Destino

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"En los momentos de mayor oscuridad, incluso los dioses más poderosos buscan la luz que los guíe a través de la penumbra." 

Londres

3 meses despues de que Jezebel y Han dejaran el pueblo donde econtraron a Joans.

Jezebel

El sol se filtraba entre las hojas de los árboles, creando un juego de sombras y luces en el camino por el que caminaba Jezebel con sus padres. Aunque el día era radiante, Jezebel sentía un peso en el corazón, pensando en Joans ¿él estará bien?

Han ya no la dejo ir nuevamente a ese pueblo a la vez era lo mejor ¿no?

Caminaba junto a sus padres en silencio, perdida en sus propios pensamientos. La conversación con ellos había sido necesaria, pero también había traído consigo una serie de preguntas sin respuesta. ¿Cómo podía seguir adelante con su vida sabiendo que hay mucho que resolver tras lo que paso hace tres años con Joans? ¿Debería haber hecho más para ayudarlo, o simplemente dejarlo en paz como su madre parecía desear?

El susurro de las hojas bajo sus pies la sacó de su ensimismamiento, y levantó la vista para encontrarse con la luz filtrada entre las ramas. Era un recordatorio de que, a pesar de todo, la belleza y la tranquilidad del mundo natural aún estaban allí para abrazarla.

Respiró profundamente el aire fresco y dejó que sus sentidos se llenaran con los sonidos y aromas de esa parte alejada de la ciudad. Por un momento, pudo olvidarse de todo lo demás y simplemente estar presente en el momento, disfrutando de la serenidad que el entorno le ofrecía.

Pero incluso en medio de la calma aparente, la preocupación por Joans seguía pesando en su mente como una sombra persistente. ¿Estaba él feliz con aquella chica peligris, mientras que ella se estaba hundiendo cada vez mas por su ausencia?

Con un suspiro, Jezebel se obligó a apartar esos pensamientos por un momento y concentrarse en el presente. Sabía que no podía resolver los problemas de Joans por sí sola, y que tenía que aceptar que el no era para ella.

Aun seguía absorta en sus pensamientos cuando la voz de su madre los interrumpió.

-Jezebel, hija, ¿puedes regresar a casa primero? Nosotros iremos a otro lugar- dijo su madre.

-No se preocupen por mí, cuídense. -respondió Jezebel mientras los abrazaba y se despedía.

Jezebel observó a sus padres caminar por su parte, alejándose lentamente por el sendero mientras ella se quedaba atrás. Sabía que necesitaba un momento a solas para procesar sus pensamientos y sentimientos, así que se dio la vuelta para adrentarse más a la ciudad, dejando que el silencio y la tranquilidad del entorno la envolvieran.

Caminó en silencio, sumida en sus pensamientos, hasta que finalmente salió de aquella calle solitaria y se encontró en las transitadas calles de Londres. El bullicio de la ciudad la sacó de su ensimismamiento, y se encontró mirando a su alrededor con cariño.

Decidió dar un paseo por las concurridas calles, disfrutando del ambiente animado y vibrante que la rodeaba. Sin embargo, en medio de la multitud, una figura familiar captó su atención: la madre de Joans.

Jezebel se detuvo en seco, sorprendida por el encuentro inesperado. Se acercó con cautela, sintiendo un nudo en el estómago mientras se preparaba para enfrentarse a la mujer que había rechazado su ayuda en el pasado.

Ecos de un Amor PerdidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora