Epílogo

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«Cuenta la leyenda, que el sol está tan enamorado de la luna, que cada día cruza el cielo para estar con ella. Pero cada noche la luna aparecía en el cielo nocturno, buscando a su eterno enamorado sin encontrarlo por ninguna parte.

Hasta que una noche, ambos coincidieron en el mismo punto y pudieron reencontrarse durante unos momentos para disfrutar de su amor».

—¿Esos son los eclipses, mamá?

—Sí, hija. Por eso ocurren los eclipses.

—¿Y cuando no hay?

—Pues... el sol sigue cruzando el cielo para encontrarse con su amada luna. Todos los días.

—Eso es muy lindo. Yo quiero que alguien me quiera como el sol quiere a la luna.

—Aún eres muy pequeña para eso, pero lo encontrarás, mi amor. Alguien que cruce el cielo por ti.

—¿Y si yo quiero cruzar el cielo?

—Eso sería mejor aún, hija. Estaría muy orgullosa de ti.

—¿Ya se durmió?

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—¿Ya se durmió?

El susurro de Iker apenas se oye cuando asoma su cabeza por la puerta de la habitación. Le pongo un dedo en los labios pidiéndole silencio.

—Aún no —musito.

Entra de puntillas, sentándose al otro lado del colchón, dejando un beso en su cabeza.

—¿Qué historia pidió hoy? —susurra, en murmullos tan bajos que apenas logro escuchar.

—Su favorita.

—Igual a su madre —sonríe, alargando la mano, acariciando mi mejilla.

Nos quedamos en silencio, esperando que nuestra hija cierre los ojos y se suma en un sueño profundo. Miro a Iker y asiento, indicándole que ya es el momento.

Él se inclina y le susurra un 'buenas noches' antes de besar su rostro, cerrando los ojos en el proceso. La observa un momento largo, guardando en su memoria este instante, tal como lo hace todas las noches.

Un momento imposiblemente cotidiano, que, para él, se ha transformado en la más maravillosa de las experiencias.

—Buenas noches —susurro, dejando un beso en la pequeña cabecita de nuestra hija—. Dulces sueños, Aurora. 

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Nota de autora:

Infinitamente agradecida a quienes lleguen a esta parte de la historia, ya sea en medio del concurso o después. Su apoyo siempre será muy bien recibido. 

También a me alegro de haber participado en los ONC este año. Aprendí mucho de mi propia escritura y ahora sé que puedo contar una historia en menos palabras de las que creí. 

No sé qué pase con el concurso, pero ya haber terminado esta historia que tenía muchas ganar poder escribir, es un enorme logro para mí. 

¡Nos leemos en otra historia! 

¡Nos leemos en otra historia! 

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Donde el sol se escondeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora