Sonreía abiertamente. Me sentía en mi hogar.
El sol brillaba fuertemente, dándome la oportunidad de tener el calor que tanto extrañaba. Y que en Enero, es algo difícil -por no decir imposible- de presenciar, sobre todo en Bradford.
Aferré mis dedos a la maleta que traía conmigo mientras suspiraba. La casa de mis padres era hermosa, su nuevo vecindario se veía acogedor.
Toqué el timbre dos veces. Un cálido "Ya voy" se escuchó al otro lado. Sonreí aún más al reconocer esa dulce y femenina voz. Mi madre.
Ahora estaba en la ciudad que marcó mi vida, por decirlo de alguna forma. La ciudad que presenció mis sonrisas, y mis lágrimas. En donde crecí toda mi vida y siempre fui feliz.
Donde me enamoré por primera vez, y me decepcioné por primera vez.
Dónde supe que la amistad sí existía. Que no hay nada más hermoso que tener una familia unida.
Y por más que me negara a venir aquí durante años, debo admitir que, aquí están mis raíces.
De pronto, la puerta se abrió, dejando mostrar a una mujer hermosa, algo más delgada y sonriente. Llevaba puesto su delantal, en señal de que había estado durante horas en la cocina, eso lo pude averiguar por las manchas de harina que había en él. Su oscuro cabello estaba agarrado en una improvisada cola de caballo. Sus ojos marrones amenazaban con dejar salir una lágrima.
Echaba de menos mirarla.
-¡Bonnie! -sin previo aviso, se abalanzó hacía mi, dándome un abrazo.
No era de esos típicos abrazos rápidos, era el abrazo de una madre. El que te daba calor, cuando tenías frío. Que te hacía sentir seguro, a pesar de que hubiera miedo. No lo pensé dos veces y correspondí el abrazo, de la misma manera en que ella lo hacía.
-No puedo creer que estés aquí, mi niña. -murmuró limpiándose una que otra lágrima fugitiva.
-Y tú, mírate mamá. ¿Que te sucedió? -pregunté al darme cuenta de que estaba un poco más delgada.
-Tuve mucho tiempo libre. Entré a hacer ejercicio y me preocupé más por mi misma. Tenía que mantener mi mente ocupada para intentar digerir que mi pequeña hija había dejado su nido -explicó mientras esa tierna sonrisa no desaparecía de su rostro-. Estás bellisima, tu cabello, tu altura, tus curvas...
-¡Mamá!
-¡Es la verdad! Ven, vayamos adentro. Quiero que veas nuestro nuevo hogar, te va a gustar.
Y efectivamente, por fuera tenía una bella vista. Pero por dentro era completamente distinto, y de buena forma. Tenía cierto parecido a nuestra casa anterior, lo que hizo hacerme recordar ciertas cosas que prefiero no decir.
Mis padres habían hecho un estupendo trabajo.
Al menos mi ausencia ayudó a alguien. ¿No?
Me senté en el mueble mientras observaba maravillada, mi madre entró rápidamente a la cocina, y salió con una enorme bandeja entre sus manos.
-Mira, ¡Son papas fritas con una hamburguesa! ¡Come! ¡Aliméntate bien! -exclamó animada.
-Cálmate, mamá. Hablas como si no me hubieras visto en toda una vida.
Tomé mi hamburguesa y comencé a comer. Pude percibir que el día estaba cerca de alcanzar su punto medio, por lo que mi estómago pedía comida.
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Enamorando a Verónica → zayn
Fanfic"¿Te vestirias de mujer sólo por amor? Zayn Malik sí lo haría." Antiguo: ¡Creí que eras Verónica! Queda prohibida la copia parcial o total de esta obra. Registrada en Safe Creative bajo el código: 1501032899666.