❝ Segunda llamada para los pasajeros del vuelo 512 con destino a Tokio, Japón. Favor de abordar por la puerta 13. ❞
¿Qué harías si el amor de tu vida se va del país? Peor aún, ¿qué harías si te enteras que se va a casar?
Esto mismo se preguntaba Myo...
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Ya había pasado un mes desde que Mina se fue, no podría estar más agradecida con ella.
A los 3 días de mi estancia en el hotel, Mina cumplió y me consiguió una casa en una zona muy cercana a mi trabajo, ya no tendría que tomar el bus para llegar, solo con caminar unos cuantos minutos llegaba, eso era maravilloso.
Lo que sí es muy molesto es la presencia de Somi en mi trabajo y las mil llamadas que me hace todos los días tratando de "arreglar las cosas". Fue los primeros 6 días a mi trabajo para pedirme una segunda oportunidad, pero como le pedí a mi jefe que no la dejen entrar, ya no viene.
No he logrado recuperar todas mis cosas del departamento que tenía con Somi, Tzuyu me hizo un gran favor al ir a buscar algunas porque yo aún no tengo el valor de hablar con ella cara a cara, mucho menos estando a solas, no logró recuperar todo, pero sí lo más importante.
Apenas acababa de terminar mi jornada, por lo que ya pienso irme. Tzuyu se queda tiempo extra porque necesita el dinero, y aunque yo también lo necesito, no quisiera trabajar más porque no estoy de ánimos.
— Me voy, Tzu. — Anuncié empezando a quitarme el mandil que llevaba, obteniendo la atención de la más alta.
— ¿Ya? Pensé que te quedarías conmigo para hacer el turno de noche juntas. — Hizo un mohín.
— Lo lamento, prometo que la próxima vez lo haremos juntas, ¿de acuerdo? — La ví asentir y sonreí. — Te quiero.
Tomando mis cosas y anotando mi hora de salida, finalmente pude irme del trabajo. El camino no es largo, pero prefiero irme por uno que sí lo sea para escuchar música más tiempo, aunque el frío me estaba helando los huesos.
En mis audífonos se escuchaba tú de maye.
Inesperadamente me llegó una videollamada de "Amor de mi vida"... Solo son casualidades, Chaeyoung.
Mina llevaba llamándome sin falta todos los días cada que salía de trabajar, como lo había prometido. Ella sabía que antes me encontraba ocupada, así que se lo agradezco.
Sonreí a la pantalla y no tardé más en contestar.
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— ¡ChaeChae! — Una pelinegra muy sonriente apareció saludando efusivamente a la cámara.
— Minari, ¿qué tal? — Sonreí de la misma forma que ella lo hacía.
— Todo excelente ahora que te veo. ¿Aún no llegas a casa? — Preguntó con el ceño fruncido
— No, pero ya estoy a punto de llegar, quería despejarme un poco y tomé el camino largo. — Expresé tranquila. — Espera... ¿En dónde te encuentras? Está muy oscuro.
