III
H O P E
Cuando abrí los ojos, el cuerpo aún me dolía.
Me sentí encandilada por la iluminación del lugar, miré a mi alrededor, estaba como en una enfermería, asumí. Junto a mi camilla, estaba Charlie.
— ¿Cómo te sientes? —se apresuró en preguntar—
Sobé mi cabeza, tratando de procesar lo que había pasado hasta el momento. De todas maneras, ¿qué clase de pregunta era esa?
Charlie pareció leer mi expresión. — Lo siento, debes sentirte abrumada. Y probablemente no estoy ayudando mucho.
— ¿Cómo está mi mamá? —lo interrumpí—
Él suspiró. — Bien. Está bien, pero pasarán unos días antes de que despierte.
Respiré aliviada, lo único que no podía permitirme perder es a mi mamá.
— ¿Por qué tienes pies de cabra? —pregunté—
Ya sé que tenía muchas otras cosas más importantes que preguntar, pero vamos, no es normal que tu mejor amigo repentinamente tenga pies de cabra. Tampoco era normal nada de lo que está pasando, en realidad.
— ¿Eres una...?
— No —él negó, antes de que siquiera me dignara a preguntar algo—. No, Hope, no soy una cabra. Soy... Un sátiro.
Miré el techo pensando. Sátiro, mi mamá me habló de ellos.
— O sea, eres mitad cabra.
Charlie respiró profundo. — Ya que —él se levantó de hombros—. Los sátiros nos encargamos de vigilar y proteger a los semidioses, antes de que descubran lo que son y asegurar su llegada al Campamento. Me asignaron como tu sátiro protector.
Bajé la mirada unos segundos, asintiendo mientras procesaba la explicación de Charlie. ¿Había sido mi amigo solo por el bien de su misión?
Él ya lucía bastante nervioso, así que decidí no ahondar en ese tema. Aunque la duda quedó en mi.
— Ten —él me tendió algo, la garra del grifo que pulvericé—.
— Que asco, ¿para qué me la das?
— Es tu trofeo de guerra, por haber matado a ese grifo.
— Quédatelo, o... Tíralo por ahí —arrugué la nariz—.
Charlie ladeó la cabeza, decidiendo cambiar el tema.
— Te llevaré con Quirón, es el director del Campamento.
— ¿Quirón? Cómo el... ¿Cómo el centauro, Quirón?
Él asintió, sonriendo. — ¡Sí!
Asentí en silencio, vale, que normal todo. Completamente normal, Hope.
Charlie ayudó a ponerme de pie hasta que pude estabilizarme por cuenta propia.
Después de salir de la enfermería, sintiendo miradas sobre mi, caminamos un poco y pude divisar a un centauro. Use todas mis fuerzas para no desmayarme, todo era tan normalmente extraño, nadie cuestionaba que el director del Campamento en medio de una montaña de Long Island era un hombre mitad caballo que tenía milenios de edad.— Hope Jackson —Quirón me miró, de algún modo, hacia sonar todo como si fuera algo solemne o sacado de un relato épico—, me da gusto poder hablar contigo. Gracias, Charlie.
Charlie le dió una sonrisa, apretando mi hombro y dándole una mirada alentadora antes de alejarse. Simplemente genial, gracias por el apoyo moral, supongo.
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The Prophecy
Science FictionLa profecía de los siete debió haber tomado lugar muchos años atrás, siendo Percy uno de ellos, habiendo rechazado la inmortalidad anteriormente. Pero, ¿qué pasa si Percy aceptó ser un dios? Algunos pensaron que la profecía se cumpliría de todas for...