Un error no te define...
La sensación de llevar todo en contra puede que si...
Tu verdadero enemigo es aquel el cual te aferras a encarcelar en el fondo de tu mente...
Ordenaba a su cuerpo a responder, sintió náuseas y mucho dolor. Luces verdes inundaron las oscuras paredes y en el ambiente se escuchaba los gritos más atroces.
Abrió su ojo bueno solo para darse el lujo de cerciorarse que se encontraba en medio del campo de batalla. Su lado ciego era su nuevo punto débil, su varita había volado a quien sabe dónde.
Por el rabillo de su ojo vio una mancha negra, forzó su vista solo para reunir las pocas fuerzas que tenía para gritar. Como pudo se arrastró sin levantar la cabeza por el miedo de recibir un hechizo, sintió aquella piel fría, sin razonamiento grito su nombre varias veces.
De su cabeza y oídos caían líneas de sangre por la caída, sus manos taparon la herida solo para observar con horror salir más liquido carmesí de aquel cuerpo. Grito por ayuda sin resultado alguno, la mitad de sus compañeros habían abandonado la mision, al buscar una salida fue lo peor que le pudo pasar, al ver aquellos expectros volar hasta donde ella se encontraba.
Solo fue un pequeño error....
El ministerio tan impecable abría sus puertas a magos y brujas en cada solitud que desearan. Cada uno de sus trabajadores realizaban sus deberes.
-¿Tendra hambre?-
Unos ojos verdes sonreía, ordena papeles en el escritorio de su marido. Sus amigos los rodeaban alegrando sus días.
-Damelo a mi- la voz del padre llamo la atención de los demás, James entraba a la oficina con una sonrisa contagiosa, amaba ver absu esposa y al fruto de ese amor en sus brazos. -Está más grande-
-Se parece a ti- Sirius se levantó deprisa tomando al bebé de los brazos de su sorprendido amigo. Lily cruzó los brazos sin apartar la mirada del hombre -¿Sirius?-
-Es mi ahijado- le apretó las mejillas con delicadeza -Admito se parece a James, sin embargo, mi ahijado tiene la inteligencia de su madre-
-Y los ojos- argumento Peter.
Remus estaba semiacostado en el sofá viéndolo todo como un sueño, cuando pensó que jamás tendría amigos el destino les dio a los mejores. Sus ojos se abrieron del terror al ver al pelinegro pasarle a l bebé.
-Yo no estoy seguro- sintió pena al ver cómo James bajaba la mirada -Puedo lastimarlo- trato de justificarse. Sus palabras no le importaron a Sirius, acomodo al bebé en el pecho de Remus y se quedó muy tranquilo.
-Lo ves, le agradas-
Un mensajero saludo desde el marco de la puerta, viendo a los caballeros les brindo una lista con sus deberes. Preparados salieron juntos por los pasillos, saludaron a sus demás colegas, en un punto se separaron.
Remus y Sirius caminaban mientras charlaban. Bromeando comenzaron a empujarse hasta que Black se excedió al punto de que sin querer provoco que su amigo tropezara empujando a la vez la espalda de una visitante.
Tanto la dama como Remus terminaron en el suelo. Sirius apendo extendió los brazos a ambos, su garganta se seco al ver aquel inusual color de cabello.
-¿Rellish?- soltó el castaño levantándose deprisa.
-Me alegra volverlos a ver- dijo al ponerse en pie, limpio su ropa. Tomó a Remus con cariño de los brazos y le dio un beso en la mejilla que hizo un adorable sonrojo en el hombre. Con Sirius no fue lo mismo. -Black te ves bien-
-Eris- quería abrazarla.
-Ustedes dos- una adorable secretaria llamo su atención -No deberían de retener a la señora Snape de ver al ministro que la espera desde hace unos minutos-
-¿Señora Snape?- Black la vio con mayor intensidad, dejó de respirar al ver aquel anillo en su dedo.
Eris la vio con molestia, siguió su camino con una sola idea. Aun no se acostumbraba a escuchar su nombre con aquel apellido, se topó con algunos compañeros infiltrados que con disimulo realizaban las señas correspondientes.
La mujer la dejo enfrente de una gran puerta que se abrió. Observó una linda oficina, en el escritorio se encontraba el ministro con una sonrisa por tener a la hija de los Rellish. Se levantó para darle la bienvenida, se tomaron de la mano y le brindo un asiento cerca de la chimenea.
Severus estaba atento a cada movimiento, acompañaba a Lucius disimulando que visitaba a un buen amigo. Tomaba el whiskey con paciencia.
-Yo no abría podido- aquello lo desconcerto, espero que el rubio le diera más argumento para entender -Ya estaría muerto por defender a mi esposa-
-Tu y yo somos diferentes- tomó más de aquel líquido -Yo se separar mi trabajo con lo sentimental-
Lucius no mencionó nada más, vio a la secretaría del ministro. Por la trayectoria sabia que Eris ya estaba en posición, saco su varita recordando su papel.
-Es hora- su compañero asintió caminando a otra sala.
Llevaba su máscara escondida, su varita lista en su mano. Al doblar entró a una habitación donde se amontonoban papeles que el tiempo comenzaba a teñirlos de amarillo. Amarró su cabello, cambio levemente su vestimenta, de último la máscara, para su total atención aquella pequeña habitación mostraba una puerta oculta, se acercó con desconfianza.
Las alarmas podían alertar a los demás. El cerrojo no abría, sonrió apoyando su frente en la puerta.
-Muy sencillo para ser realidad- estaba por retroceder, sin embargo, podía ver una luz por un pequeño orificio. Su ojo experto deslumbró una gran mesa con copas y comidas. -¿Pero que...?- al instante entraron para su asombró y temor el mismo Albus Dumbledore, Minerva McGonagall, Alastor Moody y una mujer que no reconoció.
-Albus enserio haces perder mi tiempo- hablo molesto el temible auror que miraba sin nada de disimulo a la mujer. -Se están multiplicando y son más audaces-
El director tenía la mirada perdida en algún punto de la habitación. Minerva se sentía incómoda sin ninguna explicación, miro a la mujer que temblaba con nerviosismo. Trato de alcanzar la copa llena de agua, se tapó la cara con nervios al dejarla caer, la subdirectora suspiro extendiendole la de ella.
-Gra... gra....cias- trago deprisa el agua, tosiendo.-Me voy- golpeo las manos en la mesa Alastor. La mujer desaliñada dejó de temblar, su mirada era pérdida y levanto un dedo, con una voz gruesa pronunció...
"El único con poder de derrotar al Señor tenebroso se acerca. Nacido de los que lo han desafiado tres veces, vendrá al mundo y el Señor tenebroso lo señalara como su igual, pero él tendrá un poder que el Señor tenebroso no conoce... "
Minerva asustada tenía la mano en el pecho, dirigió su mirada a Albus que comenzó a levantarse y dar vueltas alrededor de ellos pensativo.
"Corazones necios que no aceptan su destino, la muerte de un inocente volverá dolorosas las horas pero el sacrificio de una mente nublosa será la luz que necesiten para estar juntos"
La mujer dio un gran respiro volviendo en si, su pecho se levantaba y bajaba muy rápido. Era el centro de atención, con miedo comenzo a j7gar con la copa vacía.
-¡Eso fue una predicción!- levanto la voz la profesora cuyo corazón trataba desesperadamente de calmarse -Esto no le tiene que saber nadie-
-¿Que co.... co... sa?-
-Podemos ganar esta batalla- sonrió Alastor viendo a Albus.
-Disculpen yo de... beria retirarme- El director la tomó de los hombros con ternura, la veía como un regalo.
-Bienvenida a Hogwarts profesora Sybill Trelawney-
Severus parpadeo analizando aquello. Tan cegado por el poder no penso en la posibilidad de que su señor podría morir. El era un humano más después de todo, un bebé sería su perdición.
Camino hasta la salida cuando otro pensamiento lo detuvo. ¿La otra profecía a quien iba dirigida?
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¡Algo mas sencillo que la vida!
RandomLo que mas la lastimo no fue el rechazo, las traiciones, ni siquiera el dolor. Fueron sus propias acciones, juro nunca ser un monstruo pero hasta el ser vivo mas vulnerable sabe cuando debe mostrar su garras para sobrevivir.