Aurora || Suzume: after story

1.

-…Suzume- reconocía esa voz -¡Suzume!-

La imagen de Daijin apareció unos segundos en frente a ella con su juguetón gesto como si estuviera muy feliz de verla. Para cuando despertó noto el sudor en su espalda y una desorientación como si hubiera dormido por días completos dejando su mente aturdida, entonces recordó al pequeño gatito apretándole el pecho con melancolía. Hizo las cosas no del todo correctas y la metió en situaciones que le hicieron pasar momentos amargos, pero no le guardaba resentimiento.

Se alistó como cualquier otro día en una rutina matutina con la diferencia de que ahora usaba el uniforme de invierno además de una bufanda extra porque el frío invernal comenzaba a hacer presencia, se aseguró de cerrar la puerta y tomo la para ir bicicleta rumbo a la escuela, el sol era brillante pronosticando el día hermoso que le esperaba eso le hacía casi olvidar el extraño sentimiento que tuvo al despertar aun así hubo otra cosa que hizo que se olvidará hasta del frío que golpeaba en sus piernas. Una silueta que caminaba colina arriba como si ya hubiera recorrido ese camino infinidad de veces, lo conocía, era inconfundible más cuando levantó la vista para encontrarse con ella. Souta estaba de vuelta.
La bicicleta hizo un chirrido ante el freno y bajo el pie para mantener el equilibrio, se bajo tan rápido que tuvo que dar varios pasos en un intento de quedar de pie y asi poder lanzarse a los brazos del chico.

-Estoy de vuelta- la sostuvo con fuerza porque el también la extraño por el tiempo que estuvieron separados
-Bienvenido-

Paradójico el momento en el que pasar unos cuantos días juntos los hizo tener una conexión emocional tan fuerte bien podrían decir que llevaban años conociéndose y donde la idea de cada cosa nueva que conocerían de cada uno les hacía emocionarse.

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-Entonces ¿revisaste todas las puertas? -
-Cada ubicación marcada en el mapa de mi abuelo- paso la página -Estoy en el último lugar de la lista-

Eso significa que debía visitar la puerta, aquella dónde libero a Daijin, la gente no solía acercarse ahí por ser un lugar derruido y algo peligroso para estar explorando, pero ella había estado en ese lugar así que no le sería tan difícil.

-Te acompaño-
Souta sonrió - Sabía que dirías eso-

Se cambió con ropa cómoda al mismo tiempo que se colocó un par de botas muy parecidas a las del chico, debía admitir que se las compro recordó las de él.

El recorrer el mismo camino le parecía tan diferente, tal vez porque la última vez había entrado tan rápido que no tuvo tiempo de apreciar lo verde de las plantas que invadían con terquedad el pavimento al grado de romperlo dejando a su paso hermosas flores que daban un brillo especial por todo el lugar, por las casas abandonadas atravesaba tan pacíficamente la luz solar creando reflejos caleidoscópicos proyectándose con destellos en los cristales aún firmes ayudados por los estancamientos de agua haciendo aparecer una bruma de destellos con cada paso como si pequeños fuegos artificiales chisporrotearan a su alrededor.

Souta avanzaba con paso cautelosos a la par que confiados asegurando que el lugar donde pisará fuera estable, y ella lo seguía solo un poco por detrás, porque era como si a su alrededor escuchará voces, similar a cuando cerraban las puerta que el gato travieso abría, resonaban voces a su alrededor en cada objeto que miraba como si la vida volviera al lugar, podía escuchar el deslizar de la puerta corrediza en una librería, el caer de la lata en una máquina expendedora, la risa de un par de niñas al correr saliendo de la tienda de dulces así como la campanilla de viento tintineando en su ligero movimiento, la charla de la una señora con el vendedor de pescado, el tono de espera del teléfono público, el saludo de bienvenida de una madre a sus hijos, dos señores comiendo ramen después de un largo día de trabajo, ese lugar mostraba vida en cada objeto que veía como si aún fueran funcionales ante el recuerdo de una vida cotidiana.