Capítulo 3 parte 1 "Lágrimas"

5 3 0
                                    

En horarios del medio día tanto Jacobo como Mireia se encontraban en el auto de su padre, con el chófer conduciendo a las afueras del pueblo, en frente de la casa de los gemelos Roses, gemelos que Jacobo no deseaba mucho ver, pero le seria mejor acostumbrarse, después de todo pasaría en el pueblo un año.

Ambos gemelos salieron de su casa, Valentine el varón, un pelirrojo con ojos verdes muy claros y la cara llena de pecas, poseía también una extraña y bastante grande cicatriz que iba desde su ceja hasta por debajo de la nariz, Jacobo nunca supo el por que de esa cicatriz y desconocía si Mireia también, por otro lado, Lucy igualmente pelirroja y con los cabellos tapándose la frente y parte de sus ojos ¿La razón? Esa Jacobo si la sabía; Hace bastante tiempo Lucy se quemo parte de la cara y las cicatrices parecían generarle inseguridades. Jacobo prefería no meterse en los problemas personales de los Roses, cuando eran niños se le hacían demasiado revoltosos.

Buenas tardes, Mi. - Saludó Lucy, entrando al auto, notando enseguida la presencia de Jacobo. - ¡Jacobo, cuanto tiempo! - Dijo sorprendida. - Hola Lucy, Valentine. - Saludó intentando ser cortez. - ¡¿Qué haces aquí?! - Interrogó su gemelo, igualmente sorprendidó. - Pues, vine a estudiar... - Contó. - Vaya... Parece que te tendremos todo el año. - Dijo con una pequeña risita Lucy.

Jacobo asintió, se sentía incómodo, no quería ni imaginar lo que sería pasar todo un año estudiando con ellos.

¡Miren lo que encontré en mi patio! - Volvió a hablar Lucy, sacando una araña del bolsillo de su uniforme.

Valentine pego un grito y Jacobo se quedó congelado, Mireia solo alzó una ceja mientras miraba el insecto, no le agradaban las arañas, pero tampoco les tenía miedo.

¡Te dije que la dejaras donde estaba! - Regañó Valentine. - ¡No seas miedoso, es solo una arañita! - Le contestó ella, mientras cubría la araña con sus manos.

"Ya comenzaron los problemas." Pensó Jacobo.

Lucy, mejor suelta ese insecto. - Le pidió Mireia. - ¡No! - Exclamó la nombrada. - Es mi nueva mascota. - Dijo.

Mireia rió un poco.

Bueno, puede que sea interesante mostrársela a alguien en la escuela, pero seguro terminará estrezada. - Le explicó. ¡Ya estoy harto! - Gritó Valentine, para luego agitar la mano de su hermana y hacer que la inofensiva araña cayera por la ventana. ¡Nooooo! - Gritó Lucy y miro mal a su gemelo. - ¡Te pasas, Valentine, te pasas! - Le dijo, para darle un golpe en el brazo. - ¡Auch! ¡Oye! - Se quejo el nombrado.

Mireia no paraba de reír, mientras que Jacobo miraba la escena, sintiéndose ya agotado por todas las locuras que podrían pasar este año.

...

Ya en horariobde clases, para el bien de ambos mellizos, a los dos les había tocado en clases diferentes. Mireia se encontraba bastante tranquila en su asiento, haciendo ejercicios de análisis matemático, le generaba una gran satisfacción escuchar el sonido del lápiz siendo pasado por el papel.

¿Oye, estas bien? - Preguntó otra alumna de repente.

El ambiente se sintió relajada hasta esa pregunta.

¿Por qué lo dices? - Interrogó Mireia. - Pues, estas llorando... - Le dijo su compañera. - Pero si yo no estoy... - Mireia toco su mejilla, para darse cuenta que sí, salían lágrimas de sus ojos.

Mireia separo un poco sus labios cuando se dio cuenta, no estaba ni triste ni enojada, pero por alguna razon estaba llorando.

¿Qué sucede, Phantom? Preguntó ahora su profesora. - N-Nada, no me pasa nada. - Le respondió. - ¿Quiere que llamemos a alguien? - De nuevo Interrogó su profesora. - ¡N-No! - Exclamó Mireia. - Yo no estoy... - Volvió a tocar sus mejillas, sintiendo como seguían cayendo las lágrimas. - Necesito ir al baño. - Pidió. - Seguro, Valentine, acompañala. - Ordenó la adulta. - Muy bien, profe. - Contestó el nombrado.

...

Ya en el baño, Mireia se encontraba observando extrañada al espejo, no sentía nada pero las lágrimas no paraban de salir, intento cerrar los párpados múltiples veces pero eso solo hacía que se acumularán más en sus ojos y le nublaba la vista.

¿Estas bien llorona? - Preguntó Valentine, desde afuera.

Mireia seguía allí parada, mirándose al espejo, desconociendo por completo que le pasaba.

Salió del baño aún, por alguna misteriosa razón, llorando.

Valentine no se que me sucede, no me siento triste pero no puedo parar de llorar. - Explicó. - Quizás deberías hacerle casó a Dany e ir a terapia. - Sugirió Valentine, en un tono divertido. - ¡Te hablo en serió, cerebro de maní! - Expresó enojada. - Bueno, bueno, tranquila. - Le dijo él chico, para luego sostener su cabeza con ambas manos e intentar limpiar sus lagrimas con sus pulgares.

Valentine abrió un poco sus ojos al notar algo muy raro, Mireia lloraba, pero ni sus ojos estaban inchados ni su cara roja.

Tienes una manera de llorar bastante rara. - Le dijo. - ¿Lo vez? Es extrañó. - Le contestó Mireia. - Podrías ir a un medico después de clases. - Propuso. ¿Y mientras qué? - Preguntó su amiga. - ¿Me quedo llorando todo el día? - Interrogó. - ¡Bueno, hago lo mejor que puedo! - Exclamó el de verdosos ojos.

Ambos chicos con el pasar de los minutos discutían que hacer, hasta que sin darse cuenta, e los ojos de Mireia pararon de brotar lágrimas.

Oye, Mi, ya esta. - Dijo Valentine. ¿Ya pararon? - Preguntó Mireia, para volver a tocar sus mejillas. - Sí, limpiarte y volvamos a clases. - Pidió el muchacho.

Mireia suspiró aliviada, pero se quedó analizando en el interior de su mente el motivo de esas misteriosas lágrimas que se aparecieron de la nada, eso no fue en llanto, de eso estaba segura.

...

En otro salón de la misma escuela, Jacobo se encontraba tomando apuntes de su clase de historia, bastante aburrido, hasta que una bola de papel cayó en su banco.

Frunció el seño y abrió el ya arrugado papel y leyó su contenido:

"¿Vienes a almorzar con nosotros?"

- Lucy :D

Jacobo alzó sus orejas sorprendido y escribió en otro papel, el cual con cautela lo lanzó al banco de donde provenia el anterior.

...

Lucy abrió el papel que le había lanzado Jacobo y lo leyo:

"¿No se enoja Mireia?"

- Jacobo.

Lucy rió y le lanzó otro papel.

...

Jacobo de nuevo abrió y leyó el papel.

"Mireia no es mi jefa ¿Sabes? Ven con nosotros, te divertirás.

- Lu BD

Jacobo sostuvo con algo de duda sobre que responder el papel en sus manos, pasar una tarde con su fastidiosa hermana y los gemelos pesadilla sonaba a tortura, pero no sabía si sería mejor eso o pasarla completamente sólo en un rincón de la cafetería...

Quizás sentarse con ellos no sería tan malo si era nada más por un rato.

El pueblo de los susurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora