Capítulo 10

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—Pico y pala

Los tutores llegaron unos dos minutos después de que ese tipo desconocido de traje morado se largara

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Los tutores llegaron unos dos minutos después de que ese tipo desconocido de traje morado se largara. En ese corto periodo de tiempo, el joven de ojos menta se mantenía como una estatua, pero luego se había desplomado, casualmente cuando Haganesuka y Kanamori habían abierto la puerta.

Por instrucciones de los superiores, trasladó al joven hasta su habitación en brazos, con el propósito de que descansara.

No debería entrometerse en la vida de los demás, aunque admite sentir curiosidad por conocer más sobre el joven. Sin embargo, por el momento, se limitará a ofrecer su ayuda en lo que sea posible.

Kotetsu avanzó por el pasillo con pasos firmes, sintiendo el peso del joven en sus brazos. A pesar de la carga, su mente no dejaba de preguntarse qué había sucedido antes de su llegada. Al llegar a la habitación, abrió la puerta con cuidado y depositó al joven en la cama.

La habitación era grande pero simple, solo tenía una cama, un armario, una mesa, un cuadro de unas personas que desconocía y una gran ventana que daba vista a su jardín. Bastante normal a comparación de su habitación del pueblo.

Kotetsu se quedó un momento observando la habitación, tratando de imaginar la vida del joven que ahora descansaba en la cama. Decidió que era mejor no quedarse mucho tiempo, así que se dirigió hacia la puerta. Justo cuando estaba a punto de salir, escuchó un leve gemido. Se giró y vio que el joven se movía ligeramente, como si estuviera teniendo un sueño inquieto.

Kotetsu se quedó junto a la cama, sin saber exactamente qué hacer. Observaba al joven, que seguía murmurando en su sueño, y sentía una mezcla de preocupación y curiosidad. No quería dejarlo solo, pero tampoco sabía cómo ayudarlo.

—Debería buscar a alguien más?—, pensó, pero luego descartó la idea. Los tutores ya habían hecho lo que podían, y ahora dependía del joven recuperarse. Kotetsu se sentó nuevamente en la silla, sintiéndose un poco impotente.

Si era sincero, no conocía tanto a Muichiro y obviamente, la única que la conocía era Ginko. Quizás Kanamori sepa algo, pero solo se quedaría en el lugar hasta que se sienta confiado de dejar al susodicho estable.

De manera frustrada movió su pie. No sabía que pasaba exactamente.

“Toda esta familia está loca... ” Pensó.

Kotetsu decidió que quedarse sentado no le calmaría la curiosidad, así que se levantó de la silla y comenzó a inspeccionar la habitación de Tokito con más detenimiento.

Primero, se acercó al armario. Lo abrió con cuidado y encontró ropa bien organizada, pero nada fuera de lo común. Sin embargo, en el fondo, notó una pequeña caja de madera. La sacó con curiosidad y la abrió. Dentro encontró algunos objetos personales: un par de fotos antiguas, una carta doblada y un pequeño amuleto. Aunque tuvo la tentación de leer la carta, decidió respetar la privacidad de Tokito y la dejó intacta, pero no pudo evitar preguntarse qué historias contenían esos objetos.

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