Aemond odiaba a Lucerys.
Lo odiaba con todas sus fuerzas.
A veces desearía sostener su horrible cara entre sus manos y sacarle el ojo.
Quería llevar acabo el "ojo por ojo".
Era un hombre irritable, todo el tiempo molesto, creído, un niño de mami en todo su esplendor.
Entonces...
¿Por qué sentía tantas ganas de tomar su espada y enterrarla en el pecho de Sara Snow? ¿Por qué Sara estaba tomando el brazo de Lucerys?
De su prometido de él.
Aemond se sentía atrapado en un torbellino de emociones contradictorias mientras observaba a Sara Snow del brazo de Lucerys.
Su deseo de tomar su espada y acabar con Sara era una manifestación retorcida de su necesidad de controlar la situación, de afirmar su dominio sobre Lucerys.
Para él, Sara representaba una amenaza, una intrusa que intentaba arrebatarle lo que consideraba suyo.
En su mente, Lucerys era suyo y solo suyo.
Cada gesto, cada mirada compartida, cada contacto con otro, especialmente con alguna persona interesada en él, le hacia sentir como si le arrebataran una parte de su posesión.
Se aferraba a la idea de que Sara era la causa de su tormento, culpándola por despertar sentimientos que preferiría ignorar. Sin embargo, en lo más profundo de su ser, sabía que el problema no radicaba en ella, sino en su propia incapacidad para lidiar con sus emociones y aceptar la realidad.
–¿Entonces Jacaerys te corrió? –Preguntó Lucerys aún sosteniendo a Sara en brazos.
Aemond apretó con fuerza su daga.
–Lo hizo, su majestad –Murmuró aún llorando.
Aemond frunció el entrecejo.
–Jacaerys no te ha de haber corrido sin razón –gruñó Aemond.
Lucerys le dio una mirada llena de reproche.
–Lamento mucho hacer esta escena, su majestad –Dijo Sara, acomodándose en el pecho de Lucerys.
Bien, eso era todo.
Aemond la tomó del cabello y la alejó de su prometido.
–¡No seas una maldita trepadora, bastarda! –Rugió– Con justa razón no le caes bien a mi hermano.
Y era cierto, Aegon había dicho que odiaba a la bastarda Stark por querer meterse entre los pantalones de Jacaerys.
–¡Aemond! –Gritó Lucerys sosteniendolo y alejandolo de la Snow.
–¡Sueltame, cabrón! ¡Me tienen harto! –Exclamó el de ojos amatista.
Sara, aturdida por la situación, trató de alejarse de la pelea, pero Aemond la agarró del brazo con fuerza.
–¡No te atrevas a tocarla de nuevo! –rugió Lucerys, lanzándose hacia Aemond con el puño levantado.
El sonido de los gritos y golpes resonaba en el lugar, mientras Aemond y Lucerys se enzarzaban en una pelea.
Sara, temerosa y confundida, retrocedió hacia la pared, tratando de encontrar una salida sin pasar junto a los hombres.
Finalmente, Lucerys logró apartar a Aemond lo suficiente como para que Sara pudiera escapar. Sin pensarlo dos veces, corrió hacia la puerta, dejando atrás el caos que reinaba en la habitación.
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"The dragon jewel"
Fanfiction"Era más bello que la blanca luna, era más ardiente que el mismo fuego de dragón, Aegon Targaryen era una verdadera joya"