Ese día advertí como nuestros ojos brillaban al mirarse.
Nos encontrábamos conociéndonos y todo era nuevo, nos observábamos en silencio.No pude resistirme, sentía tu aliento tan cercano.
Mis deseos de besarte eran infinitos, ya no podía soportar esas ganas, me incliné sin temor a tus labios, percibiendo tu sabor palpándolos, nos fuimos descubriendo despacio, en un beso suave e íntimo, que se fue intensificando hasta encontrarse anhelándose, con cada segundo, seguían explorándose sin miedos.las puertas del cielo se abrieron.
La sensación era celestial. Sentir tus labios junto a los míos, atrayéndote hacia mi, quise morderlos y dejándolos hambrientos. Encontré tu lengua esta vez, la chupé solo a ella, por unos instantes, antes de continuar.Nos miramos entendiendo lo que estaba por pasar, pidiéndonos permiso con miradas, me regalaste un suspiro. La única respuesta que necesite, en ese momento, no quería estar más lejos de ti, te atraje con mi brazo para que estuvieras sobre mí.
Tus piernas me rodearon, mis manos comenzaron a explorar tu espalda, caderas y nalgas, mis uñas iban dejando marcas en cada centímetro de piel que encontraba.
Ya encima de mi. Subí lentamente por tu cuello, besándolo apasionadamente, mi lengua exploraba tu tez y me dirigí a tu lóbulo inferior.
Con apenas aliento, te susurré:
—Me encantaría desnudarte, ¿puedo?
Y sin decir una palabra, te pusiste de pie, no sin antes besarme suave en los labios.
Lentamente te despojabas de la ropa, disfrutaba mirarte, lo notaste y manteniendo tu mirada fija en la mía lo hiciste despacio, provocando ansias de tocarte.
A media luz admiré tu silueta, anhelando cada centímetro de tu piel, mordiendo mi labio, por lo que estaba presenciando.Te seguí contemplando, recogiste el cabello en una coleta, esta vez con más firmeza, dejando al descubierto tus ojos que desprendían fuego, regresaste a la cama.
Para mi sorpresa. Te aproximaste por detrás, rodeándome con tu cuerpo.
—Es trampa, Chiara—te dije, pero al sentir tu humedad en mi espalda, fui quedándome sin palabras. Sentí cómo te acercabas a mi oído y me susurrabas
– Confía, mi amor—
Esas palabras, derritieron la poca voluntad que me quedaba. Así lo hice, tú mano sujetaba mi pecho desde atrás, acariciándome tan firme y con pasión.De pronto su otro brazo rodeaba mi cuello, dejándome su dedo cerca de mi boca. No dudé en morderlo y que descubrieras mi lengua.
Tus pechos en mi espalda me debilitaban, tu respiración en mi pelo, como me dominabas me encantaba. Fuiste jugando con mi pezón, mientras rozabas mi cuello, me movía más y más, era inevitable.
Tu cercanía, me gustaba.Fui liberándome y mis sonidos intensificándose por la combinación de tus manos y palabras:
—Me encantas. Violeta— susurrabas a mi oído con una voz excitante aumentaba mi ritmo cardiaco.—Por favor, necesito besar tus labios—Te rogué que te giraras, y así lo hiciste.
Al encontrarte nuevamente de frente busque tus ojos,
Con las respiraciones a contratiempo. Nos entregamos al beso más hermoso y apasionado que jamás había experimentado.Nuestros cuerpos esta vez necesitaban estar completamente desnudos, no dudaste en despojar la ropa que sobraba, por fin tu calor y el mío se encontraron, como río desbordado.
Tu rostro reflejaba el deseo, y el mío la lujuria que sentía por ti.
Estábamos haciendo el amor por primera vez,
Y por primera vez fuimos explorando cada pliegue de nuestra piel.Los corazones se sincronizaban al compás de nuestras caderas, armonizando los gemidos.
Te miré mientras gritaba, quería que vieras mi cara, en cambio tú sollozabas en silencio, eras tan expresiva, solo pensaba que me encanta mirarte así, pero aún seguías sin liberar algún sonido, que ya moría por conocerlos.
Nos fundíamos en la suavidad de nuestra intimidad, devorándonos en movimientos rápidos y continuos..
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Prisma de acordes
FanfictionEsta historia estará narrada por sus protagonistas Chiara Williams: una joven músico de 20 años, media británica, que luego de haber vivido 18 años en una de las islas de los baleares-España, decide volver al país donde nació su madre para dedicars...