Tiempo fuera PARTE 2

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ADVERTENCIA: Contenido +18

—Tay— Kelce miraba con los ojos bien abiertos lo que su esposa estaba haciendo, él no iba a tener el control de esto, tan solo pensaba que sus suegros se encontraban abajo comiendo helado con sus hijos y que tendrían poco tiempo para tener sexo, porque claramente, esa era la intención de Taylor, ¿Era buena idea luego del colapso emocional que tuvo?

—¿Sí? — deshizo por completo el nudo de su bata.

—¿Te sientes bien para esto? — se aclaró la garganta. —Es decir, para tener sexo, ¿Eso quieres? —

—Bueno, ya sabes lo que dicen, un gran neutralizador de estrés es tener sexo, así que, sí, eso quiero— dijo segura. —¿Podrías colocarle el seguro a la puerta? —

La voz tan sensual que tuvo su esposa en ese minuto logró descolocarlo. —¡Sí! — con una enorme sonrisa, fue a la puerta para cerrarla bien.


No iban a poder tomarse tanto tiempo como cuando lo hacen de noche con todos dormidos, sabían que en cualquier momento sus bebés podían necesitarlos y venir a tocar la puerta, debían darse prisa.

Taylor ya estaba en medio de la cama, lanzando su bata al lado de donde siempre duerme, eso hizo que Travis se volviera loco, su miembro lo dio a conocer tan pronto como ella actuó de ese modo, no quería sentirse como un adolescente precoz, pero es que la rubia siempre lograba ponerlo así en tan solo segundos, ¿Cómo era posible eso?, sin duda contaba con un gran don, o él era muy caliente, las dos posibilidades estaban abiertas, debía apresurar el acto, el tiempo lo tenían medido con la visita de los señores Swift y los niños despiertos, la siesta se acercaba y debían ser lo más silenciosos posibles, por lo cual, Kelce tomó el paso de quitarse todo por él mismo, dejando su ropa tirada en el piso.


Subió a la cama acorralándola con su enorme cuerpo, respirando entrecortadamente por lo que ya estaba ansiando hacer, Swift rio, llevando sus manos a la cara de su gigante, acariciando como siempre le encanta hacer, la cara de su esposo, sintiendo los vellos de su barba, en esos días se la había dejado un poco más larga, hasta que su barbero regresara de vacaciones prometía cortarla, a su gusto, lo notaba más varonil todavía, aunque en todas las facetas que él quisiera probar, desde no llevar nada, el bigote gracioso o la barba más sexy, lo que sea lo adoraba.

Lo que estaban haciendo sin duda ya bajaba el cortisol en Taylor, la hormona del estrés podía desaparecer con ese tipo de acciones, Kelce se acercó a ella para besarla, quería dejar marcado cada centímetro de su piel que olía a su jabón con aroma a algodón de azúcar.

—Así me dan más ganas de comerte— la cara de Travis estaba sumergida en la clavícula de su esposa, besando con entusiasmo succionando al mismo tiempo, no acostumbraba tanto a dejarle los muy reconocibles "chupetones", sin embargo, esta vez, tenía muchas ganas de hacerlo, dejarla marcada era uno de esos placeres culposos que pensaba hacerle de vez en cuando.

Swift dejaba que su esposo hiciera lo que deseara, probablemente se arrepentiría después por que no podría usar un traje de baño decente si planeaba ir a Rhode Island, aunque en el calor del momento no le interesaba eso, la rubia le acariciaba la espalda, sintiendo como el miembro de su enorme hombre le presionaba en las piernas, ya sentía que era momento de que estuviera dentro de ella, esperar y juguetear en ese instante no era lo mejor, no poseían tanto tiempo para llevar a cabo todo ese acto de manera más alargada.

—Trav— lo besó.

Ni siquiera tuvo que decir la frase completa para dar a entender lo que quería, Travis lo pudo captar perfectamente, tomó su miembro para acomodarlo y adentrarse en ella, le gustaba ver las expresiones que hacía su esposa, viendo cómo se arqueaba al sentir ese contacto con él, sabía que no podía hacer ruidos porque eso iban a oírlo todos, tuvo que tragarse con toda la fuerza del mundo los gemidos que tenía ganas de sacar.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora