive aquí,¿cierto?-Pregunte, recelosa.

Él rio aún más, como si mi ingenuidad le resultara graciosa. Bueno, quizá para él sí.

-Sí, Jiwon vive aquí.- Señalo el departamento marcado con el 312 en el que antes había intentado meter la llave.- Es raro que no se encuentre.- Dijo sorprendido.- Y bueno, ella me habló de ti, me dijo que esta noche llegarías y estaba muy emocionada por la noticia.- Me sonrió.

-¿Y tú eres...?- Entrecerré los ojos.



Historia original de @JalyHg





❅Manual de lo prohibido❅ - AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora