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Matsuno Chifuyu

Decidí mantener un ojo vigilante sobre ellos, sospechando que la situación podría volverse más complicada de lo que esperaba. Mina y Ryusei parecían tan cómodos juntos, como si tuvieran una conexión especial que yo no podía entender del todo. Mientras caminábamos, intentaba encontrar una oportunidad para acercarme a Mina, pero la presencia constante de Ryusei lo hacía difícil. No podía evitar sentirme excluido de su círculo íntimo.

A medida que avanzábamos, noté que Mina y Ryusei intercambiaban miradas y sonrisas cómplices de vez en cuando. Era evidente que tenían una relación profunda y que se entendían mutuamente de una manera que yo nunca podría. Me sentí un tanto incomprendido y fuera de lugar, como si estuviera atrapado en medio de algo que no podía controlar.

Caminábamos por las calles iluminadas por la luz de la tarde, y me di cuenta de lo mucho que me afectaba la cercanía entre Mina y Ryusei. Cada risa compartida, cada gesto de complicidad. ¿Por qué no podía tener esa misma conexión con ella? ¿Por qué siempre me sentía como un espectador, en lugar de ser parte de eso?

Traté de apartar esos pensamientos de mi mente y me concentré en seguirles el ritmo a Ryusei y Mina en la conversación. Pero por más que intentaba participar, siempre me encontraba un paso por detrás de su complicidad. Ryusei parecía saber exactamente qué decir para hacer reír a Mina, mientras que mis intentos de hacer lo mismo solo conseguían sonrisas forzadas.

—¿Qué opinas, Chifuyu?— Preguntó Mina, rompiendo momentáneamente mi ensimismamiento.

—Oh, eh, sí, estoy de acuerdo.— Respondí apresuradamente, sintiéndome un tanto abrumado por la repentina atención.

Ryusei me miró con curiosidad, como si estuviera evaluando mi respuesta. —¿Estás bien, Chifuyu?— Inquirió con un tono ligeramente burlón. 

—S-sí, sí, estoy bien.— Balbuceé, tratando de recuperar mi compostura.

Mina rio suavemente y me lanzó una mirada comprensiva. —No te preocupes, Chifuyu, a veces Ryusei puede ser un poco intimidante con sus preguntas tan directas.— Dijo con una sonrisa tranquilizadora.

Esa pequeña muestra de apoyo me reconfortó, aunque solo fuera por un momento. Seguí caminando junto a ellos. Antes había decidido ser alguien útil para Baji-san, ahora estaba decidido a encontrar una manera de ganarme un lugar genuino en la vida de Mina. ¿Lo hacía por competir con Ryusei? No lo sabía pero si tenia en mente ganarme su confianza y ser llamado por ella con cariño.

Finalmente llegamos a casa. Ryusei iba a irse por lo que comenzó a despedirse.

—Es hora de que me vaya. Nos vemos mañana, Mina— Sonrió acariciando su cabeza con ternura. Estaba comenzando a irritarme. Podría dejar de coquetear fuera de la escuela ¿no? —Tu.— Esta vez se dirigió a mi. —¿No tienes una casa donde dormir?— Una vena en mi frente comenzó a palpitar con fuerza.

—Vivo aquí. En el segundo piso...— Al decirle eso, satisfacción corrió por todo mi cuerpo. La expresión de Ryusei cambió por completo. 

Después de esa pequeña conversación, se ofreció a quedarse un rato más, pero Mina le aseguró que estaría bien y que prefería descansar. Lo vi mirar hacia donde estaba mi departamento, dos pisos más abajo, con una expresión indecisa en su rostro. Por un momento, pensé que insistiría en quedarse, pero luego, con una ligera inclinación de cabeza, se despidió y se marchó.

Cuando nos quedamos solos, un silencio incómodo se instaló entre Mina y yo. No estábamos acostumbrados a estar solos juntos de esta manera, y la tensión se podía sentir en el aire.

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⏰ Última actualización: May 18 ⏰

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Yūgen - Matsuno Chifuyu/Ryusei Sato X OCDonde viven las historias. Descúbrelo ahora