Apasionado

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Kurogane tardó mucho en darse cuenta que aquel cosquilleo en su estomago cuando miraba detenidamente a Fye D. Flourite no era molestia, tuvo que pensar que estaba muerto.

Tardó en aceptar que su corazón había sido robado por alguien que daba sonrisas falsas.

Pero era curioso lo rápido que se había acostumbrado a esos momentos que pasaban a solas, cuidando recelosamente la intimidad de su lazo de sangre de sus compañeros de viaje.

— Llegas tarde — Mencionó con cierta molestia, odiaba esperar

— Lo siento, Mokona tardó más de la cuenta en quedarse dormida

Fye se sentó junto a Kurogane, recargando su cabeza en el hombro de su compañero.

— ¿Qué está mal? — Preguntó simplemente, sabía que el mago no hacía esas cosas porque sí

— Pesadillas — Respondió

— Todo estará bien

— Eso no lo sabes

— Me encargaré que así sea, no son palabras vacías

Hubo un momento de silencio, una pequeña sonrisa se asomó en los labios de Fye

— Siempre me ha gustado ese optimismo en ti

El corazón de Kurogane latió con fuerza dentro de su pecho ante esas palabras, la cercanía de ambos era algo que agradecía con el alma.

— Tienes que alimentarte

[...]

Kurogane se encontraba preocupado, en la última batalla que habían tenido por una de las plumas de Sakura, Fye había tenido que usar su magia para salvarle la vida a Kuro y Syaoran.

Syaoran, Sakura y Mokona se quedaron fascinados y anonadados por la fuerte que era la magia de Fye.

Pero Kurogane sintió miedo.

Un profundo miedo, porque ahora lo sabía.

En una de esas noches que ambos pasaron juntos en medio del viaje, Fye le había confesado que la magia provenía de sus ojos azules, pero que era muy irregular: "La magia de mi ojo izquierdo alarga y fortalece mi vida, el izquierdo hace lo contrario".

Eso puso en la mente de Kurogane una constante paranoia, con un miedo paralizante que se había vuelto realidad al verlo usar su magia, lo había visto reducir su vida con tal de salvarlos.

[...]

— Estoy bien, Kurogane — Dijo con cariño al tiempo que se apartaba un poco y acariciaba el rostro del Nippon con cariño, tratando de calmar el miedo que sabía que seguramente tenía.

Esa caricia y esa mirada que el rubio solo le dedicaba a él, fue más que suficiente para que Kurogane perdiera el control de sí mismo, posó sus labios sobre los del rubio.

Fye correspondió inmediatamente.

Una chispa sobre pólvora

Ambos se besaban apasionadamente, casi costándoles respirar. Era adictivo, la forma en la que parecía como si sus labios, sus brazos, sus cuerpos, sus almas y sus corazones parecieran hechos el uno para el otro, como dos únicas piezas de rompecabezas.

— No vuelvas a hacer eso — Kurogane tomó el rostro de Fye entre sus manos, obligándolo a mirarlo fijamente

— No puedo... No puedo prometer eso — Dijo con la respiración entre cortada a causa de los apasionados besos y la forma en la que su corazón latía

— ¿Por qué? — Su rostro se tornó en una mueca de molestia — ¿Es qué aún deseas morir?

Hubo un momento de silencio

— No, Kurogane, no deseo morir, pero — Esta vez, fue Fye quién tomó en sus manos el rostro de su amado espadachín — sacrificaría mi vida un millón de veces por conservar la tuya

Esas palabras atravesaron el corazón de Kurogane, puesto que aquella era una declaración de amor, una tan honesta que casi no podía creer que hubiese salido de la boca de Fye más aún por la forma en la que lo miraba, aquella que no dejaba duda de que esas palabras eran verdad.

Volvieron a besarse una vez más.

Sabiendo que el viaje era complicado, aprovechaban esos íntimos momentos alejados de todo donde solo existían ellos dos.

EvØ

Notas finales:

Como siempre les agradezco mucho el apoyo que me han dado a través de los años y no tengo palabras para expresar todo el cariño que tengo para cada persona que me sigue leyendo. ¡Nos leemos en la siguiente historia! 🪐

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