El misterio del reloj

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El misterio del reloj


Nadia Vanessa Córdova Araiza

Había una vez, un pequeño pueblo llamado Ixtapaluca, donde habitaban dos pequeños amigos inseparables, Derek y Geraldine, Derek es un niño con demasiadas ideas, demasiada imaginación y se pudiera decir que es un niño bastante curioso, en cambio Geraldine es una niña super inteligente y algo tímida, pero le gustan mucho las aventuras y pasar tiempo con Derek.
Un día, estos pequeños amigos aventureros, decidieron explorar el viejo taller del señor Rogelio, este señor es un inventor que decía que provenía del pasado algo muy difícil de creer para Derek y Geraldine siempre que veían pasar al señor Rogelio lo veían vestido con colores muy apagados, siempre estaba mirado la hora y siempre fue muy misterioso.
En la pequeña exploración de este pequeño par, encontraron un reloj bastante viejo, tan viejo que parecía creado en otro tiempo, el aspecto del reloj causo gran curiosidad en los pequeños, creando preguntas como:
¿De dónde consiguió el señor Rogelio este reloj tan viejo? ¿Para qué lo tendrá?
—¿Crees que realmente pueda atrasar el tiempo? —preguntó.
—Solo hay una forma de saberlo —respondió Geraldine
– Yo creo que sería mejor volver mañana y preguntarle al señor Rogelio, ya sabes cómo se pone cuando agarramos cosas de él, aparte ya se hace tarde – dijo Derek,
y Geraldine asintió con la cabeza, y decidieron descansar para su aventura de mañana.
Pero al día siguiente por la mañana, cuando regresaron al gran taller, para preguntarle al señor Rogelio sobre el viejo reloj que encontraron, descubrieron que había desaparecido, y no solo desapareció el señor Rogelio, si no, también el viejo reloj.
- ¿Cómo pudo un señor tan viejo desaparecer de la nada? -Pregunto Derek
– Es extraño ¿no crees? -dijo Geraldine,
-Y si tal vez.... Solo tal vez.... el reloj viejo teletransporto al señor Rogelio a otro lugar, como nos había contado -Exclamo Derek
– no seria "otro lugar" si no otra fecha, ¡Habrá que encontrarlo!
Siguiendo pistas escondidas entre las sombras del pueblo y los susurros del viento, Derek y Geraldine se adentraron en el Bosque del Tiempo Perdido, llamado asi porque no tenías noción del tiempo, ni cuánto tiempo pasaba, un lugar donde las horas parecían días y los minutos nunca pasaban.
Al adentrarse a lo más oscuro del bosque del tiempo perdido encontraban cosas sin sentido, como relojes que giraban al revés, esculturas antiguas, cultura antigua y muchas cosas más, fue allí donde encontraron al primer guardián del tiempo.
Una estatua de un antiguo relojero que cobró vida ante sus ojos, era muy grande, viejo y tenía una barba que podía llegar al suelo, a Geraldine y a Derek les causo algo de miedo, pero, era una aventura más para los pequeños amigos.
-Para seguir con su búsqueda deberán ser pacientes y esperar a que el tiempo venga hacia ustedes -dijo la estatua con una voz espeluznante y grave.
Parecía muy sencillo, pero era desafiante, tenían que descifrar el acertijo antes de que el gran reloj de arena terminara, después de pensar y pesar lo que podía significarse, gracias a las ideas de Derek y a inteligencia de Geraldine lograron de cifrar el acertijo al poco y pequeño tiempo que quedaba, antes de que el ultimo grano de arena callera,
La estatua se quedó muy asombrado de como dos pequeños niños pudieron resolver un acertijo que ningún otro había podido descifrar, y les dijo:
-Son dos pequeños aventureros demasiado inteligentes y astutos, mucha suerte para encontrar al señor Rogelio.
-Muchas gracias, si nos tenemos uno al otro nada es imposible. -Contestaron los pequeños.
-Suerte en su aventura. -Contesto la inmensa estatua.
La estatua les indico hacia dónde dirigirse para seguir su camino, y su siguiente aventura continuaba en la torre del reloj.
La torre del reloj era gigante, tan gigante que alcanzaba las nubes mas altas, Al llegar a la cima, encontraron al ladrón, un joven que había sido aprendiz del señor Rogelio, él les conto porque razón se robó el reloj.
—Intenté usar el reloj para volver al pasado y corregir un error, pero aprendí que no podemos huir de nuestras acciones; solo podemos aprender de ellas y seguir adelante —confesó el aprendiz, entregándoles el reloj. Todos cometemos errores —dijo Geraldine. —Pero lo importante es aprender de ellos —añadió Derek., mirando el reloj con nuevos ojos, expresando que los errores no son para querer cambiarlos, sino para aprender de ellos.
Juntos, decidieron devolver el reloj al señor Rogelio, quien les dijo el secreto de aquel reloj: el reloj no tenía el poder de cambiar el tiempo, sino de enseñar a quien lo poseyera el valor de la paciencia y la importancia de vivir cada momento.
Con el misterio resuelto, o y Geraldine volvieron a sus vidas, llevando consigo una lección aprendida.

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⏰ Last updated: May 03, 2024 ⏰

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