Desafío

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Finn:

Entré en el consultorio, y la visión de Marcelo hablando con mi padre hizo que mi mandíbula se tensara involuntariamente. Su presencia allí me irritaba profundamente. Cada palabra que salía de su boca me enfurecía más, recordándome la influencia que tenía sobre Andrea y cómo la manipulaba.Observé a Marcelo con una mezcla de desdén y furia contenida. Cada gesto suyo me resultaba irritante, y no pude evitar sentir un impulso violento. Quería hacerle pagar por todo.

Por un momento, pensé en ignorarlo por completo, en pasar de largo como si fuera invisible. Pero Joel, me dio " La mirada" como solíamos decir con mi hermano, era la advertencia que me lanzó mi padre, para recordarme que debía mantener las formas. Entre dientes, le espeté un escueto "buenos días", sin estrechar su mano, dejando claro mi desagrado, antes de dirigirme hacia donde estaba sentado Joel, mi padre, buscando refugio junto a él.

- Creo que podremos hacer mucho contigo y solucionar lo que está mal. Mi secretaria te tomará todos tus datos y te agendará una próxima cita. Solo debemos hacer más estudios, los cuales te indicaré ahora mismo. Puedes hacerlos en nuestra clínica en Milán o aquí mismo - hablaba mi padre en su manera seca y monótona, mientras prescribía todo.

- Me los haré en un laboratorio privado de un amigo. No creo que eso sea un inconveniente - respondió Marcelo con serenidad. Mi padre alzó la mirada por un segundo y luego volvió a escribir.

- Como gustes, solo tráelos en la próxima consulta. Veré con mi hijo cómo seguir, él está más en contacto con este tipo de casos difíciles - susurró Joel con un doble sentido.

Marcelo se puso de pie, tomó la prescripción médica y estrechó la mano de mi padre para agradecerle. Sugerí a mi padre que debía ir a que el médico general de la clínica le hiciera un chequeo físico antes, solo para demorarlo, porque no lo necesitaba, pero como pensaba irme con Andrea, no quería esperar a que ella le diera mil explicaciones antes, tampoco lo iba a permitir.

Mi padre sabía que no era necesario, pero alzó su teléfono y le avisó a uno de los doctores, hablando en dialecto suizo, diciéndole que se tomara su tiempo. Joel, cuando quería, era más malo que yo. Luego, Marcelo, extendió la mano hacia mí. Me miraba desafiante y yo casi no podía contenerme para no agredirlo. Mi padre me hizo un gesto para indicarme que salude, así que acepté su mano, pero apenas le saludé sin decir una palabra.

- ¿Sabes dónde se hace los estudios? - Me preguntó Joel, sin dejar de mirar por dónde se marchaba Marcelo.

- Sí, no te preocupes. Mejor para nosotros que los haga allí, no somos responsables de nada - Agregué con las manos en los bolsillos, muy tranquilo. Había cubierto cada cosa de este imbécil, y ya sabía cómo obtener lo que quería. Me había adelantado a todos los posibles problemas.

- La verdad, al principio pensé que tú y Zoe estaban locos. Pero... apenas lo vi, me generó un rechazo inexplicable. Mira a Andrea como si fuera su presa. No sé cómo descifrarlo, pero ten cuidado. Este hombrecito no es lo que parece, hasta creo, que si no me equivoco, puede ser bipolar - Me aconsejó Joel poniéndose de pie.

- Es un gran manipulador, de los peores te lo dije- Recalqué de inmediato.

- Eres inteligente, Finn. Sabes leer el alma de las personas y sus intenciones. Pero yo tengo experiencia, y ese sujeto es inestable, se nota. Esconde una doble personalidad, es obsesivo, mentiroso compulsivo, y obsesivo. Me dijo que Andrea y él se tomaron un tiempo, y luego que se recupere de su enfermedad volverán a estar juntos. ¿Me cree idiota? Conozco a esa niña, sé que no sabe cómo sacárselo de encima, y del amor que tiene hacia ti. Pero suponiendo que no fuera así, Andrea jamás abandonaría a alguien que la necesita. Debería dejarlo tirado como el perro que es ahora y no lo hace - Joel estaba que explotaba, y a mí me servía, porque si no soportaba a Marcelo, era mejor. Sin contar que iba a cuidar a Andrea con su vida.

Sencilla dignidad- La liberación de los secretos - Libro IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora