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  C A P Í T U L O
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  Cuando nieva es sin dudas cuando el frío mata. Las manos tiemblan; las piernas tiemblan; el cuerpo tiembla. La nariz se nos pone colorada, la boca se nos reseca, tal vez nos dan ganas de comer algo rico; algo dulce.

  Rico... Dulce... Pastelería.

  Fue todo lo que cruzó por la mente de Anthony luego de que pasaran unas cuantas horas del almuerzo. Una buena y dulce tarta de chocolate acompañada de un café caliente, sin dudas, eran la mejor combinación cuando daban las cinco de la tarde.

  Pero antes... ¿Quién era él?...

  Un joven de 25 años, en mera flor de la vida. Bastante alto, como un metro ochenta y... Algo. No lo recuerda muy bien. Un chico bien cuidado; fuerte; inexpresivo; culto; reservado. Sus gustos se consideraban comunes, incluso algunos extraños. El olor a periódico y a libro nuevo le fascinaban. Su forma de caminar, lenta, segura era lo que lo diferenciaba por la calle. Su forma de vestir, de hablar, cualquiera podría pensar que era alguien con más edad, pero no era el caso... Y eso lo hacía más interesante.

  Llegó a la pastelería que tan lejos de su casa no estaba. Tal vez habría recorrido tres o cuatro calles para llegar. Apenas entró, pudo sentir como el frío de la nieve quedaba detrás de la puerta, mientras un calor acogedor y olor a pasteles y masas finas se apoderaba de su alrededor. Se enderezó para abrir la mirada, pues con el frío su cuerpo se había puesto tenso y encorvado. Apenas giró la cabeza y lo vio.

  ¿Un pastel? ¿Un postre? ¿Una galleta?.... No.

  Un chico.

  Un chico bello; delgado; pálido. Sus mejillas coloradas cual flor de amapola. Sus ojos dorados como la miel. Sus manos delicadas, perfectas. Su sonrisa, blanca como el marfil. No pudo evitar quedar encantado por aquel jovencito. Su cabello castaño hacia resaltar sus tiernas facciones, alegres cual niño. Su niño.

  Sin percatarse había estado más de cinco minutos mirándolo, fija y únicamente a él. En algún momento, claramente, él debía devolverle la mirada y, cuando lo hizo, una revolución de emociones que no se hizo esperar fue lo que sintió wm su interior. La respiración entrecortada, las mejillas aún más rojas, las manos temblando, las piernas temblando... Todo lo que le pareció molesto en algún momento ahora le parecía encantador, emocionante.

  Él y su perfecto... Perdón. El perfecto joven... Intercambiaron miradas durante un buen rato. Aquel chico le sonreía y le dedicaba pequeñas carcajadas tímidas. En cuanto la dueña de la pastelería se percató, le pegó con un periódico en la cabeza al pálido y tierno joven.

  Anthony decidió acercarse al mostrador por fin, con una sonrisa que no mostraba en años. Se apoyó con confianza, lo miro a los ojos y con su voz más suave le dijo:

Muy buenas tardes... Hace frío... ¿No es así?

  A lo que su adorable contrario respondió, con el mismo tono suave de voz:

— Bastante.... Para morirse.... ¿Qué buscaba?...

  Mierda.... Que voz tan angelical. ¿Acaso era real?...

— Buscaba... Una tarta de chocolate. Una pequeña, por favor. — Pidió con cortesía y elegancia. En lo que el chico hacía una reverencia, para luego buscar la tarta que había pedido, él tomo una servilleta del mostrador. Sacó del bolsillo de su sobretodo marrón un bolígrafo, para luego comenzar a escribir sobre aquel frágil papel un mensaje. Cuando el joven volvió, él terminó de escribir, guardando nuevamente el bolígrafo.

Aquí está su pedido... Serán cincuenta centavos. — Respondió su precioso ángel.

Anthony volvió a sonreír. Le entregó las monedas junto a la servilleta, para luego tomar su pedido.

— Muchísimas gracias... ¿Puedo conocer el nombre de este chico tan cortés?... — Preguntó, sin borrar su sonrisa embobada. Al ver un gesto de aprobación ante su pregunta, esperó tan solo unos segundos.

— Mi nombre es Noah... Southwest Noah ¿Y usted quién es?...

— Anthony... Anthony Silverstone.... Fue un placer conocerlo... — Dijo para luego caminar hacia la puerta.

  Cuando Noah lo perdió de vista, decidió fijarse en el dinero que le había dejado aquel hombre. Al notar la servilleta, se rió por lo bajo y muy discretamente leyó su contenido...

Veámonos esta noche, en la fuente..



Y él no pudo evitar sonreír....





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❝ 𝑯𝒆'𝒔 𝒊𝒏 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒕𝒉𝒆 𝒃𝒂𝒌𝒆𝒓 !❞ { ℬℒ }
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❝ 𝑯𝒆'𝒔 𝒊𝒏 𝒍𝒐𝒗𝒆 𝒘𝒊𝒕𝒉 𝒕𝒉𝒆 𝒃𝒂𝒌𝒆𝒓 !❞ { ℬℒ }Donde viven las historias. Descúbrelo ahora