N/a: Sí, ya sé, es demasiado confuso y hasta, capaz, ni siquiera se entiende de qué va la historia.
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Estaba en guerra, corriendo entre escombros. Intentaba salvarme, salvarnos... intentaba no quedar tan traumado. Entonces, detrás de mí, todo enmudeció y, junto a una gran explosión, el cielo de mí se fundió.
Pero ahora estoy acá, todo transpirado. Las granadas desaparecieron, para darle lugar a tu barba que, por cierto, creo deberías recortarla. Y estoy a salvo. Respiro tan ruidoso que te despertás con un quejido al voltear, pero yo beso sutilmente tus labios, y te digo que sigas durmiendo, que no pasa nada.
Y entonces volví, volví para quedarme. Mis restos quedaron atrás, dándole la bienvenida a un paisaje... bañado en sangre, en tristeza. Un paisaje decorado con cuerpos ya carentes de vida, de armas y balas que en algún momento provocaron estas caídas. No solté la cámara, lo cual me extraña. Antes de que otro avión apareciera, tomé todas las fotos que pude, y documenté tanta tragedia que me volví inmune, pero entonces un impacto me hizo tambalear, junto a una presión imperial que me hizo doblar y finalmente caer. Nunca solté mis fuentes, siquiera cuando las sombras se hicieron presentes, al igual que la sangre a borbotones hasta quedar inconsciente.
Después de unas cinco veces, volteo. Me mirás raro, como preocupado. Un "no, no es nada" no es suficiente. Vos sabés cómo soy, porque somos iguales. Te preocupás, pero no quiero que me tomes por loco, o digas que "no son más que sueños turbios", como Andreas dijo una vez, cuando se lo mencioné.
Estoy tembloroso y sé que sabés que algo me pasa. Me leés la mente, no sé cómo. Y, aunque me exalto en un principio, el tacto de tu mano sobre la mía me reconforta. Acariciás mis nudillos con ternura y un "te quiero" silencioso, lo cual me saca una sonrisa que pronto se borra, porque vuelvo a hundirme en el mismo calvario...¿Dónde... Dónde estoy? Dónde estaba, querré decir.
Miré de un lado a otro, pero el sol me impedía la visión. Estaba exausto, cansado hasta de mí mismo. La situación podía conmigo, me comía a la velocidad de un rayo.
Todo parecía tan tranquilo que me aterraba. Corrí en busca de un refugio, todavía con mi cámara. La grabadora seguía con pilas, gracias al positivismo, y no pude hacer más que largar un suspiro a la vez que me sentaba contra una roca que, a su vez, estaba cubierta de otras más grandes, creando un bunquer natural e impenetrable.
Tenía tanta sed, tanta... Veía todo borroso y jodeaba horrores. Creo que deliré, incluso. Estaba desmayándome por pura deshidratación y ni siquiera para eso podía estar en paz. Pronto una avioneta pasó por encima mío y no supe más.-Bill... -el vaso golpea contra un bowl, hasta dar con la mesa. Retrocedo en mi lugar, viendo cómo el contenido se escapa y recorre la madera, hasta dar con el límite y quedar a la deriba.
-¿Q-qué, Tom? -te miro, al fin, simplemente girando mi cabeza hacia vos. Estás extrañado, y yo, rarísimo. Debería decirte, pero... No, creo que no sería lo mejor. Prefiero mentirte con una sonrisita que ni yo me creo y disculparme e ir al baño. Cuando desaparezco de tu vista, ya en el corredor, echo a correr hasta el final, donde me espera el baño.Al caer, sentí un golpe que me impidió, incluso, plegar mis párpados. Con una mueca de dolor, sobé mi cabeza, que pronto comenzó a sangrar. Mis rubios cabellos, entonces algo ennegrecidos por el polvo, se tiñeron de rojo, pegando algunos mechones a mi frente.
El aura desértico me asfixiaba y más todavía vistiendo un sueter rayado en negro. Me puse de pié y sacudí mis ropas. La cámara colgaba de mi cuello, intacta, por lo qud decidí encenderla y ver si todo lo anterior era... era real.-Bill, vos sabés que te quiero y mucho-soltás de repente, una vez que nos sentamos en el sofá, sujetándonos las manos. -Y por eso mismo es que no soporto... No tolero verte así, me hace mierda... -creo que hasta vos me escuchás tragar, de lo costoso que resulta. Aire, necesito aire. Hiperventilo. Noto tus manos acariciarme el rostro con delicadeza. No entiendo nada, y mucho menos el por qué secás mis lágrimas, si en realidad no estoy llorando.
-Sabés, mi amor, que podés decirme cualquier cosa, que no pasa nada... Si sos un ángel, Bibi -y sonrió, y entonces frunzo el ceño, porque las lágrimas esta vez sí que amenazan con salir de la forma más feroz. Junto a un "ay, nene" bañado en melaza, besás mi rostro, ya sin palabras. Yo no puedo hacer más que llorar, porque no sé qué decir ni cómo explicarme. Y te quiero tanto, tanto...
-Tom, yo... -y todo se funde en negro.Grité tan fuerte que la garganta comenzó a arderme. Destrocé mis cuerdas vocales en un gutural sin sentido. Juro que iba a decirte, justo que iba a intentar arreglarlo...
Los soldados pasaron corriendo a mis lados, como si no existiera(¿existo?), contrariando mi mirada. Tirado en el piso, sentí el viento penetrar mis ropas y plagarlas de nuevas tierras resecas. Todo volaba hacia mí. Todo golpeaba contra mí. Siempre a mí, todo a mí, conmigo pero solo ¿Y dónde estabas cuando tanto te necesitaba? Porque te grité hasta que las palabras dejaron de existir, cediendo su lugar a un bombardeo infernal, junto a fogonazos y caídas que me paralizaron.Corrés a mí y todavía no entiendo. Estoy tirado en el suelo y no tengo muy claro si me muevo. Aterrizás, básicamente. Te tirás sin importar tus rodillas. Te escucho pronunciar mi nombre un tanto desesperado e intento responder, pero se me hace imposible ¿es que acaso estoy mordiendo mi lengua?
Salí deapedido por los aires y ¡FLASH! Qué buena toma. Mientras caía, sentía cómo la presión atmosférica destrozaba mis neuronas, sumándole la ansiedad y la explosión que me impulsó a la bandera. No sabía muy bien cómo, pero tenía fijo que iba a morir. No me despedí ni de vos, y sentí cómo parte de mí iba pudriéndose poco a poco por eso. Dolió, no te voy a mentir.
A pesar de tener muy en claro que moriría, estaba con las energías a mil. Caía rápido, en nada estaría hecho trizas en la tierra que alguna vez dio vida a un verde impenetrable, un verde que aniquiló la tragedia y, entonces, no crecía ni una hoja. Fui lo suficientemente ágil como para presionar un botón e ir pasando las fotos. Aquí la muestra de mi sacrificio. Porque desde que me fui a dormir supe que esto sería un suicidio, un suicidio altruísta, un suicidio que iba a por algo, que arrazaría con todo, dejándolos cantando y tomados de la mano. Un suicidio lleno de esperanzas y, a su vez, ninguna. Un suicidio que fue, finalmente, cuando escuché un "crack", y me di por muerto.-Tom... -logro musitar. Estamos solo nosotros, como fue desde un principio. No sé cómo me escuchás, si apenas tengo un hilo de voz, pero te aproximás a mí, un tanto exaltado y emocionado ante mi reacción.
-¿Sí, Bill? -atendés, pasando una mano por mis cabellos, alborotándolos. Estoy recostado en una cama que no es mía, pero le resto importancia. Me mirás como si no hubiera mañana, con la sonrisa más linda que jamás vi plantada en tua labios. Todo resulta perfecto, pero se me ocurre proseguir.
-¿Al final cambió algo con mi muerte?