[El contenido del capítulo se repite, pero la perspectiva es distinta]
XIII
P E R C Y
Después de que el monstruo se desvaneciera, Hope se volteó, alerta.
Pude notar la sorpresa en sus ojos, una mezcla de sentimientos indescriptible.
Una mirada que yo conocía bien, pues era la que le había dado a Poseidón cuando tenía 12 años.
Hasta en ese entonces, nunca había entendido a mi papá, y desearía no haberlo hecho. Me hacía sentir decepcionado de mi. ¿Cómo podía estar causándole el mismo daño a mi propia niña? Había completado tantas misiones, salvé el Olimpo, hice que los dioses reconocieran a sus hijos y me convertí en un dios. ¿De qué servía todo eso si estaba haciendo lo mismo que mi padre me hizo?
— Hope...
Tragué saliva, dando un paso adelante.
— Tú... ¿Qué haces aquí? —podía sentir el enojo en su voz— ¿Debo estar cerca de morir para conocer a mi progenitor? ¿A qué vienes? ¿A disculparte por haberte perdido 13 años de mi vida? ¿Por permitir que mi mamá casi muriera? ¿Por dejarla llorar sola en su habitación por ti? Perdón, amigo, ¡pero no tienes el maldito derecho de aparecerte tantos años después como si nada, en los que yo jamás te conocí!
Era como si hubiese recibido mil apuñaladas en mi maldición de Aquiles. Ella tenía todo el derecho a decirme eso, pero no lo hacía menos doloroso. " ¿Sabes lo que se siente el estar cerca de la persona que amas, y saber que no hay otra posibilidad más que seguir lastimandose el uno al otro? ", Hermes me dijo eso una vez. Y tener ahora la capacidad de comprender sus palabras también me hacia recordar todas las decisiones de las que me arrepentía.
— Lo siento —dije en un hilo de voz—.
Tragué saliva otra vez, intentando fuertemente contener mis ganas de llorar. Sabía que unas disculpas no arreglaban años de ausencia.
Ella dió un paso adelante, titubeante. Yo también avancé, preguntándome si me dejaría abrazarla. No había una regla que te impidiera abrazar a tu hijo, y si la hubiera, no me habría importado. No sé cómo otros dioses pueden no hacerlo, es decir, ¿cómo puedes ver a tu bebé de pie frente a ti, con sus emociones a flor de piel, y no querer abrazarle?
Ella asintió levemente, un poco insegura. Esa señal fue suficiente para acercarme y abrazarla con fuerza. Muchas veces deseé hacer esto, envolverla en mis brazos y hacerla sentir que todo estaría bien porque estaba allí.
Al separarnos, puse una mano en su mejilla. La última vez que la vi, era solo una bebé, tenía menos de un año. Recordé el día que nació, me sentí tan nervioso, pero cuando la tuve en mis brazos, todos los nervios desaparecieron. Justo como ahora. Pero ya no era una bebé, era casi una adolescente. Pero sus ojos, aún después de lo que había pasado, seguían transmitiendo la misma inocencia.
— Estás muy grande —dije en un sollozo, riendo triste—.
Ella solo asintió. Respiré profundo, limpiando mis lágrimas. Tomé sus mejillas para limpiar las suyas, pero comenzó a llorar más. ¿La hice sentir mal? ¿La incomodé? ¿Está molesta?
Fruncí el entrecejo, temblando levemente. — Perdón, no quería hacerte llorar —me disculpé—.
— No te preocupes. Perdón por gritarte.
Ella se disculpó aún entre llanto, y se me arrugó el corazón. Ella no debía disculparse.
— No, definitivamente lo merecía. No te disculpes, sé que no lo he hecho muy bien.
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The Prophecy
Fiksi IlmiahLa profecía de los siete debió haber tomado lugar muchos años atrás, siendo Percy uno de ellos, habiendo rechazado la inmortalidad anteriormente. Pero, ¿qué pasa si Percy aceptó ser un dios? Algunos pensaron que la profecía se cumpliría de todas for...