|16 (Final)

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El dolor era simplemente insoportable. Bailong trató de hacer algún mínimo movimiento, pero las constantes punzadas que le sacudían el cuerpo se lo impedían, observando la lanza que permanecía clavada en su costado y que poco a poco le iba nublando más la vista.

- ¡Bailong! - La figura de Tezcat emergiendo de su sombra le hizo sonreír sutilmente, siendo consciente por primera vez de cómo su cuerpo hiperventilaba para poder seguir respirando. 

- Al final no conseguimos nuestro cometido... Pero mira el lado positivo, vamos a reencontrarnos de verdad en unos minutos... - Los ojos de Tezcat se llenaron de miedo y dolor.

- No, no quiero que mueras, todavía no debes hacerlo... - A medida que las palabras salían de su boca, su voz se quebraba cada vez más.

- Naran tenía razón, ya he vivido lo suficiente... Ahora me toca abandonar este mundo e ir contigo... - Una sonrisa adornó los labios de Bailong - Al menos así podré abrazarte y besarte de nuevo, lo echo de menos...

- Yo también lo echo de menos, pero todavía no es el momento, en serio... Por favor Bailong, resiste y sigue viviendo, hazlo por mí... - Ambos hicieron contacto visual, y por un momento, la vida y la muerte se enfrentaron dentro de sus miradas.

- Te quiero, Tezcat... - Tras aquellas tres palabras, Bailong sintió cómo se le cerraban los ojos y sus sentidos se desconectaban de su cuerpo.

* * * * *

Al abrir los ojos, la fuerte claridad a su alrededor le hizo cerrarlos de nuevo, quejándose levemente dada la molestia. Todo estaba en silencio a su alrededor, no lograba escuchar ni el más mínimo sonido.

¿Así acababa todo? ¿Su vida ya había llegado a su fin? ¿Volvería a ver a Tezcat ahora que estaba muerto?

Tuvo el valor de abrir los ojos de nuevo, y el shock le llenó por completo al reconocer la habitación en la que estaba y, sobre todo, al chico peliazul que descansaba sentado junto a él.

- ¿Qué...? - La sorpresa era tal que no lograba articular una frase coherente, pero esa única palabra que salió de sus labios fue más que suficiente para captar la atención de su acompañante - Víctor...

Quiso preguntar qué había pasado, cómo era posible que estuviese vivo, por qué estaba junto a él en lugar de odiarle... Pero no emitió un solo sonido y solo se fundió entre los brazos de su mejor amigo cuando éstos le rodearon. 

- Menos mal que ha funcionado, empezaba a temer que no fuera a hacerlo... - Las palabras de Víctor confundieron al bicolor.

- ¿De qué estás hablando...?

Pero antes de que Víctor pudiera siquiera separar los labios, todo el cuerpo de Bailong se tensó, clavando sus orbes en los suyos.

- Víctor, no me digas que has utilizado el elixir conmigo - El príncipe solo sonrió.

- No podía dejarte morir, no me lo perdonaría jamás... - Con solo esas palabras, Bailong entró en pánico de forma inmediata.

- Pero te traicioné, te hice daño e intenté aprovecharme de ti para arrebatarte lo único que puede salvar a tu hermano, te abandoné por un deseo egoísta... - Los brazos de Víctor a su alrededor volvieron a acallar todo el ruido que había en su mente. 

- En ese momento, me dieron igual las traiciones, los abandonos o los deseos egoístas... Eres mi amigo, Bailong, no podía dejarte morir, y menos sabiendo que mi propia gente sería la responsable de ello.

- Pero la profecía... - Una sonrisa se dibujó en los labios de Víctor al escucharle.

- Creo que entendimos mal su significado... ¿Y si se refería a que las constantes peleas entre mi familia y tú se terminarían con la llegada de este elixir? - La sorpresa en el rostro de Bailong resultaba más que obvia.

- Nunca lo había pensado así, la verdad... - Ante un nuevo pensamiento, los ojos de Bailong se clavaron en los de Víctor - Tu hermano...

- No habría servido de nada, empeoró bastante mientras estábamos fuera... Los médicos dicen que no le queda demasiado... - Esta vez fue el bicolor quien abrazó a su amigo en un intento de reconfortarle.

- Lo siento mucho, Víctor... - Una suave sonrisa apareció en los labios del mencionado, melancólica.

- Vlad ya lo sabía, por eso me puso en el trono, para que empezara a acostumbrarme... Pero sé que ahora podré reinar como lo hace mi hermano, porque tengo a mi lado al mejor caballero del reino... y si él lo permite, al mejor líder de la Guardia Real.

- ¿Lo dices en serio? - La incredulidad en la voz de Bailong hizo sonreír a Víctor.

- Totalmente... Eres el más fuerte de este reino y quien mejor lo conoce, sin duda eres el candidato ideal - Ambos intercambiaron una sonrisa.

- Entonces aceptaré el puesto encantado... 

* * * * *

A medida que avanzaba hacia el trono, podía sentir cómo los nervios le carcomían por dentro. Podía sentir todas las miradas sobre él, la presión que estaba a punto de recaer en sus hombros... Pero solo necesitó una sonrisa por parte de Arion y Bailong para calmarse.

La sonrisa de Vladimir fue su recibimiento final, y el orgullo reflejado en los ojos de su hermano fue un consuelo más que suficiente para él.

Durante todo el tiempo, su mente trataba de no sobrepensar todo lo que estaba a punto de cambiar en ese día, intentaba aparentar que todo era normal, y unas últimas palabras fueron el punto final a aquel dolor de cabeza.

- Por el poder que me ha sido concedido, yo te nombro a ti, Víctor Blade, nuevo monarca de este reino - El peso de la corona en su cabeza le erizó la piel.

Levantó la cabeza, se volteó hacia quienes llenaban la sala, y por un momento sintió que nada había cambiado, ignorando los aplausos y vítores de sus ciudadanos.

- Felicidades, alteza - La voz de Bailong a sus espaldas le hizo sonreír y voltearse hacia él. 

- Tú vas a pasar por esto mañana cuando te nombre líder de la Guardia Real, así que no cantes victoria tan rápido - Por primera vez en mucho tiempo, Víctor escuchó a su mejor amigo reír, y aquella sensación fue tan reconfortante que el resto del día dejó de tener importancia para él.

- Tengo un día entero para asimilarlo, no te preocupes por mí.

Tras intercambiar una sonrisa, ambos chicos se voltearon y clavaron su mirada en la vidriera sobre el trono, sintiendo cómo Bailong posaba su mano sobre el hombro de Víctor. 

Aquel era un nuevo comienzo.

PROFECÍA ;; Inazuma Eleven GoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora