CAPÍTULO 59 Mío

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Después de que Taylor se despidiera de sus padres, emprendieron el viaje a Rhode Island, esta vez, la rubia estaba preparada, no iba a permitir que su hijo se mareara de camino a su destino, porque ella de primera mano sabía lo que es estar con esos malestares tan incómodos, consultó con su doctora un medicamento seguro que pudiera darle a su bebé y que lo pasara mejor, lo malo de ello, es que la medicina lo mantenía dormido, por lo mismo el efecto para evitar que se sintiera mal era dormir.

—Mami— Charles estaba somnoliento, no aguantaba el sueño que le daba la medicina anti-mareos.

—Ven bebé— lo cargó, besando su mejilla, solo quería que se sintiera bien.

Charlie se acurrucó en su mamá para dormir, Taylor le acariciaba el cabello arrullando a su bebé, mientras miraba como Evie estaba en su asiento, al lado de su esposo, con ese juguete que todos ya odiaban.


"Clack, clack, clack, clack, clack"

Travis al oír ese sonido sabía que iba a ser un viaje largo. —Nena, ¿No quieres que guardemos el hipopótamo para que tomes una siesta? —

—¡No!, mío— abrazó el juguete, pataleando molesta.

—Maldición— susurró. —Nena, te amo, pero esa cosa me va a volver loco— se tapó la cara.

La niña no entendía nada, así que siguió presionando ese botón para que el hipopótamo abriera y cerrara la boca. "Clack, clack, clack, clack", le divertía tanto que podría entretenerse con eso por horas.

—Tay— Travis volteó a ver a su esposa.

Ella rio. —Recuerdo que dijiste que podrías quitarle eso, no veo resultados Kelce—

—Demonios, suenas igual que Andy Reid— rio. —Algo se me tiene que ocurrir— no se iba a dar por vencido, tan solo debía seguir pensando en como hacer que su hija olvidara esa obsesión por el juguete.

Iban a pasar la última semana del mes de abril en Rhode Island, unas cortas vacaciones familiares antes de volver a las ocupaciones que estaba teniendo Kelce, había sido invitado a trabajar en un programa popular donde él sería el presentador principal, mientras Taylor descansaba de la música y se concentraban en sus hijos, él tenía otras cosas que hacer, el trabajo nunca paraba del todo, ambos lo sabían, pero al menos lo que hacen les permite estar de lleno con sus bebés o lo más que podían.


Llegando a Holiday House, Charlie estaba adormilado, apenas el efecto de la medicina estaba pasando, se encontraba en los brazos de su papá, no quería bajar de ahí, cuando sintió que Travis lo quería acostar en el mueble de la sala principal, él protestó.

—¡No! — se puso a llorar.

—Charlie, calma, ¿No qué? — Kelce le preguntaba.

—¿Te sientes mal bebé? — Taylor se acercó y besó su mejilla.

—¡Ahhh!, no— Evie corrió pensando que estaba besando a su papá.

—Evie, Dios mío— Taylor reía. —No estoy besando a papi, es a Charlie—

—No, mío— abrazó la pierna de su papá frunciendo el ceño. —Mío—

—Bueno, Tay, ya sabes, soy suyo, lo siento mucho— dijo riendo.

—Ok, ok, podríamos, tal vez, hacer un intercambio justo, Evie, ¿Qué te parece si te quedas con papi, y yo con tu hipopótamo?, ¿Me lo prestas? — dijo con toda su fe puesta en que le diera el juguete.

Evie se quedó pensando, no comprendía al cien lo que su mamá le dijo, pero sí que sabía que le pedían su juguete, miró unos segundos a su mamá, que tenía la cara más linda a pesar del largo viaje oyendo su ruidoso hipopótamo, para finalmente decir lo que todo mundo esperaba.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora