Capítulo 2 "Gente nueva"

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Eran ya las 7 AM del otro día y Jacobo se levantó, pudo visualizar bastantes botellas de cerveza tiradas por la cocina y papeles garabateados por la pequeña mesa.

"Parece que papá estuvo aquí." Pensó Jacobo.

¡Buenos días, Coby! - Saludó Dany animada.

Detrás de Dany venía Mireia, con su típica sonrisa egocéntrica en el rostro.

Te levantaste muy temprano, todavía no fui a hacer las compras para el desayuno. - Explicó Dany, con algo de pena en su voz. - No se preocupe, Dany, puedo esperar. - Le dijo él. - Sí, ahora mismo íbamos a comprar ¿No quieres acompañarnos, hermanito? - Ahora preguntó Mireia.

"Ese tono de voz." Pensó Jacobo, el muchacho hacía lo posible para mantenerse firme pero en el fondo solo quería ahorcar a su hermana y borrarle del rostro esa sonrisa presumida del rostro.

Quizás me encantaría acompañarlas. - Le respondió. - Me parece bien que los dos vengan, podrían intentar llevarse mejor. - Propuso la mucama, notando la tensión en el aire.

Jacobo apreció el gesto de Dany de querer que todo este bien, siempre la recordó como una mujer tan hermosa como amable, tenía unos cálidos ojos color chocolate y grueso cabello castaño, siempre la imagino como la típica mujer que tendría muchos hijos pero, aparte de Mireia, jamás la había visto con algún niño o niña.

Pues, no lo se, Jacobo es un poco aburrido, no tendríamos mucho de que hablar. - Mencionó Mireia. - Yo no hablo con niñas venenosas como tú. - Sé defendió Jacobo. - ¡Chicos, por favor! - Exclamó Dany.

Impaciencia escondida se veía en los ojos de Dany, lo que la llevó a colocar sus manos nerviosamente detrás de su espalda y emitir un sutil garraspeo.

Tranquilicense, voy a buscar las bolsas de las compras, Mireia ven a ayudarme. - Pidió Dany, al mismo tiempo que subía las escaleras.

Mireia le entrego una última sonrisa a su hermano, puso sus manos en los bolsillos y siguió a la mujer.

...

Jacobo pasados unos minutos decidió ir a esperar afuera, observó torpemente a su alrededor, reflejando todo en sus grisáceos ojos.

Una chica salió de su casa, la mansión que ya no se encontraba en venta. Jacobo alzó sus orejas sorprendido, una gran curiosidad le invadió en su mente.

¡Buenos días! - Saludó la joven. - B-Buenos días. - Saludó él, tímidamente.

La muchacha poseía un bello cabello castaño obscuro, con tintura azul en unos mechos, se acercó con una sonrisa que mostraba de manera bastante tierna sus encías y una ligera separación en sus dientes delanteros.

Nunca te vi por aquí. - Mencionó ella. - Oh, bueno, n-no soy de aquí, vivo en Inglaterra. - Le contó Jacobo. - Sí, te notaba un acento distinto. - Le respondió ella, con un ligera risita. - Oye, las pocas veces que vine, esa casa siempre estuvo en venta ¿Desde hace cuando te mudarte? - Preguntó Jacobo, para por fin acabar con su curiosidad. - Hace unos meses, mi primo, mi tío y yo vivimos aquí ahora. - Le contó. - Entiendo... ¿Cómo te llamas? - Volvió a preguntar Jacobo, sintiendo un poco más de confianza. - Me llamó Jolene Rain. - Se presentó. - ¿Y tú? - Ahora preguntó Ella. - Jacobo, Jacobo Phantom. - Se presentó él.

En seguida frunció un poco el seño por tener que mencionar su apellido, el apellido de su padre, el famoso ex  bajista Jake Phantom, que seguro se encontraba dormido después de habérsela pasado tomando toda la noche.

Bonito nombre, por cierto, me puedes llamar Len. - Le dijo ella. - Encantado de conocerte, Len, puedes decirme Coby. - Le contestó.

Jacobo sonrió, pensó que iba a ser una tortura hacer amigos en ese sombrío pueblo, pero al parecer ya lo estaba logrando.

¡Jolene, ven! - Se escuchó de repente.

Ambos adolescentes miraron hacia la dirección de donde provinieron aquellas palabras.

Lo siento, mi tío me necesita ¡Nos vemos después! - Se despidió la mencionada. - Que te vaya bien, Len. - Se despidió ahora Jacobo.

Jolene volvió a otorgarle una adorable sonrisa y achicó sus lindos ojos color miel. Pero aparte de esa dulce mirada sintió una fría sensación de la mirada de su tío, quien desde lejos lo observaba, sintió que sus ojos celestes como el hielo lo congelaron y ni si quiera lo saludo con la mano.

¡Coby, ya podemos irnos! - Llamo Dany.

Escuchar su nombre hizo que apartara su mirada del hombre, que al intentar volver a él, se encontró con que ya no estaba, desaparecido cual fantasma.

S-Sí, vamos. - Le respondió Jacobo a Dany, sin apartar su mirada de aquella casa.

...

En el gran mercado al que fueron se encontraba no muy lejos del pueblo privado en el que por ahora vivía, no había nada que sea interesante, solo las cosas que uno matutinamente compraba.
Se quedó pensando en Jolene y en ese extraño tío que tenía, en realidad no se parecía en nada y no quería juzgar a alguien con quien no había tenido interacción pero parecía que no conocía nada de modales básicos.

Dany, por mi solo compra un yogurt. - De repente escucho la voz de Mireia. - Ay, Mi, deberías comer algo más, pasaras todo el día en la escuela. - Aconsejó Dany. - Te digo que no me dan ganaaaas. - Se quejó la menor.

Jacobo aguanto una pequeña risa, de verdad que Dany y Mireia a veces parecían madre e hija.

Sí te digo que te alimentes, es por tu bien, pequeña Mi. - Le dijo Dany, dándole una pequeña caricia en la mejilla a la nombrada. - Da igual, tenemos que pasar a buscar a Valentine y a Lucy en un rato. - Cambio de tema.

"¡Ay no!" Pensó Jacobo. Esos eran los mejores amigos de Mireia, Lucy y Valentine Roses, pero Jacobo los apodaba "Los gemelos pesadilla", siempre causando algún desastre, no conocían lo que era quedarse quietos y difícilmente se tomaban algo en serio, una vez Lucy trajo una tarántula a la casa y la dejo libre en el jardín, solo por que según ella era tierna.

Jacobo suspiró, se había olvidado que ahora tendría que aguantarlos a ellos también.

Es cierto, tus amigos, que ahora puedes incluir a tu hermano con ellos.- Sugirió Dany. - Oh, por favor, que se consiga los suyos. - Le respondió Mireia.

Y Jacobo realmente prefería conseguirse sus propios amigos a que estar con esos dos terremotos causa problemas.

El pueblo de los susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora