—¡No, Seokjin! —al escuchar que la subasta había sido finalizada, dando por hecho que Jungkook resultó ser el vencedor de la noche, Jimin apretó de la muñeca al pelirosa—. ¡Él no puede!
—Nunca pusimos una regla con respecto a eso... —comentó, apagando el altavoz.
—¡Pero no es justo! —se colocó las manos en la cabeza, desacomodando su bandana—. ¿¡Qué hay de los clientes!?
—Ninguno supero después de mil trescientos, era ahora o nunca —Seokjin le trató de explicar y la música del lugar subió, regresando todo a la normalidad—. ¿Chan tenía el dinero para pagar lo que ofertó?
—¡Por supuesto! —era mentira, pero su colega no tenía por qué saberlo—. ¡No por nada está aquí! ¡No le diste tiempo de aumentar!
—Tuvo varios segundos para subirla, no lo hizo y nadie más lo iba a hacer —seguían discutiendo, parados arriba del mostrador—. Yo no tengo la culpa.
—¡Es que no!
—¿Se quieren bajar de ahí ya? La gente necesita alcohol y los mira raro —Yoongi les tronó los dedos desde abajo, señalando después a Jungkook—. Ayúdenlo.
—Yoongi, yo no... —el pelinegro intentó abogar por su bienestar.
—Conmigo no. Si no quieres, habla con Jungkook, no le acepté aún el dinero. Arréglalo con él y me avisan —farfulló, girando entre sus dedos una botella de vodka y sirvió dos tragos de cortesía para sus trabajadores—. Andando, hay mucha gente.
Jimin estaba contrariado, no era lo que esperaba y mucho menos lo que quería; Jungkook seguía haciendo todo por humillarlo, para él, había sido un claro ejemplo de su maldito egocentrismo, de demostrar que podía poseer el control de cualquier situación, cuando quisiera y como quisiera.
Los dos chicos bajaron de la barra, había comenzado a sonar la canción de "I Gotta Feeling", creando un tumulto de amigos coreando y reclamando la melodía como suya.
Para Jimin no era una buena noche, estaba muy lejos de serlo, sentía la impotencia, la necesidad de propinarle una cachetada a Jungkook y de igual forma a Seokjin: a uno por fanfarrón y al otro por solapador.
Con su destello de enojo, se tomó de un sorbo el vodka obsequiado sin hacer gestos; estaba acostumbrándose a beber de todo un poco.
—¡Hey, Minnie! —Chan se logró abrir paso entre la saturación de personas y llegó hasta uno de los espacios menos asfixiantes en la zona de servicio—. ¡Gran noche, acabas de arrasar!
El ojimiel le observó serio y cruzó los brazos a la altura de su pecho.
—¿Y tus mil trescientos dólares, Channie? —sondeó irónico, con una sonrisa postiza.
—Uhm... —lo meditó e introdujo la mano en su bolso trasero del pantalón, sacando de ahí su cartera—. Déjame ver.
El australiano vació sobre la madera el contenido en efectivo que resguardó en su billetera, dejando caer unas cuantas monedas y billetes doblados por la mitad. Separó por denominaciones iguales el dinero, haciendo la suma neta.
—Casi completo los sesenta dólares, ¿qué me alcanza con eso? —habló, haciendo un mohín y rascó su oreja—. ¿Hay descuentos por ser tu amigo?
Al levantar la cara, esperó verlo feliz y agradecido por su técnica infalible, hasta ahora llevaba la delantera. Pero su buena voluntad fue evaporándose cuando la faz áspera de Jimin le comunicó que algo no estaba bien.
—Bueno... sin descuentos, lo que me alcance —farfulló, extendiéndole uno de los billetes de diez.
—¿Por qué dejaste que Jungkook ganara? —preguntó, recogiendo el dinero y revisando a contraluz que fuera auténtico.
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club bengala 𐙚 kookmin.
RomansaJimin disfrutaba su empleo, de verdad lo hacía, intentaba dar lo mejor de si para mejorar día con día, sus compañeros lo trataban bien y lo instruían en lo que necesitaba. Menos Jungkook. Ese maldito chico de ojos color índigo y pómulos marcados er...