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Naruto deambulaba por la aldea, usando su jutsu de invisibilidad para pasar desapercibido. Era su única forma de moverse con tranquilidad por Konoha, evitando así ser detenido por preguntas sobre Hinata y las presiones para que le diera una oportunidad.

Con un suspiro agotado, Naruto entró a la Torre Kage y abrió la puerta. Kakashi levantó la mirada de sus documentos y dirigió su atención hacia donde estaba Naruto, aunque este aún estaba envuelto en su jutsu de invisibilidad.

—¿Necesitas algo, Naruto? —preguntó Kakashi, volviendo a centrarse en los papeles que tenía sobre su escritorio.

Naruto soltó otro suspiro y frunció el ceño ligeramente—Pensé que podría asustarte un poco —murmuró, imaginando cómo sería llegar a la sala con Kakashi absorto en sus papeles, acercarse sigilosamente y tocarle el hombro para darle un susto. Se imaginó a Kakashi soltando un grito poco masculino por la sorpresa.

Kakashi sonrió bajo su máscara —Hmm, bueno, necesitarás al menos unos diez años más para sorprenderme— murmuró, agitando sus manos en gesto de negación.

Naruto sonrió ampliamente. —¡Ja! Estoy seguro de que puedo hacerlo antes de que me crezcan canas como a ti — bromeó, tratando de contener la risa al notar cómo una nube de depresión parecía formarse sobre la cabeza de Kakashi.

Kakashi giró ligeramente para ver su reflejo en el cristal de la ventana. <Según Shizune, aún me veo joven y guapo> pensó, volviendo la vista hacia Naruto. —<...además, con mi color de cabello, ¿cómo sabría alguien que ya tengo canas?>— siguió pensando, ajeno al esfuerzo de Naruto por contener la risa.

Naruto soltó un suspiro, realmente divertido por la situación. —Como sea, Kakashi-sensei, venía a decirte que en caso de que haya alguna misión para mí, no envíes a nadie a mi casa, ya que no estaré allí— dijo, atrayendo la atención del Hatake —Estos días estaré quedándome con Karin—

Kakashi frunció el ceño al escuchar eso. Su mirada bajó hasta el último cajón de su escritorio, donde se encontraban varios papeles que planeaba quemar. Cuando Karin decidió quedarse en Konoha, se había decidido que su apellido y su linaje serían un secreto. Sin embargo, de algún modo, algunos sectores de Konoha se enteraron, y desde entonces no han dejado de intentar forzarlo a unir a Naruto y a Karin.

<esto podría ser bueno> pensó Kakashi ya que la cercanía podría hacer que enamoren, por muy dictadura que sea Konoha había modos en los que podían hacer que torciera su mano, ellos aun no lo sabían, pero Kakashi no podía confiarse en que siempre sería así —con Karin ¿por que?— pregunto.

—toda la aldea está loca, solo con ella puedo estar tranquilo...por cierto no le digas a nadie que estoy con ella— Naruto frunció el ceño — si alguien llega a la casa de Karin... tomaré todas tus copias de Icha Icha y las quemaré...no importa donde las escondas si fui capaz de robar el pergamino prohibido de konoha cuando tenía 12 se que ahora soy más que capaz de robar tu porno—

Kakashi asintió rápidamente, entendiendo la seriedad del asunto. No quería arriesgarse a que su preciado tesoro fuera destruido, así que guardaría silencio sobre el paradero de Naruto.

Con eso dicho salió del despacho de Kakashi permitiendo que el Hatake dejara escapar un suspiro.

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Karin paseaba por las áreas verdes de Konoha con una sonrisa radiante en el rostro, sintiéndose como si estuviera flotando en el aire. El encuentro que había tenido con Naruto esa mañana la había llenado de felicidad.

—Me pregunto si estará en casa más tarde— murmuró para sí misma, dejando escapar un suspiro lleno de alegría. —Quizás debería preparar algo de comida— agregó, mientras por el rabillo del ojo divisaba un pequeño lago donde varios patos silvestres nadaban o descansaban en la orilla. Sin pensarlo dos veces, se lanzó hacia adelante y atrapó uno. —Ya atrapé la comida— lo acunó entre sus brazos y comenzó a caminar de regreso a su apartamento.

 —Ya atrapé la comida— lo acunó entre sus brazos y comenzó a caminar de regreso a su apartamento

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Mientras caminaba, Karin vio a lo lejos a Sakura y a Ino acercándose hacia ella. Rápidamente, giró sobre sus talones y comenzó a caminar en dirección opuesta, esperando que no la hubieran visto.

—¡Karin!— gritó Sakura, acelerando su paso mientras Ino la seguía de cerca.

Karin maldijo internamente antes de girarse y forzar una sonrisa. —Hola, ¿cómo estás?— murmuró, sin saber muy bien qué decir. En realidad, Sakura no era su amiga; más bien, era una conocida. Estaba segura de que el momento en que más habían hablado fue después de que Sasuke la atravesara con su jutsu raiton y ella la curara en lugar de matarla, como Sasuke le había pedido.

Sakura sonrió sin darse cuenta de la incomodidad de Karin. —Bien, no me quejo— respondió con una sonrisa. —Ella es Ino, mi mejor amiga— presentó a la rubia a su lado, quien no dejaba de mirar a Karin, aumentando su incomodidad.

—Soy Karin, un gusto— dijo Karin con un tono algo rígido.

Ino sonrió brillantemente. —¿Este es tu color de cabello natural?— preguntó, tomando varias hebras del cabello de Karin en sus manos antes de que ella pudiera hacer algo por evitarlo, ya que si lo hacía, el pato que tenía en brazos se le escaparía. —Deberíamos reunirnos un día de estos. Te ayudaré a elegir una mejor ropa para ti—

Sakura finge toser para recordarle a Ino lo que estaban haciendo —karin no habrás visto a Naruto— le pregunto.

Karin puso la mejor cara de poker que tenía y respondió —no lo he visto— respondió luego de fingir pensar por unos instantes —según se ustedes son sus amigas no deberían saber en dónde está el—

Las cejas de Sakura temblaron ante la insinuación de que ni ella ni Ino eran buenas amigas para Naruto. Ino la detuvo, poniendo la mano en el pecho de Sakura para calmarla, transmitiéndole una silenciosa indicación de que no era el momento adecuado para crear problemas con la pelirroja.

Ino buscó rápidamente una forma de cambiar de tema y desviar la atención de la incómoda situación. Observó al pato en los brazos de Karin y preguntó: —¿Para qué es el pato?—

Karin simplemente encogió los hombros, respondiendo: —Es la comida— antes de pasar junto a ellas y continuar su camino hacia su apartamento.

Sakura frunció el ceño, molesta por la actitud de Karin. —Qué sabrá ella— murmuró entre dientes, aún con el ceño fruncido.

Ino negó con la cabeza. —Olvidémoslo... Mejor volvamos a la Torre Kage, tal vez ya sepan dónde está Naruto— sugirió, comenzando a jalar a su amiga hacia su destino.

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