▓⃟⃢ཷ 💌❛ 𝐒𝐚𝐭𝐚𝐧×𝐋𝐞𝐯𝐢𝐚𝐭𝐡𝐚𝐧

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ᴛʜᴇ sʜᴀᴅᴏᴡ ᴏғ ᴊᴇᴀʟᴏᴜsʏ

Desde que eran pequeños formaron vínculos entre sí, menos Leviathan, que a causa de lo sucedido en el cielo, no podía enfocarse en algo que no fuera su trauma, ignorando por completo cualquier cosa que no fuera lo que lo estaba atormentando.

A medida que el reino creía, más difícil era para Leviathan olvidar lo sucedido, cada noche tenía pesadillas con los atroces experimentos a los que era sometido, avivando las llamas de su último recuerdo allá arriba. Gracias a eso, empezó a recibir una atención excesiva de parte de sus súbditos y los demás futuros reyes jóvenes del infierno, recibiendo especial trato por parte de tres en específico.

A veces recibía regalos extremadamente caros por parte de Mammon, el cual casi nunca estaba tan presente, en cambio de los otros dos, Satan y Beelzebub que lo visitaban casi a diario. Leviathan llegó a preguntarse si esos dos tenían deberes o si verdaderamente eran futuros reyes. De cualquier forma, estar constantemente colmado de atención lo tranquilizaba y distraía de cierta manera, claro, siempre y cuando no siguieran mencionando su trauma.

Una tarde ligeramente lluviosa, fue informado de que uno de los futuros reyes fue a visitarlo, y Leviathan, que esperaba que fuera Beelzebub porque era el que más aparecía de imprevisto, resultó sorprendido cuando en la puerta de su habitación estaba el pequeño de nombre Satan, tenía el cabello ligeramente mojado por la lluvia y bajo sus pies se estaba formando un charco, haciéndolo fruncir el ceño con molestia por el piso sucio.

-¿Qué haces aquí? Estás ensuciando el piso.- Su aguda voz hizo presencia, llamando la atención de Satan que sonrió ampliamente, acercándose a pasitos cortos al que considera su amigo.

-Quería visitarte, me enteré que estás evitando a Mammon y a Beel, y hacia bastante tiempo que no venía aquí.- explicó alegremente, soltando una risita divertida.

Leviathan permaneció con el ceño fruncido, cuando sintió que su mano era tomada por la húmeda y fría mano del que era más alto que él. Casi a rastras fue llevado a su propia habitación, pero antes de que Satan pusiera un pie sobre la alfombra, fue empujado hacia atrás.

-¡Oye! ¡¿qué diablos te pasa?!- se quejó frustrado, sobando su espalda por la caída repentina mientras su entrecejo se arrugaba con molestia.

-Estás sucio.- habló seco, cruzando los brazos cuando sus ojos se desviaron al cabello de Satan, admirando la forma en que sus blancos cabellos con gotitas de agua brillaban como diamantes bajo la tenue luz de la habitación.

Se acercó a pasos lentos, hincandose sobre sus rodillas mientras sus dedos trazaban los cabellos pegados a la frente de Satan, causando que este se estremeciera y retrocediera.

-¡Levi, no es divertido!- Chilló nervioso y sin entender la situación y su propia reacción.

El pequeño Leviathan no dijo nada ni tampoco se acercó, únicamente una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Poco después de eso, mandó a algunos de sus sirvientes a que le dieran ropa seca a Satan, permitiéndole pasar el rato con él para ver que más sucedería.

A medida que pasaba el tiempo, pasaron miles de cosas entre ellos. Al principio con la llegada de Lucifer no fue tanto problema, de los seis restantes, eran pocos los que realmente les agradaba el angel caído. Y aunque la llegada de alguien nuevo que gobernaba una tierra no le causaba problemas a Leviathan, lo que realmente le molestaba era el hecho de seguir creciendo y viendo como las cosas no le estaban saliendo como realmente quería. Estaba realmente frustrado y la envidia lo quemaba por dentro, desde hace años que finalmente pudo conectar con alguien de forma sincera, y ese alguien parecía (según él) demasiado estúpido para notar que estaba más conectado con él que con otro. Le tocó crecer sin entender sus propios sentimientos respecto a Satan, lo quería cerca todo el tiempo, que sus ojos solo lo miraran a él y que su mente estuviera plagada de su imagen, pero en cambio, sintió que se alejaba y conectaba con el rey de la codicia, siempre viendolos juntos, riendo y compartiendo, tanto de niños como de adultos. Le molestaba tener que apartar constantemente a Beelzebub cada vez que intentaba acercarse. Para Leviathan, Beelzebub no cambió nada desde que era niño. Pero sintió que todo fue en picada con la llegada de Solomon, al principio no le tomó tanta importancia y tampoco le interesaba mucho si estaba cerca o no, pero saber que Satan fue el primero en formar un contrato con él, y que de a poco lo iba cautivando, como a cientos de otros demonios lo estaba haciendo hervir de celos y envidia, hasta que un día, en un pub en Gehenna donde sabía bien que Solomon, Satan y otros demonios estarían compartiendo en la frialdad de la noche y la calidez de su compañerismo, apareció. Con una patada derribó la puerta del negocio y entró a pasos firmes y serios, llamando la atención de los habitantes del reino del rey de la ira, el cual estaba sentado al lado de Solomon, tomando un trago mientras reía, levantando la mirada para ver a Leviathan.

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⏰ Última actualización: May 12 ⏰

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【𝐖𝐇𝐁 | 𝑆𝑎𝑡𝑎𝑛 × 𝑇𝑜𝑑𝑜𝑠】Donde viven las historias. Descúbrelo ahora