Después de abrir el libro de las ocho llaves, los chicos aparecen en distintos puntos geográficos; en un lugar distinto cada uno, desconcertados e incomunicados.
A partir de ese momento, tendrán que descubrir cuál es su misión, enfrentando a todo a...
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VALENTINA.
Finalmente quién ganó fue Rama. Perdimos como diez minutos mientras él y Nacho jugaban para no tener que llevar a Tefi mientras Tina quería darles un buen jalón de pelos. Terminé sintiéndome mal. Nacho se veía realmente asqueado y no lo culpaba porque el olor que emitía Tefi era fuerte, así que a mí, no me quedó más que prometerle que podía ir luego conmigo pese a los reclamos de Rama. Tuve que pedirle a la castaña que no se moviera tanto y, felizmente, ella obedeció.
Abrí la pequeña cajuela de la camioneta y solté un pequeño gritito al encontrar un aromatizante. Era algo bueno dentro de todo.
—Tefi, ten— se lo entregué —Rocía un poco y... no muevas mucho los brazos— le pedí.
La castaña comenzó a rociar más de lo debido, sin embargo el olor no parecía querer irse.
Pasó más de veinte minutos donde solo podíamos ver tierra y nada más. Si bien seguíamos esa señal que suponíamos significaba algo, pensé que todos veríamos algo por el camino que pudiera ayudar y claramente estaba equivocada.
—Ay, no soporto más— Nacho se quejó asqueado.
Entreabrí la boca para decir algo, pero Justina me interrumpió con un grito.
—¡No!
Enseguida, la miramos.
—¿Qué pasó?
En lugar de respondernos, ella señaló al frente. A todos se nos escapó un pequeño jadeó cuando dos policías estiraron la mano, pidiendo que paremos.
El auto que nos trasladaba era robado, así que eso nos iba a meter en problemas. ¡Podía ir a la cárcel por eso! Oh, Dios, estábamos en problemas.
Rama soltó un quejido.
—¡No, preso por chorear un auto no quiero ir, eh!
Lloriqueé —¡Tampoco quiero irme presa!
—¡Silencio entierrrrro! El problema no es el auto.
No supe a qué se refería, pero la sentí sospechosa. Uno de los oficiales nos saludó con la mano por la ventanilla.
—¡Hola, amigos!— exclamó el oficial.
¿Qué hizo Tina en lugar de detenerse? Ella siguió. No sabía si aquella era una buena idea o no.
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NARRADOR OMNISCIENTE.
Caridad, Valeria, Luca y Lleca iban caminando en búsqueda de aquella señal. Estaban agotados y ya querían llegar a su destino.
