Capítulo 12

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  En una lujosa sala de juntas, Jungkook se encontraba sentado frente a un grupo de destacados ingenieros y científicos rusos. Con una cuidadosa selección de palabras y una expresión seria en su rostro, estaba listo para sellar una importante alianza.

— Estoy satisfecho con la calidad de los productos que su equipo ha desarrollado. La tecnología de vanguardia y el nivel de innovación son impresionantes. Pero antes de proceder, necesito asegurarme de que están dispuestos a compartir información relevante para nuestros proyectos futuros.

Los rusos intercambiaron miradas y luego asintieron en respuesta al pedido de Jungkook.

Con calma, se colocó los anteojos para leer mejor los documentos — Sus conocimientos y experiencia son altamente valorados en nuestra industria. Estoy dispuesto a compartir los datos que necesitan a cambio de acceso prioritario a sus desarrollos tecnológicos. El CamX funcionó de maravilla, así que necesito más.

Los ingenieros rusos parecían satisfechos con la propuesta y comenzaron a discutir los términos específicos del intercambio. El ambiente se cargaba con la sensación de que, a partir de ese momento, las alianzas se estaban forjando y los secretos serían compartidos bajo un manto de confidencialidad.

Jeon no toleraría una traición más, y tampoco dudaría en matar a quien lo hiciera.

— Siempre es un placer hacer negocios con usted, señor Jeon — los contrarios se pusieron de pie, listos para irse.

— Entonces, estamos de acuerdo en los términos. Espero que esta colaboración nos lleve a nuevos niveles éxito. Si seguimos así, podemos dominar el panorama tecnológico en muy poco tiempo.

Después de un estrechón de manos y algunas palabras de cortesía, la reunión llegó a su conclusión.
En ese momento, una sensación de intriga y poder envolvió a Jeon. Sabía que había consolidado un acuerdo que potencialmente elevaría su compañía a otro nivel.

Por otro lado, su mente divagaba entre sus negocios y un lindo rubio de labios rojos y cuerpo escultural. El día anterior le había entregado el collar de sumisión pero faltaba el adiestramiento. Su instinto le gritaba que lo forrara completamente en latex y lo atara a una camilla de acero y su lado racional le decía que fuese con calma. Sabía que Jimin nunca había tenido un amo y aunque conocía un poco sobre ese mundo, realmente no formaba parte de él.

  Desajustó un poco su corbata y salió de la sala de juntas, entró en su oficina y tomó asiento. Estaba estresado y cargado. Eran muchos proyectos los que tenía, más el lanzamiento del nuevo plan que había propuesto el rubio.

La puerta fue tocada suavemente y permitió el acceso. Jimin entró y se acercó con un periódico — Señor, al parecer: después de él trágico evento en la fiesta de ConectyKom, las acciones de esa empresa han estado en picada — sonrió.

— Oh... Qué triste por ellos — levantó los hombros — pero así es la vida. Aveces estás arriba ya aveces en el infierno — se regalaron una sonrisa cómplice — ¿Te dije lo lindo que te ves hoy?

— No, señor. Aún no... — seguía sonriendo.

— Da una vuelta para mí — lo hizo lentamente — hermoso... El beige te queda exquisito.

— Muchas gracias.

— ¿Por qué no te he visto en todo el día?

— Hoy ha sido un día intenso en la oficina, ni siquiera pude salir a almorzar. Todo gracias a un proyecto que me mantuvo ocupado  — el mayor lo miró con una ceja elevada — estaba a cargo de coordinar el desarrollo de un software para uno de nuestros clientes más importantes. Desde la mañana me sumergí en la planificación, la asignación de tareas y la comunicación. Luego me di cuenta de que el proyecto requería más tiempo y esfuerzo de lo que había anticipado. El cliente estaba un tanto exasperante y si no le daba una respuesta, se iría a otro lado.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora