Quiere besarla.
Últimamente aquel deseo se repite a menudo y no importa si ahora todavía está a unos metros de distancia, simplemente sucede, en todo tipo de circunstancias y en cualquier momento; y cada vez que acontece, su estómago se retuerce, porque el impulso se vuelve abrumador.
Lexa camina hacia ella y su corazón late emocionado ante lo hermosa que se ve y a todo lo que proyecta; agarra su collar con fuerza, como si con ello, presionara su propio corazón para calmarlo.
"Maldito traidor", dice en su mente e intenta respirar profundo para rearmarse todo lo que pueda.
Clarke creyó que aquellos sentimientos habían quedado atrás y qué el eje central, de la nueva etapa que vivían, ella y Lexa, sería su renovada amistad. Sin embargo, ha sido imposible ignorar la reacción que está volviendo a tener su corazón y toda la revolución interna que eso conlleva.
Es consciente sobre lo que está sucediendo, porque ha estado allí antes, pero está vez necesita hacer las cosas diferentes, porque sabe que, si no deja de sentir, de la forma que siente, la única que saldrá lastimada será ella.
—Te amo...
Un recuerdo atraviesa su mente, uno que se ha vuelto recurrente por lo que significó y porque es el recordatorio de lo que no puede volver a pasar.
Es como si su mente quisiera resguardar su corazón cuando se va por libre y no lo puede controlar, porque cada vez aquel recuerdo se cruza, su corazón se pone a la defensiva e intenta cerrarse a los sentimientos que lo golpean cada vez con más fuerza.
No hay mucho más que pensar sobre la partida de Lexa, porque quedó en el pasado y lo entendió, pero el silencio de aquel día, ante aquellas palabras tan importantes y significativas, todavía, hace eco en su mente, porque le hicieron comprender que sus sentimientos no eran correspondidos.
No hay un reclamo en ello, porque es consciente que no se puede obligar al corazón a sentir, independiente de lo que se hayan permitido compartir por aquel entonces.
Exploraron más allá de su amistad y eso es algo que guardará para siempre en su corazón, porque fueron momentos que dejaron una huella imborrable y nunca podrá sentir del mismo modo con nadie más; pero entiende qué, esos momentos, solo fueron un medio de transición para Lexa, ese que le abrió el camino hacia la persona que es hoy.
Se siente privilegiada de haber sido la persona en quien confiara para ello, pero sabe que esos momentos no volverán a suceder, porque, ahora, Lexa, es una mujer con las cosas claras, que ya no necesita de su ayuda para entender y experimentar el mundo que le rodea, como aquel entonces.
Clarke tiene claro que sus sentimientos siempre fueron unilaterales y está segura que continuarán siéndolo; por lo mismo, está vez necesita hacerlo funcionar de otra forma, cueste lo que cueste.
Sin embargo, lo que no sabe, es que, a veces, hay cosas que están destinadas a suceder, que el curso del tiempo se encarga de colocar en su lugar y cuando menos se espera, simplemente llegan.
Lexa avanza hacia ella llenando todo a su paso y debe hacer un esfuerzo monumental para calmar a su corazón, pero cuando sus ojos finalmente se encuentran, se produce una implosión dentro de todo su ser.
Aquellas orbes puras y luminosas la sacuden, la desbarata, la elevan y la dejan caer, pero también la arman de nuevo porque le dan vida como nada más.
Tiene apartar la mirada, pero es difícil cuando sus ojos la atrapan y la hacen cautiva de un imaginario en el que quisiera perderse.
Se obliga a dejar sus ojos y observa el cuadro completo mientras continúa acercándose; pero es un error, porque la mujer se ve simplemente maravillosa y siente que está a punto de desmallarse.
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Un viaje inesperado
RomanceLexa y un viaje inesperado. ¿A quién conocerá y cómo terminará? Advertencia: Esta historia contiene temas que pueden afectar la sensibilidad de algunas personas, generar disparadores o herir susceptibilidades.