Nicco
Vi a alguien sentado en la orilla de la calle, la cual creaba un muro alto en la playa. Mientras me iba acercando pude darme cuenta quién era el que se encontraba ahí.
Me terminé quedando un rato solo para molestarlo. Llevaba unas lindas rosas blancas, aunque no se lo dije como tal para que no pensara que tenía buen gusto floral.
Ese momento fue tan raro, porque de la nada Jacky apareció desestabilizado todo. Mientras yo estaba tratando de convertirme en el amigo del feo ella apareció.
Lo bueno es que logré que me diera una rosa para dársela a Jacky. La metió a su bolso como si de algo fuerte se tratara. Traté de no darle importancia a la forma en la que lo había guardado y me fui con ella.
Mi historia con Jacky era un tanto compleja. La conocí una vez que Bruno me invitó a salir con sus amigos. Fuimos todos a un club en otra ciudad porque ahí lo habían invitado.
Cuando llegamos Jacky estaba bailando con un tipo, el cual era su novio en ese tiempo. Desde que ambos nos vimos a los ojos por casualidad, sentí que algo ocurrió dentro de mí, mi cabeza se había vuelto loca.
Se veía demasiado atractiva. Me gustó desde el segundo uno. Tenía algo que me atrapaba, algo físico que no podía explicar. Irradiaba una vibra que tal vez solo yo podía ver.
Mientras algunos bailaban y otros tomábamos. Jacky y yo nos veíamos entre la multitud. Llegamos a un punto en el que le guiñé y ella solo sonrió.
Bebimos un par de tragos mas. De un momento a otro el alcohol ya me había llegado a la vejiga, casi me estaba meando encima. Fui al baño, hice lo que iba a hacer. De pronto escuché la puerta de los baños abrirse. Me cerré el cierre y salí a lavarme cuando de la nada ella estaba ahí.
Disimulé mi emoción y traté de ignorarla, me lavé las manos y la vi por el espejo. Ambos sonreíamos.
—Creo que te perdiste —le dije mientras secaba mis manos en la máquina de secado fingiendo que no estaba emocionado.
—¿Tú crees? Yo creo que no. —Se veía y escuchaba muy segura de sí misma.
—Depende de lo que estés haciendo aquí. —Me di la vuelta para poder verla mejor.
—No sé, es que me pareció ver entrar a un chico guapo por aquí.
—Bueno, lo tienes enfrente de ti. —Sonreí de forma coqueta.
—¿Cómo estás tan seguro?
—No hay nadie más, y aunque lo hubiera yo seguiré siendo... El único. —Me acerqué a ella hasta que una distancia muy corta quedara entre nuestros rostros.
Ambos tomamos iniciativa y nos comenzamos a besar de forma lenta primero y luego de forma apasionada. La subí al lavamanos y coloqué mis manos en su cintura, mis manos ejercían fuerza y presión en su cuerpo.
Ella tenía entrelazados sus brazos en mi cuello. Me quitó los primeros botones de mi camisa. Al principio me asusté, pero luego me alegré al darme cuenta que ella quería eso.
—¿Estás segura? —Una gran sonrisa se encontraba en mi rostro.
—Más que segura.
Le comencé a bajar el sostén luego de que se quitara la camisa. Una vez que su sostén se fue, pude ver sus pechos colgando. Se veían tan bien que me quedé ido un rato.
Quería apretárselos, aunque tampoco quise pasarme, no la conocía y me había dado la confianza de hacerlo ahí con ella. La cargué y volví a entrar al baño. Lo hicimos y luego salimos como si nada.
ESTÁS LEYENDO
El Verano De Los Sueños
Storie d'amoreEduardo Montalvo un chico mexicano que viene de una familia con poder, optó por un año sabático más largo de lo normal. En una plática con su madre, deciden que un viaje a Posto, Italia es lo mejor para que se relaje de las presiones y encuentre su...