Capítulo 3

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—¡Por favor, Hope, te invito a comer una semana! —súplica Loki al otro lado del teléfono y yo pienso un poco.

Hoy es mi día libre y él ya ha terminado de trabajar, por eso me ha pedido si puedo llevarlo hasta la ciudad para ir a la comisaría a por su coche que fue incautado la noche anterior de fiesta. Lo pienso un poco sólo por lo de la comida, la verdad es que el sueldo de bombero no está tan mal y es mucho mejor que el de basurero pero sigue siendo ni la mitad de lo que cobrábamos en el FBI.

Gustabo y yo nunca nos hemos tenido que preocupar por el dinero, mi padre tenía un puesto importante en la milicia por lo que contaba con un jugoso sueldo que hacía que cuidar a tres niños no supusiera un calvario para llevar a final de mes, luego tuvimos la edad para trabajar y llegamos al FBI donde tuvimos un buen sueldo desde el minuto uno, sobre todo porque mi hermana era nuestra jefa. Ahora, viviendo los dos solos y alejados de toda esa comodidad nos estaba costando hacernos, acostumbrados a tener dinero de sobra para malgastar y no tenernos que preocupar de nada, llenos de caprichos, era un poco complicado.

—Una semana, trato hecho. —Lo escucho gritar al otro lado de la línea—. Voy a por ti ya.

—Claro, claro, te espero en la casa.

Cuelgo después de despedirme de él y me acerco al sofá donde está sentado Gustabo, encontramos esta casa a buen precio alejada de la sociedad, el alquiler era barato pero tuvimos que hacerle algunos arreglos por nuestra cuenta ya que al ser de madera y estar en la naturaleza estaba un poco descuidada, los muebles eran de segunda mano y nos habían salido regalados y tampoco necesitamos demasiado para vivir los dos solos, poco a poco vamos trayendo nuevos muebles y comodidades.

—Voy a llevar a Loki a la ciudad, a por su coche. —Gustabo está viendo la televisión, desvía la mirada del aparato y me mira frunciendo el ceño—. Me ha prometido comprarme la comida una semana —explico sonriendo.

—Ya decía yo, ten cuidado en la comisaría, ya sabes como son las marionetas.

—Sí, tranquilo, en un rato vengo.

Me despido de él y me monto en el coche pensando en lo irónico que es que ambos hablemos de esa forma de los policías cuando siempre fue nuestro sueño serlo, habíamos crecido jugando a resolver casos y habíamos trabajado y disfrutado del trabajo por años, pero todo se torció cuando apareció ese proyecto, nos dimos cuenta de que aunque ayudaremos a la gente era irrelevante lo que nosotros quisiéramos, éramos sólo unas marionetas de gente más importante que si decía que debíamos hacer esto, debíamos obedecer.

Recojo a Loki y nos vamos a la ciudad, aparco al lado de la comisaría y nos bajamos para buscar a alguien que nos pueda ayudar, la recepción está completamente vacía, Loki intenta que alguien aparezca pero no hay suerte, viendo que esto va para largo me siento en una de las sillas de la zona de espera viendo como lentamente mi compañero se va desesperando.

Una puerta se abre y por un momento Loki se emociona, de la misma sale una niña de cabello de un rubio que parece casi plateado, lleva un libro y unos colores, la decepción de mi amigo me hace reír. La niña nos ignora por completo y se sienta en una de las sillas, algo alejada de mí, deja el libro sobre la silla contigua y saca los colores uno por uno, agrupándolos de cálidos a fríos, una vez satisfecha abre el libro y comienza a colorear. Lleva un vestido blanco con algo de vuelo y su cabello está recogido en dos coletas que están algo mal hechas, con algún mechón suelto.

—Hola —saludo y entonces me mira, sus ojos azules se fijan en mi y asiente.

—Priviet —responde sería.

—¿Pri qué?

—Es hola en ruso —dice y asiento.

—¿Eres rusa? —La niña deja el color en el sitio exacto donde debería estar y me mira.

Puppets ~Volkacio~Donde viven las historias. Descúbrelo ahora