Capítulos 2.

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Terminamos el trabajo en la cocina y fuimos con los otros dos a la sala de estar a hablar de cualquier cosa. Hasta que salieron hablando con un viaje en grupo.

— Ir a Canarias para el verano, estaría fenomenal — propone Dalise.

— Cariño y si vamos — le dice Flavio de la manera más bonita posible y ella lo miraba enamorada pérdida - Es más por qué no vamos los cuatro - Jensen y yo no miramos incómodos bajo la mirada de Flavio.

— Sería genial ir solo nosotros cuatro, además sois los amigos más cercanos que tenemos — le apoyo en la idea Dalise emocionada.

— Y ¿qué nos decís? — nos pregunta Flavio alegremente, este chico desde luego encaja perfectamente con Dalise ambos comparten las mismas vibras alegres y emocionantes.

— Si me lo pagas — Jensen encogió los hombros de manera divertida, aquello lo decía de broma.

Logro que algunos de nosotros soltará una risa nasal, algo muy común el las personas la verdad.

— Suena bien, yo me apunto — les digo, tenía ganas de ir a desaparecer por allí.

— Pues vamos todos — dice feliz — Lo pasaremos de locos, nos quedaremos en la casa de la playa que tengo allí — siguio diciendo Flavio.

— ¿Tienes una casa allí? — pregunté sorprendida y luego mire a mi amiga, ella me dijo que él era de buen presupuesto, pero para mantener dos casas joder eso no lo sabía.

— Así es — me respondió él.

— Te sorprendería las cosas que tiene — me dice Jensen.

— Eres de la mafia o eres traficante y eso — le digo de manera graciosa y sería.

— Si claro, vendo órganos en el mercado negro — dijo sarcástico Flavio.

— Hay hueco para mí — le digo con las cejas divertidas.

Se ríen de mi para luego seguir hablando de que planes hacer en el viaje.

Después Dalise trajo magdalenas de chocolate para endulzar la noche un poco. He de admitir que es la primera vez me cae bien una pareja de mi amiga. Lo veía realmente interesado en ella.

Decidí salir a la terraza con tres magdalenas y baso de zumo de naranja, me escape un rato de ellos por solo ver como la luna llena iluminaba el cielo oscuro de cada días y también los puntos brillantes que se veía de las estrellas, ojalá tener un telescopio.

No sé si disfrutaba más del frescor de la noche o de lo rico que eran aquellas magdalenas.

Era primavera y la noche aún era fresca más cercana al invierno que el verano, es mejor así que comenzar a sudar del calor. Por ello es que prefería el otoño.

— Aquí estás — dejé de ver a las gaviotas en el tejado al oír a Jensen a mis espaldas.

— Aquí estoy.

Traía una copa de vino tinto en la mano derecha y una manta gris pequeño en la izquierda la cual me lo puso alrededor de los hombros.

— Gracias Jensen — me gustó ese gesto de su parte.

— La traje para mí, pero tu estás con la piel erizada — vaya que si era observador. Se sentó en una de las sillas que había allí .

— ¿Qué opinas del viaje? — me preguntó y me miró de reojo.

— Es buena idea para mí parecer — le digo — ¿Y tú qué opinas?

— Me parece bien — me dice y dio un sorbo a su vino — Desaparecer un tiempo de esta ciudad será bueno — me dice ahora mirándome.

— Creo que solo serán cuatro semanas — le informe.

— Eso es una buena cantidad de sueño y playa, también comida — me dice él con entusiasmo, que se habrá imaginado al decir aquellas palabras.

Después de un rato en silencio cada quien mirando lo que captará con la mirada, yo veía un gaviota dormida en un tejado.

— Me das tu número — Jensen rompió el silencio con eso.

— No — le digo sin más ni menos.

— Lo conseguiré de todas formas — me dijo y muy seguro se ello.

Me reí de él y el de mi risa alborotada que parece el cacareo de una gallina, sentí una calor en la mejilla cuando el se me quedó mirando era extraña pero para nada incómoda. Volvimos dentro nuevamente y nos encontramos con la pareja abrazos cariñosamente en el sofá Dalise acurrucada en los brazos de su novio cómodamente.

— Creo que vas a regresar a tu dulce horgar solito como un insecto nocturno.

— Lily me acabas de comparar con un insecto — me dice con una mirada ofendido claramente. Me reí de él y no dije nada.

Jensen miro otra vez a la pareja a un lado de nosotros y hablo.

— Flavio, ya es tarde deberíamos ir yéndonos — le dice él.

— Ya es demasiado tarde, es verdad - dice Dalise viendo la hora en el reloj de la pared. — Por qué no os quedáis.

Me mordi la lengua por causa de aquella propuesta de mi amiga. Ella ilucionada y feliz miro a Flavio el cual estaba igual.

— ¿Te parece bien? — él miro a Jensen con esa pregunta.

— Vale, pero solo por está vez.

— Genial.

— Bueno tú en el sofá entonces — le digo yo con el brazo cruzado y con una sonrisa, ese sillón es un tanto incómodo.

— Eso parece — me dice él, se quedará sin espalda.

Dalise se puso aún lado mío en un santiamén.

— Te parece bien esto.

— Claro que sí Dalise.

Y con eso yo me despido de todos ellos para ir a acostarme y dormir en mi suave y cómodo colchón y sabanas.


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⏰ Última actualización: Oct 12 ⏰

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