Esto era una porquería, lo único que parecía quedarme era ese maldito lugar debajo del árbol a donde siempre iba cuando las cosas se ponían feas en casa, y era el lugar donde ahora mismo estaba, observaba detenidamente mi gorra con ese pino azul, me recordaba a ese verano asombroso, mi ultimo verano feliz, la acariciaba con cariño a pesar de su desgaste y que su azul era ya opaco, como habían cambiado las cosas, ya tenia diecisiete años, comencé a detestar los shorts y ese espantoso chaleco que usaba a los trece, No me reconocía al espejo, teñir mi cabello de negro y empezar a vestir mas formal si me cambiaron bastante, Mabel tenia razón la adolescencia no era lo que pensábamos, me puse de pie, sacudí mi ropa y camine devuelta a casa con resentimiento.
—Dipper.
Cuando escuche eso voltee de inmediato al bosque, nadie me llamaba así desde hace años, analice cada centímetro de lo que llegaba a observar del bosque curioso, sentí la brisa fría e invernal, me di la vuelta y seguí mi camino.
—Con que ahí estabas los invitados llegaran pronto, Mason arréglate esa corbata— Escuche a la mujer de vestido elegante y azul.
—Si madre—Murmuro arreglando mi corbata mientras miraba a mi padre igual vistiendo un traje azul y Mabel bajando usando un vestido negro.
A cualquiera le costaría creer que esa niña que usaba suéteres, faldas y frenos se había vuelta esa bella mujer que usaba joyas caras y vestidos diseñados por si misma, decidió estudiar el diseño de modas.
—Escúchenme bien, esto es importante, quiero que se comporten, si hacen algo incorrecto me conocerán enojado mocosos.
—Que comentario tan elegante de su parte padre, tan formal y adecuado como siempre— Dije con sarcasmo recibiendo un golpe de inmediato en mi abdomen por parte de mi padre.
—No lo toques—la escuche decir sujetándome de mi hombro y viendo molesta a mi padre quien refuto y se alejo— y tú cuantas veces te dije "No provoques a tu padre"— esa parte la repetí con ella.
Un centenar de veces me lo dijo, que iba a ser, soy terco y ese hombre debe mejorar el carácter de mierda que tiene, que culpa tengo yo de que madre no quiere acostarse con el desde hace meses.
—Mejor me retiro, iré a mi habitación, digan que estaba indispuesto o algo así, con permiso— Dije subiendo las escaleras dejando a mi padre y madre discutir.
Cuando llegue a mi cuarto y me recosté en mi cama mire mi techo, no era el mejor artista pero era un buen pasatiempo, el techo estaba pintado de un azul oscuro y constelaciones, la mas destacada, la osa mayor, la observe unos momentos inmerso en mis pensamientos.
—"Dipper".
Me sobresalte y de un salto me levante de la cama, mire toda mi habitación.
—¿Alguien esta aquí? — Que idiota fui al preguntar eso, claro que no tendría respuesta, me senté en la cama y trate de convencerme que solo era el estrés.
Cuando abrí los ojos ya no estaba en mi habitación, estaba en la sala de la cabaña del misterio, era imposible, salí lo mas rápido que pude de la cabaña y vi el raromagedón, me oculte de inmediato, ERA IMPOSIBLE, comencé a correr y vi a Wendy, herida y tirada cuando me acerque y trate de mirarla se convirtió en un chico inconsciente de cabello negro y una mecha amarilla, de piel que parecía delicada porcelana y de traje peculiar, abrió los ojos de la nada, eran como ojos de un felino, me asuste y me aleje de él empezando a correr lejos, escuche una risa maniática, esa horrible risa, Bill, ese espantoso triangulo se veía enorme y delante de mi.
Desperté, estaba asustado y me quite rápido la corbata para respirar mejor, me sentía sofocado y como pude me quite el traje, me quede solo con el pantalón, me mire al espejo, estaba despeinado, acelerado y sudoso, reí nervioso, había olvidado como era sudar tanto, suspire y mire mi abdomen donde había un moretón, no tenia un cuerpo muy ejercitado y masculino como otros pero al menos no era el flacucho de antes y había conseguí algo de músculos, mas relajado me acosté en la cama sin poder sacarme de la cabeza ese condenado nombre, me engaño una vez, no permitiría que lo hiciera dos veces, no fui el primer tonto en ser engañado, pero logre ser el ultimo, de todas formas, Bill, ese ser demoniaco y monstruoso, ya no existía ni volvería nunca o eso quería pensar.
La mañana siguiente fui a la secundaria sin desayunar como reprimenda por parte de mi querido padre acompañado de unos golpes.
—Pensé que eras el mellizo inteligente— Escuche a Mabel, no estaba de humor para escuchar a la hipócrita que fingía preocuparse pero luego que bien me delataba para que padre me diera una paliza.
—No estoy de humor para tus comentarios errantes, pero tienes razón en eso, yo soy el mellizo inteligente— Dije de malhumor alejándome de ella para ir a mi salón a dejar mis cosas por supuesto sonreía cuando la escuche hacer su rabieta ofendida y seguro iría a coquetearle a algún chico para que haga las cosas por ella.
Cuando llego la hora del receso y fui a la cafetería mientras tomaba asiento mientras leía un poco, de la nada libros apilados estaban en la mesa que ocupaba, vi a un chico y Mabel.
—Ya sabes que hacer, necesito la tarea para la quinta hora, apresúrate— La escuche decir eso y se marcho junto al chico.
¿Por que tenia que hacer la tarea de ella yo? Solo porque la señorita no era lo suficientemente responsable para estudiar, si tanto quería estudiar diseño de modas ella debería esforzarse por buenas notas no yo.
Me moleste, guarde mi libro y me lleve el resto hasta mi salón y me tocaba gastar mi descanso en esta porquería.
Cuando llegue a casa estaba muerto, salude a mi madre que estaba en la sala y fui a mi cuarto, al entrar vi en la pared un dibujo de un triangulo y un ojo, Bill, caí de espaldas aturdió, parpadee un par de veces y desapareció, habían pasado cinco años y volvió a atormentando, me puse de pie y corrí al baño para mojarme, sentí el suelo temblar y el espejo empezar a quebrarse, vi al mismo chico extraño detrás de mi y cuando voltee el espejo exploto, por suerte no hubo trozos grandes que me perforaran y solo termine con ligeros cortes.
Vi el suelo con el espejo destrozado y algo de mi sangre, en esos fragmentos vi a Bill, corrí de vuelta a mi cama estaba asustado ¿Que demonios sucedía?
—Tú estas muertos, estas muerto, no puedes dañarme ¡No puedes hijo de perra!— Grite, estaba asustado ya era mucho.
Me sentí mareado y cerré los ojos, cuando los abrí estaba en un extraño lugar, las cosas flotaban y vi a Bill tomando té, me acerque sin miedo estaba harto.
—Tú ya no existes—Dije con firmeza.
—Si no existo ¿Como estoy aquí? Dipper, Dipper, Dipper, siendo despreciado, humillado y atormentado por su podría familia.— Lo escuche burlarse mientras flotaba rodeándome.
—No puedes dañarme, no puedes tocarme, no existes— Repetí aunque parecía mas para mi que para él.
—Tienes razón, no puedo dañarte, no puedo tocarte, pero aun existo y seguiré existiendo ¿Enserio pensaste que me acabaron? Y ese cerebrito pensó que eras un genio, que curioso, si me debilitaron pero te diré algo— Estaba detrás de mi y cuando voltee vi al chico— Soy invencible y mis intenciones por ahora no son dañarte, pero necesito una marioneta.
—¿¡De quien es ese cuerpo!?— Dije observándolo atento.
—Oh ¿Esto? Es mio, tengo muchas formas, esta es de mis favoritas ¿No me veo bien Dipper? Te necesito y me necesitas, niño. —Dijo acercándose a mi.
—Necesitarte? Ni en sueños, estas demente si crees que te invocare, olvídalo si lo estas— Note el enojo en su mirada y su esfuerzo por mantener la calma.
—Niño, niño, si no quisieras algo ¿Que haría aquí? Quieres ser libre. quieres ser comprendido, quieres ser amado— Dijo con voz gruesa acercándose mas a mi.
—Y tú quieres el fin del mundo— Dije manteniéndome firme en mi lugar.
—Si, lo quiero, quiero ser el ser mas poderoso de todo esto, después de todo la realidad es una ilusión y el universo un holograma, este es mi juego pero empieza a aburrirme, piénsalo, yo seria el rey y tu gobernarías junto a mi.—Dijo con una sonrisa invicta.
—Y eso que significaría, no hare un trato con un ser que trato de matarme— Esta vez era yo el que se acercaba a él mientras retrocedía y note la ligera sorpresa en sus ojos —No me creas imbécil, estoy sorprendido porque sigues vivo, pero eso significa que puedo destruirte.
—Mason.
Fue lo único que le escuche decir antes de despertar otra vez en mi habitación.
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Soy el malo
RandomEl verano habia acabado y la promesa de volver al siguiente no se cumplió, ni al siguiente, ni al siguiente, hasta que Mason escucha una voz llamarlo, esa voz inconfundible e irritante que lo siguió en sus pesadillas y prefirio olvidar apareció una...