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Estoy teniendo un serio problema con mi enamoramiento hacia Draco, NO PUEDE SER TAN GUAPO SUPERCELL BASTAAA.

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NARRA DRACO/

Había pasado la noche, no pude dormir ni un momento hasta que se hizo de mañana, el pensamiento de mi soledad me invadía, creo que siempre lo voy a estar, no se, a veces mi casa vacía me hace recordar lo solo que se vuelve tener todo, pero no con quién compartirlo, con quién disfrutarlo, con quién tenerlo. Menos mi Nana, la mujer mayor que me crío desde muy pequeño como una parte materna, ella era algo mayor, y solo venía en la noche a ver cómo me encontraba o si dormía bien, pero además de ella, no había nadie más con quién sentirme completo.
Tuve que levantarme sin más para mí desayuno, todavía pensando que debería hacer.

—¿Qué piensa hacer hoy, señor Draco? Miré su agenda, y tiene la semana libre, ¿Necesita que lo lleve a algún lugar?—decía mi mayordomo, trayendo el desayuno.

De hecho, si había un lugar a dónde tenía que ir, la pastelería...me haría bien un poco de dulce, después de desayunar, iré.

—Ehh, la verdad que si, ¿Puedes llevarme aquí?? Quiero probar unos postres que me recomendó alguien ayer en la noche, y, además quiero salir de esta casa un rato—dije, dándole la tarjeta que me había entregado la chica la noche anterior.

—Por supuesto señor, ¿Después de desayunar?.

—Sisisi, yo termino de desayunar y lo llamo, gracias.

—No es nada señor, disfrute su desayuno—dijo, haciéndome una reverencia, y dejándome desayunar solo.

Nunca entendí lo de "señor Draco", todo el mundo me dice así, aunque sea todavía joven, no creo que se hayan tomado enserio mi entrevista, dónde dije que me gustaba más ese apodo, solo lo dije para molestar, y porque "señor Draco" se escucha muy superior, me alimenta un poco mi autoestima, lo debo admitir.

Cuando termine mi desayuno, me preparé ropa algo casual, mi bolígrafo, y unos lentes de sol, para que nadie pueda distinguirme, y pasar un momento tranquilo, me hice una colita de caballo, y salí rumbo a la pastelería, junto a mí mayordomo.
Al llegar, le pedí a mí mayordomo que me dejara solo, que lo llamaría cuando tenga que irme, no quería llamar tanto la atención, aceptó, pero sabría que me vigilaría. Cuando se fue, pude ver todo con claridad, era un lugar hermoso, combinados de rosa pastel y blanco por todo el lugar, plantas, flores, sillas y mesas preciosas adornaban cada espacio de la pastelería, se veía divino, y si se ve así, no me debo imaginar los postres. 

Nadie me reconoció cuando llegué, y eso que estaba llenísima de gente, bueno, es entendible, no parezco un loco desquiciado cómo me ve todo el mundo, pero se siente mejor así, amo la paz que a veces yo solo me puedo brindar, sin tener que hacer que la gente me reconozca.

 Me acerque al mostrador, y pude ver a la chica de la noche anterior, preparando pastelitos para entregar, y cuando se acercó para atenderme, pudo darse cuenta de quién era, entrando un poquito en pánico por si alguien me reconocía.

—¿¿S-señor Draco??—susurró para que nadie la escuchara, o todo sería un alboroto.

—Si.. soy yo, no podía no venir, lo prometido es deuda dicen por ahí —dije también susurrando, sacando un pequeño autógrafo que había hecho segundos antes, a lo que ella sonrió, dando saltitos de alegría.