-La casa ya está casi vacía Ha-eun, hemos vendido la mayoría de muebles y ropa que teníamos, y el dinero sigue sin alcanzar para poder comer al menos cuatro días seguidos.- Decía mi padre dejándose caer lentamente sobre el piso sucio de la sala.Era impactante ver a mi madre en silencio, con la mirada fija en lo alto, luchando por contener las lágrimas y apretando los puños para no flaquear. Siempre mostró esa actitud ante los desafíos, transmitiendo fuerza y seguridad a mi padre para enfrentar juntos cualquier adversidad. Pero en ese momento, algo cambió.
-Hay que divorciarnos.-Dijo ella. Su voz se cortó inmediatamente ya que las lágrimas comenzaron a escurrir por su rostro.
El silencio se hizo eterno hasta que ambos se quebraron en llanto. Mi madre se arrodilló y abrazó a mi padre, quien se aferró a ella con una intensidad que nunca había visto.Esa escena me llevó a un torbellino emocional: ¿correr hacia ellos mostraba mi fragilidad o mantenerme a distancia demostraba mi madurez? La lucha interna me consumía mientras las lágrimas brotaban de mis ojos.
Después de un rato dejé de concentrarme en eso ya que mi padre comenzó a hablar, aún empeñado en no soltar a mi madre.
-Sería lo mejor.-Levantó la cabeza y fijó sus ojos en los de mi madre que aún seguían cerrados.-Y estaremos bien.-Comenzó a pasar sus dedos cerca de los ojos húmedos de mi madre para secar las lágrimas que escurrían por su rostro afligido,a lo que ella respondió abriendo los ojos y dedicándole una mirada que por primera vez se veía tan desolada.
Seguía observando desde la distancia, pero la escena se volvía desgarradora. Entonces, mi madre giró la cabeza en mi dirección y su mirada cambió a aquella que siempre me brindaba protección y calma. Extendió su mano hacia mí, como una invitación silenciosa a acercarme y abrazarla.
-Hannie, cariño no te quedes ahí fingiendo ver que esto no te está afectando, eso hace que me duela más.
Sus palabras resonaron en mi pecho, provocando un dolor profundo. Me acerqué lentamente y me senté a su lado en el suelo. Con ternura, ella acarició mi mejilla y me regaló una mirada cálida y una sonrisa gentil. La abracé con fuerza, deseando transmitirle cuánto me destrozaba verla así, sintiendo cómo mi corazón se apretaba ante su sufrimiento.
Mi padre acarició mi cabello entre sollozos, su dolor era palpable. Sabía que lloraba por nosotros, consciente de los sacrificios que había hecho para brindarnos una vida digna. Verlo tan quebrado en ese día tan duro era desgarrador.
Permanecimos abrazados durante unos minutos y en ese instante olvidé por completo las condiciones precarias de nuestro viejo departamento. A menudo nos faltaba agua y la luz natural apenas alcanzaba a iluminar algunos rincones de la casa. A pesar de todo, ese humilde lugar era nuestro hogar, el único que conocíamos y donde encontrábamos refugio, y eso era lo que realmente importaba.
Luego de unos días, sucedió lo inevitable: mis padres se divorciaron. Mi padre, visiblemente afectado, se despidió entre lágrimas, viendo una última vez a mi mamá, abrazándola y llorando en su hombro, para después, desvanecerse y parecer como si nunca hubiera estado con nosotros.
Por otro lado, mi madre y yo nos trasladamos a vivir con sus padres. La casa era amplia, con suficientes habitaciones. Los abuelos nos recibieron con los brazos abiertos y una cálida bienvenida. Fue entonces cuando noté que mi madre había heredado la fortaleza y sensatez de mi abuelo, así como la amabilidad y simpatía de mi abuela.
Poco antes de llegar allí, comencé a pensar que ya no podia pertenecer a ningun lado por la separaciónde mis padres. Perdí un amor que solo aquellas personas podrian brindarme, y al no tenerlo, todo en mi se sentía vacío. Así que busqué lugares para quedarme, ya que no pensaba vivir en esa casa, y olvidarme que yo ya no tenía una familia.
Tras varias noches de investigación sobre posibles destinos, llegué a la conclusión de que viajar a Jeju era la mejor opción. Me mantendria alejado de todo, incluso de mi madre. No podría soportar un día mas viendola tan lastimada, y sobre todo, sin que yo pudiera hacer algo.
Jeju sería un lugar completamente nuevo, lleno de paz, justo lo que necesitaba para reencontrar la serenidad que había perdido en los últimos meses.No tuve otra alternativa que contarle a mi abuela sobre mi plan, ya que era la única que podía apoyarme económicamente. Generosamente se ofreció a darme dinero para el pasaje y para cubrir mis gastos de comida durante al menos una semana una vez allí. Aunque prometió mantenerlo en secreto ante mi madre, ambos sabíamos que no pasaría mucho tiempo antes de que se enterara de todo. Pero cuando eso pasara, yo ya estaría en Jeju.
Una noche antes de mi partida, salí sigilosamente de mi habitación y me deslicé por las escaleras en la penumbra de la casa, procurando no hacer ruido. me detuve junto al marco de la puerta donde mi madre dormía, cuestionándome todo lo que estaba por ocurrir.
Un impulso filial surgió en mí, anhelando acurrucarme en su cama, abrazarla y dejarme llevar por un profundo sueño en sus brazos. Sin embargo, sabía que las circunstancias no lo permitían. Tras un suspiro profundo, continué avanzando lentamente hacia la puerta de salida.
Si tan solo me detuviera un instante a mirar atrás, el miedo se apoderaría de mí. Debo admitir que la idea de llegar a la isla y sentirme aún más solitario de lo que ya me encontraba me aterraba. El pensamiento de permanecer allí sin haber encontrado un propósito verdadero me llenaba de temor. A pesar de ello, yo estaba dispuesto a perder lo último que tenía, y comenzar de cero.
Los recuerdos de mi infancia feliz llenaban mi cabeza durante todo el trayecto, donde el aire frío de la noche y la nostalgia me acompañaban hasta llegar a la estación del autobús.
Durante todo el trayecto revisaba cautelosamente lo que llevaba en mis maletas. Había guardado poca ropa, prácticamente era casi todo mi armario, ya que eso era lo único que me quedaba. En otra bolsa llevaba el dinero que mi abuela me habia dado, el cual temía que se acabara en un par de días si no lo administraba bien. Además, llevaba conmigo algunos documentos que podrían servir para identificarme y esperar que en el futuro me ayudaran en algo.
Al llegar al aeropuerto, los nervios y la sensación de estar perdido comenzaron a apoderarse de mí. Me sentía extraño, mis manos empezaron a sudar y mi respiración se volvió pesada. Las miradas se centraron en mí, pero yo ya estaba a un paso de dejar todo atrás y no podía arrepentirme, no cuando un futuro lleno de nuevas posibilidades y esperanzas me esperaba. Al subir al avión, seguía sintiéndome mareado, solo quería encontrar mi asiento y no abrir los ojos hasta llegar a la isla.
Siento una profunda gratitud hacia mi yo de 17 años, por haber reunido toda la valentía que poseía en ese momento para dejar atrás todo aquello que alguna vez le brindó felicidad. En ese instante, experimenté un nivel de conciencia que nunca antes había alcanzado, y comencé a vislumbrar con claridad el rumbo que mi vida estaba tomando.
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Dan <3
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Secretos entre las olas
FanficPor un lado, Minho hizo una promesa de permanecer en cada una de las vidas de su alma gemela, un lazo eterno que ni siquiera la muerte podría deshacer. Por otro lado, Han se aferrará con todas sus fuerzas a esa promesa, dispuesto a luchar contra cua...