Jungkook se encontraba solo en su espaciosa oficina. El ambiente estaba sumido en un silencio tenso, roto ocasionalmente por el tintineo de un vaso de whisky que sostenía en su mano.
Mientras observaba el líquido ámbar danzar en el cristal, los recuerdos del momento candente que había compartido con Jimin llenaban su mente. La pasión y la intensidad del encuentro seguían reverberando en su ser, creando una sensación de anhelo y deseo dentro de él. Había sido excitante y emocionante, pero ¿Estaría dispuesto su asistente a más que un sexo vainilla?
Desde que lo conoció, pensó en él como sumiso pero al mismo tiempo, creía que el rubio era demasiado irreverente como para aceptarlo.
Sus ojos se desviaron hacia la imponente caja fuerte que se encontraba en una esquina de su oficina. Un impulso repentino lo invadió y se acercó, introduciendo el código secreto y abriendo las enormes puertas de metal.
Dentro de la caja, reposaban un collar y un anillo, ambos elegantemente adornados y esperando su propósito. Jungkook los había guardado durante mucho tiempo, sin estar seguro de cuál sería el momento adecuado para dárselos a alguien.
Mientras sostenía las piezas en sus manos, contempló la idea de ofrecérselos a Jimin. La profunda conexión que habían forjado, junto con el fuego de la pasión que había surgido entre ellos, le hacían considerar la posibilidad de llevar su relación a un nivel más alto.
En medio de sus pensamientos, una sonrisa suave se formó en sus labios. La idea de presentarle al menor, los accesorios como símbolo de su posible relación estaba tomando forma en su mente. Sin embargo, también surgían dudas mientras consideraba las implicaciones de tal gesto.
Jeon sabía que debía sopesar cuidadosamente sus planes e implicaciones de ofrecerle a Jimin esas joyas. La decisión no podía tomarse a la ligera, ya que implicaba volverlo parte de su mundo.
Habían pasado dos días desde aquel momento. La muerte de Jay no tenía un culpable, ConectyKom estaba siendo extorsionado a niveles extremos por los matones de Jungkook y lo demás, seguía como siempre: siendo un éxito para él.
Sacó su teléfono y llamó a su asistente. Por alguna razón, sentía la necesidad de monitorearlo la mayor parte del tiempo.
— Señor... — cerró los ojos deleitándose con su suave voz. Le encantaba como se escuchaban los honoríficos viniendo de él.
— ¿Qué haces?
— Estaba cenando ¿Y usted?
— Trabajo...
— ¿Aún? ¿Cómo se siente?
— Ya estoy bien... Necesito hablar contigo.
— Pensé que eso hacíamos.
Sonrió — De algo más.
— ¿Quiere que vaya?
— No... Iré a verte al terminar aquí o tal vez mañana por la noche.
— Está bien, señor.
— Descansa.
La llamada terminó y por otro lado, Jimin se encontraba pensativo. Desde el día del evento no habían tocado el tema. Le causaba intriga lo que Jungkook tenía para hablar y al mismo tiempo, fantaseaba una y otra vez con ser tomado de verdad cómo quería.
Terminó su comida y se acostó a dormir para despertar poco después e ir al trabajo. Era una rutina diaria, que, aunque cansada; emocionante por ver al pelinegro otra vez.
El día inició de manera tranquila, Jimin se encontraba realizando sus labores como de costumbre. Su escritorio estaba ocupado con una variedad de tareas administrativas, correos electrónicos y documentos por revisar, atendió llamadas telefónicas, coordinó reuniones y mantuvo el flujo constante de comunicación entre Jeon y otros miembros del equipo.
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When no ones sees' - Kookmin
FanficNormalmente le tememos a lo desconocido, a lo prohibido y peligroso. Seguimos a las multitudes como robots y dejamos a un lado lo que verdaderamente queremos. Sin embargo, Jimin no es así. Mientras mayor sea el reto y más probabilidades existan de f...