9- Voluntad

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El sol se colaba entre las persianas, tiñendo la oficina de un dorado celestial que auguraba un día prometedor. Dos semanas habían transcurrido desde que Evan asumió las riendas de la empresa, cumpliendo su promesa, con Bell, su "secretaria" para el mundo, siempre a su vera.

Evan, de porte distinguido y mirada resuelta, ocupaba su lugar tras el escritorio. Bell, por su parte, tecleaba en su ordenador, aliviando la carga de Evan al editar un informe.

-Bell, ¿podrías traerme el informe, por favor? -la voz de Evan, suave pero firme, era el eco de su dualidad.

-Por supuesto -respondió Bell, incorporándose justo cuando su reloj marcaba la hora de su medicina.

Evan la observaba alejarse, un gesto tierno y protector que aceleraba su pulso. Bell extrajo una pastilla de su bolso.

-Evan... Con dos semanas de trabajo y terapia, ¿te has sentido ansioso o presionado?

La belleza de Bell capturaba la mirada de Evan.

-A tu lado, todo es mejor -confesó, provocando que Bell sintiera revolotear mariposas en su estómago por primera vez en mucho tiempo.

-¿Quieres algo de cafetería? -preguntó Bell.

-No, gracias -respondió Evan con una sonrisa dulce.

Cuando Bell se marchó, una voz advirtió a Evan: "Ni se te ocurra tocarla".

-Lo mismo te digo, Kai -suspiró Evan, apoyando la cabeza en sus manos sobre el escritorio.

La puerta se abrió con estrépito y Sally, la recepcionista de faldas cortas y ambiciones largas, irrumpió en la oficina.

-¿En qué puedo ayudarte? -preguntó Evan, cansado de sus insinuaciones.

Sally cerró la puerta con llave y avanzó hacia él con una confianza indebida.

-Evan, creo que empezamos mal. No he sido clara con mis intenciones...

Evan la miró, mientras ella se desabotonaba la blusa.

-Sally, recuerda tu lugar -dijo Evan, con voz de acero-. Estás aquí para trabajar, no para seducir a tu jefe.

Sally se sentó en su regazo y lo besó. Por un instante, Evan cerró los ojos, imaginando a Bell en su lugar. Pero no era ella. Kai le recordó, y Evan apartó a Sally con fuerza.

-Detente. Si quieres conservar tu empleo, no repitas esto, especialmente delante de Bell.

Sally se levantó del suelo, ajustándose la ropa.

-No entiendo qué le ves a ella. Es una niña comparada conmigo.

Evan se puso de pie, las palabras brotando con vehemencia.

-Ella es una mujer, tu una puta.

Sally retrocedió, herida por sus palabras.
-Me habían dicho que eras tierno y respetuoso, no como Kai.

Salió de la oficina, dejando a Evan con la duda: ¿Cómo sabía ella de Kai?

...
...
...

Bell no regresaba. Preocupado, Evan la buscó por la cafetería, los baños, hasta que la encontró en una banca del patio interior.

-Bell... Te busqué por todas partes -dijo Evan, aliviado.

Bell no respondió.

-¿Estás bien? -preguntó Evan, sentándose a su lado.

-Solo no quería interrumpirte -murmuró Bell.

Evan, con una mezcla de confusión y sorpresa, inquirió con voz temblorosa:
-¿Cómo?

Bell, con los dedos tensos, comprimía el vaso de cartón, como si intentara transferir su inquietud al café que contenía.
-La oficina, aunque es de vidrio opaco, revela las sombras de las personas.

El corazón de Evan se detuvo un instante, un frío presagio recorrió su ser; Bell había sido testigo de las siluetas entrelazadas de él y Sally.
"Maldito idiota", lo reprendió Kai.

Con un gesto nervioso, se revolvió el cabello.
-Sally... ella entró, pero...

Bell exhaló un suspiro que parecía cargar todo el peso del mundo, resonando en la habitación como un eco de su frustración. Se levantó, como si intentara despojarse de una carga invisible.
-Es reconfortante ver tu recuperación, Evan. Después de todo, las relaciones humanas son parte de la normalidad que no tenías.

Evan, con un impulso repentino, la sujetó del brazo con una firmeza que rozaba la desesperación.
-No ocurrió nada entre nosotros.

Su voz era un muro infranqueable, y por un breve momento, fue Kai quien la observó, con una mirada que destilaba una frialdad cortante, una mirada necesitada.

-¿Kai?
Ella preguntó, una duda que encendió la ira en Evan.

-Mírame bien, soy Evan, y solo Evan. No vuelvas a confundirme con Kai.

Ella dió una sonrisa apretada.
-Disculpa...

Evan sintió un dolor profundo en la cabeza, fue cuando escucho dentro de sí a Kai.
"Si empiezas a tener sentimientos por Bell, te aseguro que lamentarás haber nacido"

La tensión era palpable, un silencio cargado de palabras no dichas y emociones contenidas.
Bell, con una mirada llena de preguntas, se retiró lentamente, dejando a Evan solo con sus pensamientos y la voz inquietante de Kai resonando en su mente.

Evan se dejó caer en el banco, su mirada perdida en el vacío. La advertencia de Kai era clara, pero ¿cómo ignorar el latido acelerado de su corazón cada vez que Bell estaba cerca?
La lucha interna era agotadora, y en ese momento de vulnerabilidad, una lágrima traicionera se deslizó por su mejilla. No era solo Evan quien sentía, Kai también estaba allí, y ambos compartían algo más que un cuerpo; compartían un corazón que, contra todo pronóstico, comenzaba a abrirse al amor.

 No era solo Evan quien sentía, Kai también estaba allí, y ambos compartían algo más que un cuerpo; compartían un corazón que, contra todo pronóstico, comenzaba a abrirse al amor

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Two Faces (Evan Peters Y Kai Anderson)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora