Capítulo 17

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  El choque de miradas entre ambos parecía ser una guerra. Jimin esperaba que su amo lo tomara sobre el asiento del avión y Jungkook se divertía haciéndolo esperar.

Cuando el pequeño le había contado su fantasía, no dudó ni un segundo en llevarla acabo, pero crear tensión en él, era fascinante.

— Qué bonito se te ve ese collar — sonrió.

— Se ve mejor cuando lo sujeta, mi señor — iban de vuelta a corea y no podían extenderlo tanto, ya que el viaje era relativamente corto.

— ¿Qué llevas de bajo de ese saco?

— No llevo nada, señor.

— Muéstrame — se acomodó en el asiento y separó más las piernas. Jimin abrió los botones y deslizó la tela marrón por sus hombros, también separando sus piernas — ahora el collar luce muchísimo mejor.

  El avión privado de Jungkook era perfecto para su pasión. Las luces suaves y el ambiente lujoso creaban un escenario emocionante mientras volaban a alturas desconocidas.

Únicamente cuatro asientos llenaban el espacio, dónde solo iban ellos dos.

Jimin se encontraba recostado en el cómodo sofá de cuero, con las piernas separadas y en completa desnudez mientras su dueño lo inspeccionaba con la mirada, observando cómo la luz de la luna se filtraba a través de las ventanas y hacía brillar su tersa piel. La zona en la que se encontraban era un mundo aparte, alejado de las miradas indiscretas y los límites convencionales.

Jeon tomó el rostro de Jimin entre sus manos y lo atrajo hacia un beso intenso — Sobre tus rodillas, de espaldas a mí — dió la orden sin dejar pasar más tiempo.

El rubio obedeció de inmediato y con los cinturones que tenía el asiento, empezo a ser inmovilizado por cada extremidad. Las cintas se cruzaron en sus tobillos, en la parte lateral de la silla y sus manos fueron atadas igualmente, a cada lado de sus pies. Dejándolo totalmente expuesto con el rostro contra el espaldar.

La sensación de dominación hacía bullir su sangre, anticipando el delicioso orgasmo que tendría sobre las nubes.

Jungkook volvió a sentarse y lamió sus dos dedos medios para pasarlos por la entrada del menor y dar masajes. De arriba a abajo, en círculos, haciendo presión con las yemas, estimulando todo a su paso. Jimin mantenía su labio atrapado entre sus dientes mientras sentía como su amo jugaba con él.

De a poco, fue recibiendo la intromisión de aquellos largos dígitos entrando en él y gimió soportando el escalofrío que corría por su columna.

— Excelente vista — dijo masturbandolo más profundo, calando en su próstata para ordeñarlo. Su propio falo parecía querer romper el cierre del pantalón, ansioso por salir. Abrió el cinturón y lo sacó, hinchado y lleno de venas, goteando por la uretra, aquel líquido transparente de excitación.

El rubio gemía deleitado al ser trabajado manualmente — Mmmhg...

— Faltan menos de cuarenta minutos para aterrizar. Creo que debería metértelo ya.

— Por favor — lloriqueó.

El mayor se levantó y guió su pene hasta la entrada del rubio y empujó hasta quedar completamente adentro. Embistió una vez y lo dejó enterrado en el final, tomando el sedoso cabello del manos bajo con una mano.

Un azote fue propinado, dejando la marca y después de ahí, las embestidas se tornaron descomunales. Jimin gemía al punto de gritar y Jungkook no se detenía. Tenerlo atado sobre el asiento le generaba mucho placer y morbo. No podía esperar a tenerlo en una guillotina, azotando su culo una y otra vez hasta verlo llorar.

When no ones sees' - KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora