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Las lágrimas normalmente acompañadas del llanto son una forma de desahogarse y una de la mas puras formas de expresión siendo capaces de mostrar dolor, alegria, tristeza, impotencia, furia o incluso amor en una sola de estas gotitas de agua salada.

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Sábado en la madrugada, las calles del cielo seguían "obscuras" teniendo como unica iluminación las juguetonas estrellas que flotaban en las calles y patios del paraíso eterno; una hora en la que Adám debería de estar durmiendo comodamente en su acolchonada y mullida cama pero en cambio volaba a toda velocidad entre las calles esquivando las estrellas con algo de dificultad y siguiendo de cerca a una bonita estrella fugaz llegando a los suburbios pasando frente a la fachada de diferentes casas de todos los estilos y tamaños únicamente dejando una estela dorada en su camino, sentía los ojos pesados y el cansancio subir por su espalda pero había echó una promesa y no la rompería... Aunque le daría vergüenza que lo lleguen a ver con esa pijama de tiburón que tenia puesta, !pero es que no siquiera le dio tiempo de cambiarse!, ¿Porque las calles eran tan largas?.

—oh no— murmuró antes de chocar de lleno con una estrella fugaz — !AH!¡puta madre esto duele!— se sentó adolorido en el suelo sintiendo algo salir de su nariz por lo que tanteo con sus dedos antes de mirarlos y verlos manchados de dorado— maldición— suspiro volviendo a ponerse de pie y emprender nuevamente el vuelo intentando alcanzar la estrella.

De a poco volvió a ganar velocidad mientras se limpiaba la nariz con un pañuelo tratando de detener la hemorragia nasal, maldita estrella que salio de la nada y maldito Lucifer, ¿Porque? No lo sabe pero si podia maldecir a Lucifer lo aria. Su vuelo se realentiso al divisar una pequeña casa azul pastel de la cual asomaba una mujer mayor llamandolo con la mano reflejado en sus ojos preocupación.

—oh, que bueno que esta aqui — la mujer lo dejo pasar giandolo por el pasillo— no quiere dormir, se despertó hace veinte minutos y no logro que duerma entonces medijo que mando a buscarlo— la de pelo canoso abrio una puerta pintada de azul con un arcoiris dejando ver en su interior a un pequeño Damian sentado en su cama, abrazando sus piernas y mirando por la ventana.

—ah, vallase a dormir señora, yo me encargo— resibio un agradecimiento antes de que la mujer se dirigiera a su alcoba, suspiro antes de entrar a la abitacion serrado la puerta y caminando hasta la cama para sentarse en la orilla de está.

—...perdon si es muy tarde — Damian murmuró al sentir el colchón undirse ligeramente.

—no te preocupes, yo ya te había dicho que podes llamarme cuando lo necesites— se quito sus pantuflas y se acomodo mejor en la cama— ¿estas bien?— pregunto puesto que no se le hacía normal verlo tan tranquilo después de una pesadilla.

—...si, solo...¿Puedes quedarte a dormir conmigo?...como...como en una pijamada — Damian se escondió mas en sus rodillas.

—me parece bien—el castaño se acostó en la cama cubriendose con las cobijas suspirando al sentirse comodo— ven acá — Adám abrio los brazos recibiendo al menor entre ellos el cual se acurrucó en su precho— buenas noches Damian— murmuró serrando sus ojos.

—buenas noches, papá— el menor sintió las caricias en su espalda parar de manera pausada.

Adam no era tonto, o no, no, no, el sabía que algo estaba mal con el menor misma razón por la que no se durmió y simplemente fingió quedar dormido hasta que sintió unas manos apretado su ropa y el cuerpo del menor temblando al empezar a llorar en silencio, sabia que el menor se hacia el fuerte puesto que ya lidio con una situacion parecida con anteriorida; abrio sus ojos mirando el el cuerpo tembloroso del menor por lo que reanudo las caricias en la espalda del menor causando un brinquito en este.