Capítulo 14

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  En el silencio interrumpido únicamente por el sonido de la regadera, Jimin miraba su reflejo en el espejo de la habitación. Deslizaba sus finos y delicados dedos por su cuerpo, detallando lo bien que se veía esa bata en él.

Cada detalle estaba confeccionado con sutileza, gritando y desprendiendo lujo por todas partes. Debajo, se exhibía su figura envidiable, brindando ese toque siempre erótico. Sonrió complacido y levantó la barbilla — Es la vida que yo merezco — susurró, colocándose de lado para ver su lindo trasero en el cristal.

Jungkook salió de la ducha, con una toalla en su cadera y se acercó para tomar al rubio por la cintura y dejar besos en su cuello. Bajando una mano para apretarle ambos glúteos, clavando sus dedos en medio — Esto te queda divino...

— ¿Le gusta? — llevó su brazo hacia atrás y le acarició el cabello.

— Te ves delicioso... Siempre lo haces.

— Usted también, mi señor.

— ¿Quieres saber lo que tengo preparado para tu entrenamiento de hoy?

— Estoy ansioso.

— Espera aquí — de una de las cajas de la boutique, sacó un delantal en seda y encaje, negro con blanco. Caminó hacia el pequeño y con calma se lo puso — hoy jugaremos al dueño y el esclavo — le soltó tremendo azote — házme algo de comer — sonrió y se acostó en la cama a revisar su celular. Jimin lo miró incrédulo — ¿Qué esperas? Te di una orden.

— Sí, señor — si el rubio odiaba algo era cocinar y últimamente ya lo había hecho dos veces para su jefe. Mientras preparaba la comida, Jeon salió de la habitación y se sentó en la barra de comer.

— Siento que algo me estorba visualmente — se peinó el cabello hacia atrás — quítate la bata y déjate únicamente el delantal.

Jimin desató las tiras y sacó la bata por encima de su cabeza para después volverse a poner el delantal — ¿Así, amo?

— Así, bebé. Sigue en lo que estabas... Tengo hambre — el menor se giró para terminar de hacer el pollo y  Jungkook fijó la mirada en su linda retaguardia.

Así pasó un rato hasta que la comida estaba lista — Puede sentarse en el comedor, señor.

— No, ahí no quiero — caminó hasta el sofá y se sentó en el piso, recostando la espalda en el asiento — trae el plato — Jimin se acercó con lo pedido y se lo entregó al pelinegro — ahora acuéstate boca abajo. Sin chistar, obedeció. Jeon le amasó las nalgas y le dió otro azote antes de ponerle el plato de vidrio en la espalda y comenzar a comer — así es como se sirve una deliciosa comida — le volvió a apretar la nalga y siguió. El pequeño descansó su cabeza en el piso y lo miró con diversión — no me veas así...

— ¿Así cómo?

— ¿Perdón? — levantó una ceja.

— Señor...

— No te pases de listo — le propinó una fuerte nalgada que lo hizo jadear, dejando su piel roja y ardiendo — hablame con respeto. Ponte sobre manos y rodillas con la espalda recta. Estarás así hasta que termine.

— Sí, amo — de nuevo el plato fue puesto en su espalda y Jeon siguió comiendo hasta terminar.

— Estuvo delicioso, ahora lávalo.

— Con todo el gusto, mi señor — se levantó y caminó hasta el lavaplatos.

— Házlo empinando el culo hacia atrás — Jimin lo hizo, dejando a la vista su dulce entrada al placer — qué buena vista — se sentó en el sillón y separó las piernas — llena tus manos de agua y jabón y pásalas por tus glúteos, suelta el plato.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora