Cuando Hace Frio

Fumame

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Ingiere mi alma, acaba con mi cuerpo, destroza mi espíritu y deja que no quede nada, prometo ser útil a si que usame, solo no te vallas.

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Quería llorar, dejar mi alma impresa en lágrimas calientes por mis mejillas, correr y huir, y aunque sabía que acaba de pasar, mi cerebro no procesaba todo lo que estaba pasando, todo lo que acababa de pasar.

─ Vistete.

Estaba tembloroso, asustado y tan confundido. El olor a cigarro no estaba ayudando a mi estado, y sin igual como pude me levante, completamente acabado.

Estaba sucio, asqueado conmigo mismo por alguna razón, pero ¿por que? Yo había querido esto, después de todo no me queje.

Me vesti como pude, mi temblor era tal que la ropa entre mis manos era difícil de poner.

Y el olor a cigarro, ese maldito olor a cigarro, mierda, lo odio.

Camine hasta el espejo, desarme mi peinado completamente arruinado para hacerlo de nuevo, me sentía completamente arruinado, como si hubiera caído en desgracia, y no entendí ese miedo sepulcral que me dio verlo detrás de mi, era aterrador, pero no debería ser así, nada debería ser como estaba pasando.

─ Gracias, fue una noche... Maravillosa ¿no crees?

Me trague mis lágrimas en ese momento, su voz, esa voz que juraba amar ahora me estaba matando.

─ Si. Lo fue.

Decir eso me rompió aún más ¿que estaba haciendo?

Realmente no me había gustado, realmente no, realmente solo quería llorar y sentirme pequeño.

El dulce que me extendió, como si supiera que no estuvo bien, que yo estaba mintiendo.

─ Tómalo, es para ti.

Quería no hacerlo, queria dejar todo hasta hay, dolía demasiado para poder dejarlo hay, tenía tanto miedo de que se fuera que solamente pude tomarlo.

Aunque me fui de allí, aunque logre salir de ese abismo, tal y como ese día me sentía vacío así siguió con los años mi vida. Sus manos sobre mi piel, el aire en mi oido, las marcas en mi piel, sus abusos y ese montón de olor a cigarro.

Lo odio, lo odio, lo odio tanto.

Se llevó una parte de mi, que no creo que podré recuperar jamás, se llevó tanto de mi.

Y ahora, a pesar de los años que han pasado, todavía guardo esa primera envoltura.

Esta maldita envoltura.

El cigarro en mis labios solo me recuerda todo de nuevo, el envoltorio de chocolate en mi mano reafirma cada hecho, recordandome por completo cada suceso. Creo que las marcas en mi piel no fueron suficientes.

Él era mi sueño, él lo era todo pero ¿por que? Dios, definitivamente tenía tan malos gustos.

─ Valla, no crei que el correcto suguru geto fumara.

Estaba tan hundido en mi pasado que no escuche cuando se acercó.

─ ¿Que haces aquí satoru? Pensé que estarías viendo tu k-drama de romance.

─ Bueno, realmente es hermoso pero lo he visto unas 12 veces a este punto ─Alzó los hombros desdeñoso, su forma rápida de hablar revelando la pena de que yo tuviera esa clase de información. ─ ¿Que tienes hay? ¡Yo también quiero! ─ antes de poder quitar la mano la envoltura ya estaba en sus manos.

─ solo es un dulce...

─ Uno de la época de los dinosaurios, por Dios, mis amigos de colegio público solían comer de estos dulces cuando teníamos como doce u once años, recuerdo que me dieron uno una vez ¡sabian horrible! Pero los comían por que eran asquerosamente baratos.

Bote el cigarro después de una última calada de humo, odiaba sentirme así y no poder pedir ayuda. Pero yo soy el fuerte, yo no soy capaz de compartir mis asuntos, yo soy fuerte, no tengo por que mostrar debilidad, eso no es para mi.

Parecía que todo a mi alrededor se quería tornar borroso, me sentía caer.

─ ¿Esta bien doctor Geto? ─ su mano en mi hombro casi me hace gritar, y lo hubiera hecho de no ser por su mirada, azul y profunda, ese sentimiento de la primera vez que lo ví realmente volvió.

Él era hermoso.

─ No me diga que mi médico se va a enfermar, eso sería un desastre para su único paciente ¿lo sabe verdad?

Tan imprudente.

─ No me diga, yo no creo que mi paciente sea capaz de extrañarme de verdad.

Tan idiota.

─ Créame, su paciente lo extrañara más de lo que quiere pensar, pero solo por que ya se acostumbro a su presencia.

Me hizo quererlo incluso sin darme cuenta.

Mágico, extraordinario, estúpido y maravilloso.

─ ¿Usted lo cree?

─ Completamente, pero digo que es mejor averiguarlo por si mismo.

Único, nunca en mi vida podré volver a ver a alguien como él.

─ Tomare su Consejo ─ mi risa fue inevitable ante su comentario. ─ es muy sabio si me permite decirlo.

Recurrente, era tan recurrente en ese entonces.

─ Si si si, ya lo sé, yo soy maravilloso, ahora vamonos, el ser inmortal ya se dio cuenta de quien fue la parca en su última vida.

Empezó a caminar, sus orejas estaban Rojas ante un cumplido tan simple como ese, genuinamente era adorable.

─ ¿No que ya te lo habías visto doce veces?

─ Si, pero esta es la primera vez que la veo contigo, eso lo hace... Especial.

─ Aww, que dulce, mi paciente realmente me aprecia mucho.

Se detuvo de pronto, la envoltura seguía en su mano. Realmente ya me había olvidado de eso, ese efecto tenía satoru en mi.

Si el abría la boca era capaz de olvidarlo todo para seguirlo a él.

─ ¿Que hago con esto suguru?

Mire fijamente ese viejo pedazo de plástico.

─ Tiralo, ya no lo necesito.

─ ¿Estas seguro?

Flaquee un segundo, pero no me detuvo, no al final.

─ Completamente.

Así sucedió, fue hechado a la basura.

─ Creo que dejaré de fumar.

─ ¿Enserio? Bueno, eso no suena mal.

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Espero que se haya entendido.

Seguirá siendo para ella con amor.