Jihyo se encontraba en la habitación de Sana, ya había cambiado las sabanas de la cama, y como la mayor aún no salía del baño, se puso a arreglar otras cosas, como el tocador, que ya era un desastre completo. Buscó las ensaladas que había comprado para la contraria y las puso en la mesita de noche, para que esta no durmiera con el estómago vacío.
Pasaban los minutos y Sana no salía del baño, por lo que la pelinegra se comenzó a preocupar, pues no oía ruidos provenientes de ahí, se acercó a la puerta de este y comenzó a tocar.
- Sana, ¿Estás bien? - no obtuvo respuesta alguna. Siguió tocando varias veces y nada, sin respuesta.
- Voy a entrar.- dijo segura de sus palabras girando la manilla para abrir la puerta que separaba el baño de la habitación.
Al entrar, lo único que llamó su atención fue el delgado cuerpo desnudo de la nipona en la bañera, parecía estar desmayada, por lo que corrió a ella y alzó su cabeza, asustada sin saber que le había pasado a la de cabellos oscuros.
Entrando en desesperación, tomó una toalla que había colgada en la pared, tomó todas sus fuerzas y sujetó a la japonesa en sus brazos, cubriéndola con la toalla que había agarrado, sacándola del baño y llevándola a su cama.
Solo fueron cuestión de algunos minutos para que la mayor despertara, lo último que recordó fue haberse quedado dormida mientras se relajaba en el agua caliente con burbujas. Jihyo aún seguía ahí, estaba sentada en una silla al lado de la gran cama, tocando suavemente el cabello de la nipona percatándose de que esta ya estaba despertando.
- ¿Q-Qué pasó? - preguntó confundida la japonesa, removiéndose un poco por la incomodidad. - Por fin despiertas, por un momento me asustaste. Demoraste mucho en el baño, asi que entré, me preocupe cuando te vi desmayada en la bañera, así que corrí a ayudarte lo más rápido que pude y te traje aquí a esperar que despertaras.- terminó de explicar.
La mayor no sabía cómo reaccionar ante las palabras de Jihyo, todo había pasado muy rápido, lo último que recuerda es haberse metido en la bañera y relajarse con el agua caliente hasta quedarse completamente dormida. Ella tomó las manos de su menor agradeciéndole por haberse preocupado por ella y llevarla hacia su cama.
Jihyo quiso que Sana descansara bien, pues se le notaba cansada y con ojeras a pesar de dormir todo el día. Le preparó un rico té de limón para que mejorara y pudiera dormir mejor durante la noche y, por si fuera poco, también le preparó alfo que comer, pues a pesar de haber comprado comida para ella, quiso cocinarle algo con sus propias manos.
- Está delicioso, gracias Ji.- halagó Sana comiendo todo lo que la Coreana había preparado para ella. - No es nada, para mí es un total gusto.
Ella cocinaba realmente exquisito.
Luego de comer, decidieron que era hora de dormir, pues ya eran cerca de las 4:00 AM.
Jihyo salió de la habitación directo a la cocina, para asi lavar los platos sucios que habían dejado después de la comida, también había puesto en su lugar muchas cosas que estaban fuera de este. Cuando volvió a el lugar donde se encontraba antes, se encontró a una pequeña Sana completamente dormida mientras las sábanas abrazaban su delgado y lindo cuerpo. Una sonrisa apareció en el rostro de Jihyo quien la veía con ternura desde el marco de la puerta.
"Se ve tan hermosa durmiendo, es como un angelito". Hablaba Jihyo en su mente, acercándose a la japonesa depositar un pequeño y corto beso en la frente de esta mientras una sonrisa se escapaba de sus labios.
- Que descanses, Sanita.
La castaña dormía plácidamente en su cama, mientras que la pelinegra simplemente trataba de arreglarselas en el pequeño sillón de la esquina. Había pensado en pedirle a Sana dormir con ella, pero no sé atrevió ya que su miedo a ser rechazada la terminó venciendo. El sillón no era lo más como que había, sin embargo, logró dormir en el.
A la mañana siguiente, Sana había despertado sintiéndose mucho mejor.
Abrió sus ojos, y lo primero que logró visualizar fue el otro lado de la cama frío y vacío. Frunció el ceño rápidamente y buscó en la habitación con su mirada a aquella chica que se encontraba con ella apenas hace unas horas.
Abrió la puerta de la habitación y un rico olor a pancakes inundó sus fosas nasales.
- Oh, que bueno que despiertas, buenos días bella durmiente.- Sonrió Jihyo desde la cocina. Tenía aún su pijama puesta y una coleta baja, se veía extremadamente linda y tierna en los ojos marrones de Sana.
- Que bien huele aquí, ¿Estás cocinando pancakes? - ahora ella sin darse cuenta sonreía. - Sí, ¿Te gustan, verdad? - preguntó recibiendo un asentimiento de la contraria. - Me alegra saber eso.
Hablaron un poco sobre cosas irrelevantes, contaron un poco de sus gustos y cosas favoritas, entre otras cosas, se iban conociendo poco a poco, y eso resultaba muy cómodo para las dos. Ambas disfrutaban su desayuno, disfrutando la compañía de la otra, era realmente agradable.
- Jihyo.
- Dime.
- ¿Porqué no dormiste conmigo anoche?
Holiwis, espero que les esté gustando esta historia, disculpen si me demoro mucho en actualizar, mi mente está un poco corta de imaginación.
Me ayudarías mucho votando.
Thank you for reading, recuerden beber agüita, lqm.❤️
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"Sálvame" [Sahyo]
RomanceMinatozaki Sana, una mujer de nacionalidad Japonesa de carácter un poco duro, dueña de una de las empresas más prestigiosas de Corea, ubicada en Seúl. Park Jihyo, una chica surcoreana muy dulce y tímida que entra a trabajar en la empresa de Minatoza...