Capítulo 7

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César había pospuesto su regreso a casa debido a Jazmín, ella se había vuelto algo más que una simple amiga, descubrió sus sentimiento hacia ella así que comenzó a conquistarla aunque para Jazmín era una extraña confusión ya que Lucas era su primera amor, pero ahora era como si fuera otra persona y a pesar de ello el sentimiento parecía haberse vuelto más fuerte.

Poco a poco Lucas volvió a sonreír nuevamente, las pasiones que había dejado atrás volvieron a aparecer y continúo con sus estudios. Bruno decidió llevarlo de compras, un día para salir de casa y disfrutar de los privilegios además de la juventud que todavía contaban ya que eso sería por un corto tiempo; los juegos así como la comida fueron perfectas, Bruno era alguien que apreciaba demasiado las casacas de cuero comprando una para su mejor amigo quién lo recibió sin rechistar y cuando ya se disponían a dirigirse hacia la salida del centro comercial algo brillante atrajo la mirada de Lucas quién fue hipnotizado por ese reloj dorado, el cual una vez estuvo en sus manos lo único que podía pensar era en tenerlo para siempre.

— ¿Qué es lo que tienen esos libros que te gustan tanto? Son muchas letras y nada de dibujos, es aburrido. —Susurraba Bruno al quedarse de pie delante del librero, que cada vez aumentaba en número de libros leídos.—

— "Aburrido" tu cara es aburrido.

— Ah estás gracioso. —Cogió un libro con una portada interesante, al parecer era relacionado con el género de ficción y fantasía.— "¿Qué harías si la mujer que amas resulta ser un alma vengativa?" ¿Qué diablos? ¿Se enamoró de un fantasma? Eso es turbio.

— Primero debes leerlo para después criticar, no leo mucho esas historias así que te lo puedo prestar.

— "Némesis", fácil de pronunciar y corto título. —Bruno se tocó el cabello ondulado al mirar a su mejor amigo.— Hay que darle una oportunidad, quizás si leo más las chicas se me lancen como a ti.

— Júrame que lo vas a cuidar o si no te mato. —Lanzó aquella amenaza al mantener la expresión seria.—

— ¿Eres capaz de matar a tu mejor amigo por un libro?

— Los libros son preciados para mí, por fin tengo la oportunidad de tener tantos libros como una vez soñé así que lo voy a cuidar con mi vida... No estoy jugando, querido amigo.

— Está bien, lo cuidaré porque mi vida está en riesgo. —Con una sonrisa se despidió de Lucas, llevándose consigo aquel libro que leería en la noche porque necesitaba una distracción, algo que lo hiciera escapar de su realidad.—

×××

Ivette:
¿Por dónde están?

Fabiola:
Llegaré una hora tarde, mi novio no quiere dejarme ir así que vayan adelantándose sin mi.


Ana:
¿Cual de todos?

Fabiola:
El oficial.

Ana:
Estoy a cinco minutos de tu casa Ive, ya llegooooo.

Ivette:
Ok ❤️

×××

Una pijamada organizada por Ivette se dio lugar en la casa de esta, una noche de chicas en donde pasarían un buen rato viendo películas románticas con mascarillas en el rostro y por supuesto snacks. Ana era una joven quién lloraba de emoción al ver las películas, Fabiola solo lo hacía cuando aparecía algún animalito herido o que moría e Ivette simplemente nunca lloró por una película.

— Debes hacerle caso a Diego, le gustas bastante así que aprovecha. —Aconsejaba Fabiola al realizarse una depilación de las cejas para que quedarán perfiladas porque odiaba ver un solo pelo fuera de la línea marcada.— Te puede ayudar a deshacerte de tu problema.

— Ser virgen no es un problema, además él solo quiero acostarse conmigo... Es lindo porque es su único propósito.

— Pero es guapo.

—¿Y qué con eso? Yo quiero que mi primera vez sea con un chico de quién esté enamorada, no quiero entregarme a cualquiera. —Susurró al mantenerse abrazando la almohada con forma de oso, recostada sobre la cama buscaba una nueva película.— Deseo que sea especial.

— Deja de fantasear, los hombres no son como en tus películas ni mucho menos como en esos libros que escribes. —Lanzó una risa corta para dejar el espejo a un lado y coger el celular de Ana.— ¿Quieres ver qué tan desesperado está por ti?

— No hagas eso.

—Veamos cuánto demora en responder... —Sonrió al darle clic al mensaje que fue enviado y respondido en segundos.— ¡Dice que quiere verte ahora.

— ¡Te dije que no hicieras nada! —Exclamó furiosa al arrebatarle su celular, rápidamente eliminó la conversación y bloqueó al contrario.— ¿Por qué hiciste eso? ¿Qué pensará de mi? Yo no soy una chica fácil, no voy a acostarme con cualquier chico guapo que vea como tú.

— Los tequeños llegaron... —Ivette se encontró con un ambiente frío e incómodo.— Ana ¿Por qué lloras?

—¿Hay algún problema que satisfaga mis necesidades naturales? ¿Qué problema hay si quiero acostarme con chicos guapos? ¿Los conoces, acaso? ¿Son tu familia o qué? ¡Yo no soy una zorra! Pero que puede entender una mojigata que simplemente para fantaseando, el príncipe azul no existe ¡Ya despierta! —Vio como Ana se disponía a ir contra ella y no planeaba dar marcha atrás en sus palabras, hasta que Ivette se puso entre ellas.—

— Déjense de tonterías y sienténse en este momento. —Ordenó, después de unos minutos fue Ana quién tomó asiento y la otra la siguió.— ¿Qué pasó? ¿Por qué se dicen esas cosas tan desagradables? Somos amigas por muchos años, nos conocemos desde niñas.

— Ella tomó mi celular y le envío un mensaje a Diego, le preguntó si quería tener sexo conmigo esta noche... Fabiola cruzó la línea.

— Tan solo quería ayudarla, se nota que le gusta pero no le quiere dar chance solo porque es conocido como un mujeriego, pero en esta vida debes tomar riesgos. —Trató de defenderse al recibir un almohadazo por parte de Ana y en segundos se abalanzó sobre ella.—

— Se sueltan ahora o lo dejaré caer. —Ivette levantó la voz al encontrarse de pie y en sus dos manos tenía el celular de sus amigas.—

—Espera, Ive-

— Es el último modelo.

— Quiero que se pidan perdón en este momento o las dejaré sin celular. —Ante la advertencia clara ambas amigas se pidieron disculpas sinceras, para después ir con Ivette.—

— Vamos Ive, mírame tú no eres así.

Noa, mírame. —Ante la referencia que lanzó Ana, las tres amigas estallaron de risa para finalmente darse un abrazo entre las tres.—

— La próxima vez iré por sus maquillajes, saben que no juego. —Susurró Ivette al tener a sus dos mejores amigas, después eligieron una canción para cantar a viva voz dejando salir la dulce melodía que era una mezcla entre un asesinato y gallos de peleas.—


















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El sol es radiante el día de hoy.

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