Mío PARTE 2

653 58 83
                                    

ADVERTENCIA: Contenido +18

Taylor volteó para asegurarse de que nadie se acercara a la pieza, además para darse valor a ella misma de lo que iban a hacer, tener sexo en la cocina era algo que retaba a Travis, el simple hecho de estar en el lugar más incómodo de la casa para llevar a cabo el acto, le resultaba excitante, ir a Coachella fue un parteaguas importante para liberar el estrés que les ha causado el fallido intento de concebir, ya lo estaban olvidando un poco, pero no es que tampoco pudiera salir completamente de sus mentes.

Kelce estaba concentrado en sus pechos, al mismo tiempo que se encontraba besando uno, el otro lo apretaba con una mano, la rubia enredó sus piernas alrededor de su esposo, lo cual estaba siendo una señal clara de como quería que acabara aquella situación, pero todavía era pronto para ello, el enorme hombre quería seguir explorando el ya conocido territorio para él, volteó a ver a su esposa sonriendo, centrando su atención ahora en las piernas de la cantante, acariciando a ambas para luego besar sus muslos, Taylor observaba como su esposo estaba abstraído en dicha zona, si no fuese porque se ubicaban en la cocina con visitas y sus hijos en la terraza ya le hubiera quitado la ropa.

—Trav— necesitaba besarlo, así que lo jaló ligeramente de su camisa para que volviera a estar a su nivel.

Cuando él hizo eso, la rubia en automático se prendió de su boca, el sentir esos labios con la barba rozándole las mejillas era un detonante bastante grande y ardiente, muchas personas al inicio de la relación de Taylor y Travis lo catalogaban como alguien que no es de cara "bonita", eso a ella le parecía tonto, era y sigue siendo el hombre más sexy que había conocido, su esposo tenía muchas cualidades físicas que a ella le atraían, además de medir casi dos metros, podía hacerla derretir en segundos.


Swift lo besaba con adoración, amaba cada parte de él, tanto como por dentro como por fuera, le hubiera gustado poder sacarle aquella camisa que llevaba puesta, ella trasladó sus besos al cuello de su hombre, aspirando el aroma de esa colonia tan penetrante que suele usar, Travis ya no se estaba controlando, necesitaba desesperadamente acomodarla en otro sitio, la cocina no parecía ser el lugar más indicado para realizar lo que su mente y su miembro le estaban pidiendo a gritos, los labios de su esposa le estaban despertando aquellos instintos naturales iguales a los de un chico de secundaria, porque ya no estaban midiendo que no se encontraban solos en esa casa, algo que ya no les importaba al calor del momento, Kelce aun teniendo las piernas enredadas de la rubia alrededor de él, la sostuvo tomándola del trasero para poder cargarla y llevarla al largo asiento del desayunador, no iba a ser el lugar más cómodo, pero era lo que tenían al alcance, la recostó sobre ese mueble, sacándose un poco el pantalón, no era momento de quitarse todo por completo.

—¡Travis! — Taylor se estaba riendo ante la urgencia de su esposo, aunque, de todos modos, no lo iba a parar y no quería pararlo.

Las enormes manos del jugador buscaban con desesperación desabotonar los pantalones cortos de su esposa, logrando su cometido, bajaría solo lo suficiente para poder adentrase en ella, era una bendición y una fortuna no preocuparse de la protección, la cara de la rubia denotaba emoción, pero apretaba los labios para no hacer ruidos sospechosos y que sus amigos se dieran cuenta de lo que verdaderamente estaba pasando en la cocina, mientras Travis entraba y salía con gran soltura, sostenido de la mesa y del respaldo del mueble, ni siquiera el cabía en ese lugar por ser tan alto, de igual modo, no era algo que lo iba a detener.


Tener la ropa a medias no les daba la movilidad corporal que hubieran deseado, tampoco es que fueran a parar con eso, él desplazamiento complicado que Kelce estaba teniendo lo animaba más a efectuar mejor aquel acto, Swift movía las piernas ante las sensaciones de placer que experimentaba, ¿Había algo mejor que todo eso para olvidarse de la enorme carga de estrés que estuvo teniendo?, ella intentaba llegar a los brazos de su esposo para mostrarle que lo que hacía lo disfrutaba demasiado y si pudiera aumentar la intensidad y rapidez lo podría disfrutar más.

Eres mi juego finalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora