El dia que enamore a mi idolo

Decisiones y besos

NARRA JOE
Después del concierto, me adelanté un poco, asegurándome de que nadie nos interrumpiera, y le hice una seña a Sara para que viniera. Ella asintió y, cuando llegó, fuimos hacia los vestuarios. Parecía el mejor lugar para hablar sin que nadie más se entrometiera.
—Necesitamos hablar —dijimos al unísono, lo que nos hizo reír.
—Vos primero.
—No, vos primero —volvimos a decir al mismo tiempo y reímos de nuevo.
—Empiezo yo —dijo ella con una sonrisa que me desarmó por completo—. ¿Te pasa algo, Joe? Te vi disperso después de que Nick me cantara.
Suspiré, intentando ordenar mis pensamientos. No quería decir nada demasiado precipitado, pero tampoco podía seguir guardándomelo.
—Sara, nos conocemos hace un día y puede sonar loco, pero desde que te vi en la valla no puedo dejar de pensarte.
Ella me miró fijamente, con esa sonrisa única, antes de contestar.
—Joe, no es una locura. Te conozco desde hace mucho porque soy tu fan, pero siento que eso no es suficiente. Hoy, hablando contigo, conocí al verdadero Joe, y quiero conocerte más.
Asentí, aliviado por sus palabras.
—Quiero que me conozcas más, Sara. Yo también quiero conocerte mejor. Por eso... tengo una propuesta: ¿por qué no venís con nosotros a la gira?
La vi sorprendida, claramente dudando.
—Tengo cosas que hacer, Joe. No sé...
—Tómalo como las vacaciones que no tuviste este año. Si no funciona, yo pago tu vuelo de vuelta. Tendrás todo pagado, así que no digas que no. Por favor.
Le hice un puchero, y ella suspiró, rindiéndose.
—Está bien, pero necesito empacar mis cosas, avisarle a mi familia y al trabajo.
Sonreí, emocionado.
—Yo te ayudo. Mañana paso por tu casa. Podríamos salir a comer y luego empacamos juntos.
Ella tragó saliva, algo nerviosa, antes de responder.
—Sí... aunque Nick quería salir conmigo mañana. Pero podés venir, seguro no le molesta y hasta le digo que nos ayude.
Sonreí, aunque mi sonrisa era más falsa que verdadera. Algo en lo que dijo me molestó, pero no dije nada.
Cuando iba a responder, la puerta se abrió de golpe. Kevin y Nick entraron riendo, pero Nick se quedó serio al vernos juntos.
—Hola, chicos. ¿Qué hacían tan solitos? —preguntó Kevin con una sonrisa pícara.
—Solo hablábamos —dijo Sara con naturalidad.
—Sí, sobre que Sara va a venir con nosotros a la gira —solté con felicidad, viendo cómo ambos se sorprendían.
—¿En serio? —preguntaron casi al unísono.
—Sí, voy a ir con ustedes —confirmó Sara.
Kevin sonrió ampliamente, pero Nick parecía especialmente satisfecho.
—Eso es genial, Sara. Ahora vamos a poder pasar más tiempo juntos —dijo Nick, ignorando por completo la mirada de advertencia que le lancé.
Para aliviar el ambiente, propuse:
—¿Por qué no celebramos yendo al lugar donde toca Deleasa?
Todos aceptaron, y en poco tiempo estábamos en el lugar.
NARRA SARA
El local estaba lleno de fans. Mientras los chicos saludaban, yo trataba de mantenerme en un segundo plano, pero algo llamó mi atención. Allí estaba él... mi ex. Era imposible no reconocerlo: alto, rubio, musculoso, de ojos claros. Me quedé paralizada.
—¿Estás bien, hermosa? —preguntó Joe, sacándome de mi trance.
—Necesito salir de acá —dije, respirando acelerada.
Joe no dudó en ayudarme. Tomamos nuestras cosas y salimos rápidamente. Los chicos nos miraron algo confundidos, pero no dijeron nada.
Cuando estábamos en el auto, Joe me miró con preocupación.
—¿Qué pasa, hermosa? ¿Me querés contar?
—Era mi ex. Él estaba ahí. —Mis ojos se llenaron de lágrimas—. Perdón por arruinarte la última noche acá. Soy una tonta.
Joe me abrazó con fuerza, y su voz fue un bálsamo para mi ansiedad.
—Tranquila, hermosa. No me arruinaste nada. Contigo todo es perfecto. No me gusta verte así, por favor no llores más.
Sonreí, aunque seguía apenada.
—Lo siento mucho, Joe.
—No tengo nada que perdonar. —Su sonrisa sincera me tranquilizó.
Pronto llegamos a mi departamento. Lo miré con algo de duda antes de decirle:
—¿Te podés quedar conmigo esta noche?
—Si es lo que querés, está bien —respondió sin dudar.
Subimos juntos y, al entrar, mis mascotas corrieron a recibirme.
—Te presento a mi perrito, Rocky, y a mis gatos: el negrito es Loki y el blanquito es Thor.
Joe se rió, pero le lancé una mirada seria.
—No te rías de sus nombres.
—Perdón, es que son muy tiernos —dijo, mientras yo me dirigía al living.
—Gracias por quedarte —dije al verlo.
—No hay de qué, hermosa.
Nos acomodamos para ver una película. Cuando le ofrecí poner Camp Rock, pensé que diría que no, pero para mi sorpresa aceptó. Mientras avanzaba la película, me animé a decirle:
—Ese corte de pelo te quedaba muy lindo. Fue ahí cuando me enamoré perdidamente de vos.
Joe me miró alzando una ceja, burlón.
—¿Estás enamorada de mí, entonces?
Me puse nerviosa y lo evadí.
—Ay, ya cállate, Joe. No fastidies.
Cuando llegó mi parte favorita, This is Me, le propuse cantarla juntos. No me podía creer que estaba cantando con él, usando un peine como micrófono. Nos mirábamos a los ojos, acercándonos poco a poco, hasta que él me besó. Fue un beso tranquilo, dulce, pero único. Me aparté, confundida.
—Perdón. No sé qué me pasó.
—Tranquila. Yo también quería hacerlo. De verdad.
Intenté mantener la calma.
—Creo que lo mejor es irnos a dormir.
Lo llevé a mi cuarto y le ofrecí que se quedara ahí. Se sorprendió un poco.
—¿No te molesta que duerma en bóxer? —preguntó, divertido.
—No pasa nada. Dormí cómodo.
Fui a cambiarme, poniéndome mi pijama favorito de seda, y al volver lo noté mirándome fijamente.
—Dejá de mirarme así —le dije, riendo.
Nos acostamos y, antes de cerrar los ojos, me susurró:
—Buenas noches, hermosa.
—Buenas noches, Joe —respondí, con una sonrisa.
Me quedé dormida, sabiendo que todo estaba cambiando.

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