Hace aproximadamente 6 años
–Oye hijo ¿quieres acompañarme al bar está noche?– pregunto mi padre mientras movía una de las piezas del tablero tomando uno de mis caballos dejándome en aún más desventaja de la que ya estaba.
–¿Hablas en serio papá, No crees que sería peligroso?– respondí con algo de entusiasmo pero a la vez con algo de preocupación.
–Tu madre y hermana están fuera y debí atender algunos asuntos y negocios en ese lugar, podría hablar con el vigilante para que te deje entrar, sería mejor que dejarte solo en casa– la partida continuaba mientras rápidamente perdía mis piezas una por una.
–Bien, si quieres que vaya contigo lo haré– di mi última jugada ante una derrota inminente.
–Jaque mate– concluyó la partida con la victoria a favor de mi padre mientras encendía uno de sus cigarros baratos que fumaba cotidianamente.
–No es justo, eres demasiado bueno en este juego– me crucé de brazos mientras lo observaba decepcionado de mis propias habilidades de juego.
–Y esa es la mejor parte, si aprendes a jugar ajedrez con alguien ya experimentado te obliga a adaptarte con mayor rapidez, solo mirate, tienes solo 9 años y juegas mucho mejor que muchas personas que he conocido– trató de consolarme con sus palabras.
–Supongo que tienes razón– a pesar de eso me sentía frustrado por las derrotas constantes –algún día te ganaré, tenlo por seguro papá–
–Me gusta esa determinación, pero por ahora ve a arreglarte un poco, debo llegar al bar en más o menos media hora, trata de no tardar– se puso de pie mientras se dirigió a su escritorio a organizar algunos documentos en su maleta.
En silencio me puse de pie mientras fui a ponerme algo de ropa limpia –Algún día seré mejor que papá en ese juego– me di ánimos a mí mismo mientras me arreglaba.
Pasados unos minutos subimos a un taxi que se dirigía a aquel bar, no tuvimos ningún inconveniente para entrar, ya que mi padre era alguien muy influyente en aquel lugar, así que no cuestionaron la situación. Dentro del lugar, nos dirigimos a una mesa en la cual se encontraba un sujeto con un traje azul oscuro, cabello ondulado y algo largo a pesar de la presencia de canas y una frondosa barba descolorida.
–Tardaste un poco ¿No lo crees?– mencionó el tipo con un tono desagradable mientras mi padre tomaba asiento y yo me quedé parado a su lado.
–Mil disculpas señor Íker, tuve un par de imprevistos– se excusó mi padre ante el tipo.
–No te preocupes, los negocios hacen que a veces te vuelvas algo impaciente– lentamente Íker tomó un peón y lo dirigió al centro del tablero –escuche por ahí que lo conocen en este lugar por ser un excelente jugador de ajedrez ¿Le molestaría regalarme unos minutos en esta partida?–
–Como guste señor Íker– respondió mi padre realizando la misma jugada.
La partida se llenó de tensión con cada movimiento, diría que estaban casi igualados sin embargo, durante este tardío juego, inicio una conversación algo peculiar.
–¿Sabes que puede llegar a molestarme más que una partida donde alguien me dé problemas y pareciera jugar a mi nivel?– pregunto Íker sin despegar la mirada del tablero.
–No señor Íker ¿Qué más lo podría molestar?– en la voz de mi padre se escuchaba un tono algo nervioso.
–Lo que más me molesta, son las personas que creen que pueden burlarse de mí en mis narices– mientras mencionaba esto, dos tipos se colocaron detrás de nosotros impidiéndonos el paso.
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Tablero de grises tinieblas
Mistério / Suspense¿Guardas esperanza? Que contradictorio ¿no lo crees? La esperanza puede ser aveces el mayor consuelo de un futuro renovado, pero a su vez, hace el pasar de los minutos una angustia incesante, bienvenido al irracional e injusto juego de ajedrez al qu...